Dos caras del pago a los jubilados
Fueron dos comportamientos simultáneos y sin aparente conexión, pero que forman parte de una nueva etapa de la política económica del gobierno de Mauricio Macri.
Mientras el Presidente anunciaba la decisión de cancelarle la deuda y mejorar los haberes de 2.400.000 jubilados, en el mercado financiero el precio del dólar volvía a bajar cinco centavos para ubicarse en $ 14,29.
Dos caras de una realidad particular: el Gobierno, anunciando que de ahora en más destinará $ 75.000 millones anuales para mejorar las condiciones de una parte importante de la clase pasiva y, por otro lado, un mercado cambiario caracterizado por el ingreso de divisas ante lo que se viene, presentando como un nuevo escenario financiero en el que el Banco Central está siendo presionado para que salga a comprar dólares para evitar una baja mayor del precio.
Y esas dos caras se unen en un punto que es la nueva estrategia oficial de tender a expandir el gasto para mejorar las condiciones de los jubilados pero, también, para favorecer una mejora del consumo de la gente que, a su vez, pueda actuar como motor para reactivar la economía en el esperanzado segundo semestre del año.
El optimismo para con la clase pasiva quedará envuelto en el hecho de que el Gobierno cuenta con financiamiento para asumir el gasto de su decisión en materia previsional y descansa en el resultado del blanqueo de capitales que formará parte del paquete de proyectos de ley que enviará el lunes próximo al Congreso para su rápido tratamiento.
Que la plata del blanqueo sirva para cancelar una deuda con los jubilados que aportaron durante su vida activa constituye un argumento de defensa fuerte del oficialismo en el Congreso, a pesar de los cuestionamientos que surgirán de los economistas que se opondrán por considerar que una mejora en las jubilaciones no debería financiarse con un ingreso de fondos que se dará por única vez.
Las necesidades de la gente y del Gobierno se unen en otra, que es la de crear condiciones para que mejore una economía que hace más de cuatro años que está estancada y sin señales claras de poder superar esa realidad en el cortísimo plazo.
Esa expansión del gasto, que se sumará al destinado a obras de infraestructura, se intentará hacerla en forma simultánea a la búsqueda de tranquilidad cambiaria en el intento de serenar la inflación.
El pago de la deuda y la mejora de las jubilaciones encuentran ahora un contexto de serenidad cambiaria que viene explicado por una nueva realidad: la Argentina consigue crédito. Esperemos usarlo bien.
Escribe: Daniel Fernández Canedo
Clarin
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