El campo espera los efectos de un fenómeno de El Niño «temprano»
De acuerdo a las previsiones meteorológicas, el informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires anticipa al iniciarse la primavera 2015, los efectos del desarrollo de «El Niño» comenzarán a hacerse sentir con fuerza, intensificándose la circulación tropical y temprano del fenómeno, y su intensidad podrá «igualar o superar a los observados en las temporadas 1982/83 y 1997/98, los más vigorosos registrados con instrumentos modernos».
Debido a la compleja interacción de factores que dominan el clima sudamericano, «debe esperarse una sucesión de escenarios contrapuestos, que se irán sucediendo a lo largo de la temporada» aunque se precisó que «es probable que la primavera observe el pico de acción del fenómeno, mientras que el verano sería algo menos intenso».
A partir de las consecuencias de El Niño, las distintas actividades agrarias experimentarán una combinación de ventajas e inconvenientes.
La actividad ganadera tendrá «buena disponibilidad de forraje, pero problemas sanitarios y de piso, causados por los excesos hídricos que se esperan. Asimismo, se darán lapsos prolongados con fuertes calores y alta humedad atmosférica, que estresarán al ganado, perjudicando especialmente a la producción lechera», precisó el informe para la región.
Entre los cultivos invernales, «el trigo y los demás cereales de invierno sufrirán problemas por los excesos de temperatura y humedad», y si bien «se producirán entradas de aire polar, que proveerán frío se intercalarán lapsos cálidos que harán perder la mayor parte del frío acumulado haciendo que este requerimiento bioclimático no logre satisfacerse adecuadamente».
«Adicionalmente, su etapa reproductiva de fines de invierno y comienzos de primavera, será afectada negativamente por la alta incidencia de enfermedades producida por los excesos de temperatura y humedad, así como por la posible ocurrencia de tormentas graniceras», advirtió el documento de la Bolsa de Cereales.
En cuanto a los cultivos estivales, se estima que por su buena respuesta a condiciones de calor y humedad, «el maíz y la soja responderán bien a las condiciones esperadas», pero deberá preverse «una fuerte presión de malezas, plagas y enfermedades», todo acompañado por «el riesgo de tormentas graniceras».
«Las cuencas de los ríos de llanura, tal como son los casos del Río Salado de la provincia de Buenos Aires y de Santa Fe, se mantendrán en riesgo de inundaciones debido a la posibilidad de que se produzcan fuertes lluvias locales», alertó el informe.
Por su parte las zonas ribereñas bajas del Litoral Fluvial «se verán expuestas a las crecidas de los grandes ríos debido a precipitaciones abundantes que se producirán en sus cuencas, tanto en los tramos inferiores, dentro del país, como en sus altas cuencas, ubicadas fuera del país, en territorio de Bolivia, Paraguay y Brasil».
Con este conjunto de irregularidades exhibidas por el agroclima durante las últimas campañas agrícolas, el informe indicó que «no es prudente hacer cálculos exitistas, y que debe dejarse siempre un margen de seguridad en las proyecciones económicas y productivas que se realicen».
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