Cuidados femeninos: cuándo hacer una consulta con el mastólogo
La visita al profesional mastólogo -especialista indicado para el tratamiento de las afecciones mamarias- suele ser una tarea que, en la mayoría de los casos, las mujeres sólo realizan cuando perciben algún síntoma extraño en sus mamas, como por ejemplo, palparse un nódulo.
Sin embargo, desde la Sociedad Argentina de Mastología (SAM), entidad científica que vincula a profesionales médicos para difundir y profundizar el estudio de las patologías mamarias, sugieren que el primer encuentro con el mastólogo debería realizarse con el objetivo de prevenir posibles afecciones en las mamas.
En este sentido, es fundamental la tarea del profesional mastólogo en conjunto con el paciente, generando conciencia de la importancia de la prevención y detección temprana de la enfermedad.
En relación a esto, y a modo de cierre del mes de prevención del cáncer de mama, el miembro de la SAM Francisco Terrier sostuvo que si bien el concepto de prevención para la población en general implica algo así como «no tener nada», considerándose un sinónimo de evitar, en medicina prevención es un término mucho más amplio. «Existe, por un lado, la prevención primaria, en la cual la intervención médica que se efectúa es para, efectivamente, evitar una posible patología o enfermedad, un claro ejemplo sería la vacunación. Pero debemos mencionar, por otro lado, un segundo nivel de prevención, denominado prevención secundaria«, especificó el especialista, quien remarcó que desde la SAM hacen hincapié en esto, basado en el diagnóstico precoz. «Si bien la patología detectada ya se encuentra presente en el organismo, permite que la enfermedad sea diagnosticada de manera temprana, logrando así su curación en altos porcentajes», destacó.
La visita de prevención al mastólogo, entonces, es la que efectúa la paciente que, aunque no tenga ningún síntoma, se acerca al profesional para realizar un control que permita elaborar un diagnóstico o ratificar el buen estado de salud de las mamas.
«Durante el primer encuentro, es fundamental que el mastólogo consulte y evalúe los antecedentes personales de la paciente, tanto en referencia a patologías mamarias previas -malignas y benignas-, como así también respecto de los antecedentes familiares en este tipo de enfermedades. Puede ser que, en función de la información obtenida, el especialista brinde recomendaciones diferentes en cuanto al tipo de estudios a realizar y a la frecuencia de los mismos», afirmó Terrier.
Por otro lado, en los casos en que en la visita de prevención se establezca que hay alguna anomalía mamaria, ya sea en el examen físico o en alguno de los estudios de imágenes efectuados -generalmente, la mamografía-, deberá el profesional mastólogo determinar cómo continúa el proceso y, en caso que fuera necesario, efectuar algún tipo de estudio adicional, control diferenciado o tratamiento, con las considerables ventajas de haber detectado dicho síntoma de manera temprana.
En el terreno del cáncer de mama, los beneficios de la prevención secundaria son excepcionales. El porcentaje de curación está directamente asociado al momento de detección de la patología. Cuando se diagnostican lesiones de 0,5 centímetros y se las trata, la curación se logra en el 95% de los casos y con tratamientos menos agresivos. Si al momento de la detección la lesión tiene 2 centímetros, se logra la curación en el 80%. Este porcentaje se reduce a un 65% cuando las lesiones ya poseen 5 centímetros.
Más allá de estos aspectos, es muy importante que la mujer aprenda a conocer sus mamas. Lo ideal es realizar una consulta anual con el mastólogo, entre los 35 y los 37 años de edad en pacientes con exámenes clínicos normales, sin antecedentes familiares. En pacientes con antecedentes de familiar directo, se recomienda realizar la mamografía 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano, que por lo general, es a los 30 años.
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