El fenómeno Leda dispara el turismo religioso en Rosario
Los feligreses de Leda se concentran desde muy temprano cada martes para presenciar sus encuentros.
La irrupción de Leda Bergonzi, la mujer a quien se le atribuyen poderes de sanación, disparó el turismo religioso en la ciudad. Tanto es así que ya es un epicentro del denominado “turismo de la fe” que ya tenía al padre Ignacio Peries, como otra gran figuro convocante. Miles de fieles que llegan a Rosario, transitan por sus calles, visitan templos y participan de oficios religiosos en varios momentos del año. Una fe que mueve montañas, pero también cientos de colectivos con visitantes de diversas latitudes del país.
El Vía Crucis de Ignacio es el acontecimiento masivo más representativo de este fenómeno social y religioso. Por las diversas estaciones en Semana Santa ha llegado a transitar un millón de personas en las calles de barrio Rucci. Y las bendiciones de los sábados a las 18, y domingos a las 8 y a las 18 son esperadas por cientos de fieles que colman la capacidad de las instalaciones del salón parroquial, la parroquia y hasta el patio. Los colectivos se estacionan en las inmediaciones. Y luego, en la semana, están los turnos para encontrarse.
Leda es protagonista de un meteórico ascenso de popularidad. De la Iglesia del Pilar a la Catedral, de allí a la parroquia de Sagrado Corazón y luego al templo de Pichincha Inmaculada Concepción hasta su llegada al ex predio de la Rural. Un dato contundente y oficial: en una semana la mujer de 44 años pasó de convocar a 6 mil personas en los galpones de 27 de Febrero y Oroño a reunir el martes pasado12 mil personas. Otro récord que supone que siga creciendo.
Cada agencia que se dedica a reunir chárters de fieles ya tiene reservados al menos 6 colectivos, a un precio de 12 mil pesos por pasajero. Los asistentes esperan la bendición que, como este martes, tuvo a Leda hasta las 5 de la madrugada y casi afónica.
Luego se debe contemplar en el calendario cristiano las fechas que mayor magnitud de feligreses atraen. Semana Santa, con los Vía Crucis tanto en Rucci como en la zona del Monumento a la Bandera organizado por la Catedral.
Todas estas concentraciones de público mueven una logística impresionante: ómnibus que llegan desde diversos puntos del país, organizadores, lugares para comer, moverse, sitios para dejar los autos particulares, ambulancias, personal estatal y voluntarios. Y ni hablar del alquiler de departamentos temporarios que algunos fieles usan en la espera previa a cada encuentro. Una actividad religiosa que mueve la rueda económica de Rosario también en cuanto a vendedores ambulantes, puestos de comida, quioscos, taxis, colectivos y hasta cuidacoches.
Consultada por La Capital, la secretaría de Turismo, a cargo de Alejandra Mattheus, brindó un panorama de esta situación. «Es un turismo muy particular. Esto se debe a que está motivado por varios factores: tanto por las creencias de los visitantes, los intereses patrimoniales y arquitectónicos de las iglesias o lugares de reunión de una comunidad religiosa, o la convocatoria de un líder religioso o carismático», indicaron.
En este marco, se implementó el proyecto “Circuito turismo de la fe en el área metropolitana”. Es a escala regional porque los innumerables atractivos que existen en Rosario se complementan con el convento San Carlos en San Lorenzo, el Santuario de la Virgen de San Nicolás y la Abadía Benedictina de Victoria, entre otros sitios.
En este sentido, se firmó un convenio de colaboración interprovincial y municipal, entre Victoria, San Nicolás, San Lorenzo y Rosario para la planificación, publicación y difusión del circuito interprovincial con el objetivo de promover esta modalidad de viaje motivada por la búsqueda espiritual, las convicciones religiosas y el interés por conocer el patrimonio de arte sacro en la región.
También se trabajó en el proyecto del “Circuito de patrimonio vinculado a los distintos credos”. Tiene como objetivo incentivar el turismo receptivo a través de los valores de la fe y los culturales de los edificios religiosos resaltando las características históricas y religiosas del patrimonio arquitectónico de la ciudad, relacionado con los dogmas de fe.
Así se generó un recorrido inclusivo en cuanto a los credos, ya que estableció la integración al circuito turístico a todas las religiones que poseen edificios dentro del casco histórico de la ciudad (el río Paraná, avenida Pellegrini y bulevar Oroño).
Para acompañar el proceso de comercialización y dinamización de la cadena de valor de los productos de Turismo de la Fe, se trabajó en diferentes oportunidades con los miembros de la Asociación Rosarina de Agencias de Viajes (Arav), en particular con las agencias receptivas de la ciudad
Además, cuando surgen emergentes que generan fenómenos sociales, la ciudad los incorpora a su planificación estratégica distintas acciones para la correcta recepción de los visitantes en función de garantizar la hospitalidad de los mismos.