“En 2020 hablaremos más con un bot que con nuestro novio”
Rebeca G. Marciel (Madrid, 1978) es ingeniera de telecomunicaciones y tiene un Executive en Harvard. Escribe crítica teatral y es cofundadora de la startup Opensalud; aspira a trabajar en un campo que fusione ciencia y arte.
Pregunta. ¿Ahora qué hace?
Respuesta. Dirijo Consultoría para Gartner en España y Portugal. Nuestros analistas y consultores investigan y hacen pronósticos sobre el futuro en relación a la tecnología, por ejemplo.
P. ¿Y hacia dónde va?
R. Hay varias tendencias. Por ejemplo, Internet de las cosas. En 2020 tendremos unos 20 billones de dispositivos conectados, excluyendo teléfonos y ordenadores. Vehículos, hogares, de todo tipo: capturan datos y generan información a partir de algoritmos. La manera de consumir será, cada vez más, a través de chatbots. La gente empieza a dejar de enviar mensajes para mantener conversaciones con sus bots (tu Siri o el bot que tengas). Y aquí entra la inteligencia artificial. En el futuro cercano el algoritmo interpretará la inflexión en tu tono y entenderá cada vez más el contexto, dónde estás, el dispositivo que usas o la temperatura a la que te encuentras: será capaz de entender cada vez mejor tu deseo o necesidad. Y es más conversacional. En 2020 tendremos más conversaciones con bots que con nuestros novios.
P. ¿Intrascendentales, también?
R. Yo tengo mucha confianza en el poder de los datos y en la inteligencia artificial. Ha conquistado el control de los medios de producción y la automatización de tareas básicas. El siguiente paso es la comunicación: convertirse en una persona que está al otro lado y que te ayuda en determinadas tareas.
P. Insisto: ¿puede no ayudar? Ahí entra otro tipo de debate: ¿puede no ser un instrumento para nuestro uso? ¿Algo más cercano a una persona?
R. Puede ser creativo. Puede conectar patrones e ideas, así que si introduces algo aleatorio la inteligencia artificial puede generar un impacto. Introducir una disrupción en la cadena de conexión en un humano tiene una capacidad limitada; un ordenador la tiene ilimitada. En procesos creativos cada vez habrá más inteligencia artificial.
P. Las emociones.
R. Las tragedias griegas siempre estarán vigentes. Los seres humanos somos capaces de controlar y poner límites a lo que no queremos que suceda, y que la inteligencia artificial tenga emociones (entre ellas la ambición) es una de esas cosas.
P. Usted defiende que la vida será más fácil, pero Internet sigue siendo muy complejo para mucha gente.
R. Ya se ha reducido la creación de aplicaciones para móviles. Se consumen menos. Nuestra capacidad de atención se consolida, y cada vez más las marcas individuales dejan sus aplicaciones y se suman los gigantes tecnológicos: Apple, Facebook, Google, Amazon, Baidu, Tencent, Alibaba. Los servicios que consumimos actualmente en múltiples aplicaciones estarán integrados en pocas plataformas. Se trata de simplificar: si desde whatsapp, por ejemplo, puedes pedir comida, pedir un taxi o comprar ropa, usas un canal, eliminas varias aplicaciones y ahorras muchas gestiones.
P. Las marcas.
R. Perderán relevancia. La sofisticación de sistemas de recomendación permite personalizar la oferta al individuo con nombre y apellidos y al momento. La marca concreta que adquieres pasa a un segundo plano. Cada vez más, dejaremos de buscar marcas: pasaremos a ser más pasivos, receptores y compradores de buenas recomendaciones de productos y servicios.
P. Usted empezó a trabajar con inteligencia artificial a los 19 años.
R. Recuerdo un caso que apliqué cuando ejercía de ingeniera entonces, en Telefónica. Diseñamos un algoritmo basado en redes neuronales artificiales para predecir fraude en cabinas de teléfono públicas -antes de que el fraude se produjera de forma masiva-, analizando datos históricos y en tiempo real de consumo y otras variables de contexto (todos recordamos el ingenio de los españoles con las monedas atadas a un hilo). En la actualidad, se ha disparado el uso de algoritmos y métodos relacionados con el aprendizaje máquina: predicción de averías en industria, trading financiero, detección de fraude, prevención en ataques de ciberseguridad, recomendaciones, etc. Hay bancos que, con el uso de imágenes, datos y serie histórica, saben en qué cajero y a qué hora hay más probabilidades de que se produzca un atraco.