El primer séxtuple homicidio ocurrido en la provincia tiene a tres reos imputados por delitos que los podrían llevar a prisión perpetua.
En los registros y en la memoria de policías y funcionarios judiciales del ámbito Penal en la provincia no se encuentra un antecedente, al menos en las últimas décadas, de un séxtuple homicidio como el sucedido el 7 de junio en la Unidad Penal de Victoria. A seis meses del hecho, el fiscal Eduardo Guaita tiene todas las pruebas en su legajo, y próximamente pedirá que la causa sea remitida a juicio, con tres jóvenes imputados por quemar vivas a las víctimas dentro de una celda, quienes podrían terminar con prisión perpetua.
Fueron 120 segundos que quedaron registrados en la prueba contundente que no dejó margen a las dudas: el video de la cámara de vigilancia del pabellón N° 3. En el mismo, se observa la emboscada perpetrada por Kevin Paniagua, de 20 años, Ramón Ismael Framulari, conocido como Bebe, de 19, y Maximiliano Exequiel Chamorro, alias Coyi, de 20. Los tres presos salieron de su celda, quemaron un colchón, lo metieron en la celda N° 2 y trabaron la puerta por afuera, hasta que llegaron los carceleros y comenzaron intentar rescatarlos.
El saldo fue de cinco personas muertas entre esos instantes y las horas posteriores, y otra más varios días después, otra sufrió heridas que lo dejaron entre la vida y la muerte. Eran los paranaenses Justo Silva, de 53 años; Marcelo Beber, de 31; Brian Alarcón, de 21; Francisco Coronel, de 19; y los victorienses Vladimir Casco, de 20, y Marcelo Rodríguez, de 30. Emilio Oscar Suárez, de 27, sufrió graves heridas en las piernas, y es el único sobreviviente.
Con las declaraciones testimoniales del personal penitenciario y de los otros internos del pabellón, solo restaba esperar los informes periciales que despejaran dos dudas centrales: si había dentro de la celda incendiada algún elemento combustible que ayudara a propagar el fuego, y si los autores del hecho estaban bajo efectos de alguna sustancia. En ambos casos, las pericias dieron negativas.
Con respecto a lo primero, los peritos de los Bomberos Zapadores determinaron que no se advirtió la presencia de acelerantes que pudieran ayudar a la combustión (alcohol o algún líquido similar, como se presumía). Los colchones, sábanas y ropa que había fueron suficientes para que se propagara el incendio rápidamente como sucedió.
De este modo se despejaron las sospechas que se habían generado en torno a si hubo alguna complicidad en el ingreso de acelerantes por parte de carceleros.
Sobre el segundo aspecto, los análisis de sangre y orina extraídos tanto a las víctimas como a los victimarios, arrojaron que ninguno estaba bajo efectos de alcohol ni de estupefacientes.
De este modo, la etapa actual de la causa es el trámite de elevación a juicio. En los próximos días, o inmediatamente tras la feria judicial de enero, el fiscal presentará ante el Juzgado de Garantías el pedido de remisión a debate de los tres imputados.
La acusación es por Séxtuple homicidio triplemente agravado, por haber utilizado un medio que crea un peligro común, por alevosía y por ensañamiento; y por Tentativa de homicidio, con los mismos agravantes. Los tres son imputados como coautores del delito, ya que en el video no se observa que alguno haya tenido un rol secundario. El plan fue concretado por los tres, cada cual con su tarea.
Ninguno de los tres declaró en las indagatorias, pero se estima que el móvil del ataque está relacionado con la forma de manejar el pabellón, que entonces era dirigido por Silva, en buenos términos.

Diario Uno