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Rafael Poulain

La historia de la maldición de romper un espejo se remonta a muchos siglos antes de la invención de los espejos como los conocemos hoy en día, y es que los egipcios usaban espejos pero eran de materiales como el latón, cobre o aluminio.

En el siglo VI .C., los griegos adoptaron una práctica de adivinación llamada catoptromancia, la cual consistía en llenar de agua un cuenco de cristal y usarlo a modo de espejo para adivinar el futuro, si el cuenco se llegaba a caer o se rompía, era una terrible señal.
Porque se pensaba que los dioses no querían mostrar el futuro, quizá porque la persona que preguntaba no tenía.

Los romanos adoptaron la superstición pero ellos sostenían que la persona cambiaba cada 7 años y así se le añadió ese ciclo de tiempo.

Para cuando aparecieron los espejos como hoy los conocemos, eran una verdadera joya, con revestimientos de oro y plata que en Europa le daban estatus a la familia que poseyera uno.
Aunque en la antigua China muchas familia colgaban un pequeño espejo para ahuyentar a los malos espíritus (y probablemente a las suegras, no lo sé) para que al ver su reflejo salieran huyendo asustados y no entraran a la casa.
Y aquí se juntan las dos teorías del origen de la superstición, lo que me hace pensar que seguro inició en Italia, específicamente en Venecia, ya que ambas teorías tienen como escenario esa ciudad.
La primera teoría dice que el origen de la maldición como la conocemos empezó cuando un mercader chino del siglo XVI, cansado de que sus trabajadores rompieran los preciados espejos, les hizo creer que aquel que por descuido rompiera uno, tendría 7 años de mala suerte.

Sorprendentemente, los accidentes disminuyeron considerablemente.
La otra teoría dice que las familias adineradas cansadas de que los sirvientes rompieran los espejos al pulirlos o moverlos, les decían los mismo, así que no sabemos quién le copió a quien, el chino a las familias o al revés, pero el punto es que la leyenda inicia en Venecia.

Un estudio de Nicholas Epley y otro de Erin Whitchurch, Afirma que nuestra mente al vernos en un espejo nos hace ver más guapos de lo que en realidad somos

Así que los espejos además de traernos el mito de los 7 años de mala suerte, también nos miente y somos ¡FEOS!