Andrés Rieznik: «Pensar que podemos aprender sin esfuerzo es creer que podés romper las leyes de la física»
Con la misma velocidad que puede difundir infinitas frases en un minuto es capaz de resolver complejas cuentas matemáticas y aceptar desafíos aritméticos con pases de magia en solo segundos. Andrés Rieznik es Doctor en Física, autor de libros como “Atletismo mental” y “Neuromagia” y un apasionado en buscar comprender el funcionamiento de la mente y los correlatos fisiológicos y neuronales en la toma de decisiones utilizando diferentes técnicas de ilusionismo, propias de un “mate-mago”, como a veces se define.
En los últimos años, a través de la conducción del programa “La liga de la ciencia” por la TV Pública, logró que muchos chicos y adolescentes se interesen por el conocimiento y los cálculos mentales, impensado por la resistencia y rechazo que suelen tener en los ámbitos educativos. “La matemática básica es fundamental para el pensamiento crítico, nos ayuda a razonar y pensar mejor, a pesar de la mala fama que pueda tener –explica contundente. Me refiero a que es clave para pensar sobre el pensamiento. Es decir, lo que surge de pensar sobre las ideas intentando refutarlas, evaluando su validez mediante razones y argumentos. La matemática nos ayuda a pensar mejor sobre cómo entendemos la realidad”.
-¿De la matemática depende nuestra salud cognitiva, también?
El cálculo mental ayuda a mantener el cerebro en forma en la medida que hagas esfuerzo. Cualquier aprendizaje te ayuda a mantener el cerebro en forma. La reserva cognitiva de cada persona tiene que ver con el esfuerzo que hace cada día. En ese sentido vale hacer crucigramas, jugar ajedrez, leer libros en la medida que se esté haciendo un esfuerzo. Pero si hago trampa y no estoy aprendiendo algo nuevo y me quedo en lo fácil, no estoy preservando mi salud cognitiva futura. No tiene que ser un cálculo matemático, sino concentrarse, poner foco en algo. Ahora para ser más inteligente hay que educarse permanentemente, aprender algo nuevo y hacer crucigramas no es eso. La única manera de mejorar la inteligencia es con educación y mantener el cerebro en forma.
-Menciona a la concentración, el hacer foco. ¿Cómo se logra en tiempos de multitasking, de hacer varias actividades a la vez?
Como decía recién, para aprender se necesita esfuerzo mental. Y hoy los jóvenes se dispersan muy fácilmente y necesitamos que la tecnología que los puede desconcentrar juegue a nuestro favor aunque no va variar el aprendizaje por ella sino que se necesita que se diviertan al aprender. Hay cosas que no van a cambiar con la tecnología que para aprender necesitas horas en la silla, concentración, porque depende de construcciones de rutas neuronales microscópicas que llevan tiempo en formarse. Pensar que podes aprender sin esfuerzo es creer que podes romper las leyes de la física.
-¿Qué aporta la escuela en ese sentido?
Les podríamos dar juegos donde puedan aprender matemática pero lamentablemente las políticas educativas no le prestan una especial atención. Hoy se pueden hacer aplicaciones de celulares para aprender lúdicamente matemática, por ejemplo, entendiendo la tragedia educativa en la que estamos viviendo.
-¿Cómo observa a el estado de nuestra educación?
Los últimos informes son desoladores, tristes porque cuando nosotros éramos chicos Argentina era el país que se destacaba por lejos en educación primaria y secundaria de todo el continente y hoy en desempeño en matemática estamos a la par de Panamá y El Salvador. Los maestros están muy preocupados en que los chicos sepan leer y escribir porque muchísimos no lo logran, que dejan a la matemática de lado y mucho más aún a las ciencias naturales. En educación nos va mal pero peor en matemática. Si bien es difícil, hace muchos años que está mal enseñada. En la secundaria es momento que se enseñe más probabilidad y estadística que sirve mucho más para la realidad en vez de insistir tanto con el cálculo. Además la matemática tiene su tiempo y en la escuela esperan que todos los chicos aprendan a la misma velocidad y eso no es así. La escuela ideal del futuro va cambiar bastante, habrá menos alumnos por profesor, unos diez o quince, y cada chico va aprender a su propio paso y estudiarán jugando con diseños tecnológicos adaptados para cada uno.
-En función del diagnóstico educativo que mencionaba, ¿qué más observa de la tecnología y las redes sociales?
Al contrario de lo que mucha gente piensa, el celular no te hace más tonto. Nosotros desarrollamos una aplicación para teléfonos que ayuda a que las personas a calcular más rápidamente y hay otras que te facilitan memorizar palabras u objetos. Pero si estas varias horas por día en las redes sociales sin hacer esfuerzo mental, eso no contribuye a tu formación. Por eso se nota mucha sobreestimulación del circuito neuronal que busca recompensa de manera sencilla. Los seres humanos somos muy visuales, un tercio de nuestra corteza cerebral se dedica al razonamiento visual y por eso te atrapan los videos, las imágenes ni hablar de los cuerpos sensuales que aparecen en los celulares. Así como no conviene comer azúcar y harina todo el tiempo, es igual al estar pegados a la pantalla para buscar aprobación social y hay que aprender a controlar los impulsos.
-En relación a lo que estamos hablando, en su último libro “Tabú, se interesó por la relación entre la ciencia y la moral. ¿A qué conclusiones llegó?
Nos enfrentamos a una avalancha de descubrimientos y tecnologías que transformarán radicalmente el entendimiento de nuestra naturaleza, conocimientos que redefinirán los contornos de lo humano y nos obligarán a repensar la relación entre ciencia y moral. En ese sentido, parto de la idea que las personas estamos sesgadas de alguna u otra manera y no vemos al mundo como es, sino a través de filtros perceptuales y mentales, que son diferentes en cada persona. La moral, entendida como el estudio del sufrimiento y el bienestar de los seres sintientes, debe ser estudiada mediante razonamientos y evidencias. Aceptemos que la ciencia es también un valor moral. Y que hay que estar abiertos a la constante revisión de las verdades. Pero no son las ideas (ni científicas, ni religiosas, ni artísticas, ni políticas) las que nos salvan y dan significado y propósito a nuestras vidas, sino las relaciones, los vínculos. Como decía Carl Sagan, cada uno de nosotros es, desde una perspectiva cósmica, precioso. Si un ser humano desacuerda contigo, déjalo vivir. En cien mil millones de galaxias, no encontrarás otro.
Señas particulares
Andrés Rieznik es Doctor en Física por la UNICAMP, Universidade Estadual de Campinas, Brasil, es comunicador científico, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella e integrante del Laboratorio de Neurociencias de esa institución. Conduce el programa “La liga de la Ciencia” en la Televisión Pública por la que ganó un premio Martín Fierro como Mejor Programa Cultural en el 2019. Fue durante casi quince años investigador del CONICET y se especializa en neurociencias. Es autor de los libros “Neuromagia”, “Atletismo Mental”, “Retos asombrosos” (con su hermano Tomás) y “Tabú” y dio dos charlas TEDx. Hace años presenta un espectáculo didáctico humorístico llamado “Hu