El máximo tribunal debe analizar el fallo de Casación, que había confirmado la perpetua para Wagner pero ordenó juzgar de nuevo a Pavón.

Tres años después del femicidio de Micaela García, el expediente se encuentra en el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia, tras un largo recorrido por diferentes instancias judiciales, y aún con varias más por delante. El miércoles, la foto de la joven de Concepción del Uruguay asesinada en Gualeguay el 1° de marzo de 2017 se multiplicó en las redes sociales, con palabras de recuerdos, de dolor y de reclamos por justicia y contra los femicidios. Mientras, el violador serial Sebastián Wagner cumple la condena de prisión perpetua en la cárcel de Paraná, y su patrón en el lavadero de autos y camiones, Néstor Pavón, lleva tres de los cinco años de encierro que le impusieron por encubrimiento, en la cárcel de Gualeguay; pero la acusación quiere sentarlo en un nuevo juicio por coautor del crimen de género. Aquí sigue estando el aspecto más controvertido en la causa.

Para entender qué y por qué debe resolver ahora el máximo tribunal de la Provincia, hay que recordar el derrotero que ha tenido el expediente, en una maraña de tecnicismos del proceso penal.

A fines de 2017 se hizo el juicio a Wagner, Pavón y Gabriel Otero (hijo de la pareja del primero). Wagner fue condenado a la máxima pena por el homicidio agravado, Pavón a cinco años por encubrir la fuga de aquel, y Otero fue absuelto. El tribunal presidido por Roberto Cadenas, afirmó: “Queda probado que Wagner abusó sexualmente de Micaela García con acceso carnal y luego procedió a asfixiarla con alevosía para lograr su impunidad y en un contexto de violencia de género”. Respecto de Pavón, consideró que, tal como él confesó, ayudó a Wagner a irse a Moreno, pero no por problemas con su pareja, sino porque sabía que su empleado había cometido el crimen, aunque no les quedó claro el motivo de tal encubrimiento.

Luego de esa sentencia, todos presentaron recursos de casación: la Fiscalía y la querella, por considerar que Pavón debía ser condenado por el femicidio; Wagner, con su versión de que él abusó a la víctima pero el que la mató fue Pavón; Pavón, porque sostiene que ni participó del asesinato ni pretendió encubrir a su empleado.

La causa por el femicidio de Micaela García llegó al STJ.

La causa por el femicidio de Micaela García llegó al STJ.

A mediados del año pasado, la Cámara de Casación Penal de Paraná, con cierta fama de dictar sentencias mayormente a favor de la Fiscalía, resolvió tal como había pedido la acusación: confirmó la perpetua para Wagner y ordenó hacer un nuevo juicio contra Pavón, al coincidir con fiscales y querellante sobre la coautoría del mismo en el femicidio. Los camaristas Marcela Davite, Marcela Badano y Hugo Perotti afirmaron que se carecía de una fundamentación adecuada, no se brindaron respuestas suficientes respecto de su accionar, no se valoró la prueba de manera conjunta, y se aplicaron criterios distintos o contradictorios en la evaluación de las probanzas. Sostuvieron que es más probable que Pavón, al ayudar a Wagner a escapar, se estuviera “autoencubriendo”.

Aquí, los defensores de cada condenado pidieron a esta cámara poder llevar sus reclamos al Superior Tribunal de Justicia. Los jueces de Casación le dieron tal permiso a Wagner, pero se lo denegaron a Pavón. Por esto, la defensa del dueño del lavadero presentó, a fines del año pasado, una queja al STJ por considerar injusto ese rechazo, y tuvo el visto bueno del máximo tribunal. Ahora, la Sala Penal del STJ revisará la sentencia de Casación.

Esta instancia llegará posiblemente luego del receso invernal de este año, ya que por la cuarentena obligatoria se han postergado muchas audiencias y se corrió el calendario.

Respecto al planteo de Wagner, lo más probable es que su condena quede firme de una vez por todas. Es más espinosa la situación respecto a Pavón. Su defensor oficial Gaspar Reca (quien asumió la defensa a fines del año pasado) logró que el STJ le diera la razón en cuanto a que el reclamo de Pavón debía llegar al máximo tribunal. Sus argumentos son varios, entre ellos que Casación valoró el pedido del fiscal Gamal Taleb, y del querellante Jorge Impini, pero ni siquiera analizó el planteo de los entonces defensores del dueño del lavadero (Andrés Carvajal y Horacio Barreto).

Además, sostiene que la Fiscalía, en el juicio, había postulado dos pedidos al tribunal de Gualeguay: uno de prisión perpetua para Pavón por el femicidio; otro, alternativo, de cinco años por encubrimiento. Como los jueces atendieron el segundo requerimiento, el defensor considera que la acusación se debió haber conformado y, por lo tanto, no debieron permitirle haber insistido con la otra hipótesis.

En este marco, los vocales del STJ Daniel Carubia, Claudia Mizawak y Miguel Ángel Giorgio podrían resolver: confirmar el fallo de Casación y por lo tanto la condena a Wagner y el nuevo juicio a Pavón; anular por completo el fallo de Casación para que se renueve esta instancia, con otros jueces diferentes; o confirmar, por un lado, la condena contra Wagner y ordenar, por otro, que un nuevo Tribunal de Casación dicte una nueva sentencia que analice los argumentos de la defensa de Pavón.

En caso de resolver la primera opción, posiblemente el año próximo se haría el segundo juicio contra Pavón. Con la segunda o la tercera, lo más probable es que la Fiscalía recurra ante la Corte de Suprema de Justicia de la Nación, y así pasaría mucho tiempo hasta que se pueda darle un cierre, de alguno u otro modo, a esta causa.

Además, el dueño del lavadero está en una situación particular: lleva tres años detenido con prisión preventiva y, teniendo en cuenta la condena de cinco años de prisión, ya estaría pronto a obtener la libertad condicional o al menos las salidas transitorias. Por lo tanto, luego de la dilatada instancia ante el STJ, posiblemente pedirán su excarcelación.

Cabe recordar que antes del juicio de 2017 había sido condenado mediante un procedimiento de juicio abreviado Fabián Ehcosor, la pareja de la madre de Wagner, por haberle dado resguardo en Moreno durante los días en que estuvo prófugo. Acordó tres años de prisión condicional por encubrimiento.

Entonces, pasados tres años del femicidio, el único que ha salido indemne es el juez de Ejecución de Penas de Gualeguaychú, Carlos Rossi, quien había liberado a Wagner (condenado por dos violaciones) pese a los informes desfavorables de los profesionales. Hubo siete pedidos para su destitución, pero un jurado de enjuiciamiento integrado por autoridades de los distintos poderes del Estado, ministerios públicos y organismos afines lo absolvió. Rossi sigue ejerciendo su cargo en el sur entrerriano.

“Hermanadas para que sus sueños sean realidad”

Al recordar que se cumplían tres años del femicidio de la joven, la Fundación Micaela García publicó un mensaje en sus redes sociales, donde deja en claro su postura: aquel 1° de abril a la madrugada, Micaela “volvía de disfrutar de una noche con sus amigos/as y compañeros/as de la facultad en el boliche King de la localidad de Gualeguay -Entre Ríos- cuando fue secuestrada, violada y asesinada por Sebastián Wagner, con la complicidad de Néstor Pavón y por la incompetencia del juez Rossi”.

Asimismo, recordaron que “en diciembre del 2018 se sancionó la Ley 27.499 conocida como Ley Micaela, que busca prevenir, sancionar y erradicar la violencia que ejecutan los agentes del Estado contra las mujeres y las disidencias, a través de capacitaciones transversales, obligatorias y permanentes en perspectiva de género”.

“Hace tres años nos unió el dolor de su pérdida, hoy nos mantenemos hermanadas para que sus sueños de una patria igualitaria y feminista se conviertan en realidad”, afirmaron.

Cabe reproducir parte del artículo publicado en la página 2 de UNO (Hoy por hoy) del 10 de enero pasado, del periodista Alfredo Hoffman: “El femicidio de Micaela García causó tal conmoción que difícilmente pueda escapar a la memoria colectiva. En pocas horas hubo marchas multitudinarias en todo el país, manifestaciones de dolor en la sociedad y repercusiones en las instituciones y medios de comunicación. Pero no fueron solamente las características de aquel aberrante crimen las que lo hicieron inolvidable; sino que también tuvo peso el perfil de Micaela: militante barrial y feminista, solidaria y comprometida con las causas sociales”.