Los tratamientos con cannabis para mascotas son cada vez más frecuentes
Las terapias se utilizan en perros, gatos y animales silvestres. Veterinarios rosarinos atendieron, incluso, a un tigre de un zoológico de Córdoba
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
La terapéutica con aceite de cannabis ayuda a la perra Vía a descansar mejor y a estar más activa.
Vía tiene el pelo oscuro y el hocico completamente blanco. Su dueña la encontró sentada, casi sin moverse, en el paso ferroviario de Mendoza y Paraná hace ya ocho meses. Inmediatamente, se dio cuenta de que la perrita necesitaba ayuda y le pidió colaboración a una vecina para llevarla a su casa. “La vimos ensangrentada y pensamos que había tenido un accidente”, recuerda Ana. Pero el veterinario le devolvió un peor diagnóstico: su nueva mascota tenía un tumor en la vagina que le generaba frecuentes infecciones. Intentó operarla sin éxito y desde entonces sigue un tratamiento con aceite de cannabis que “le ayuda a descansar mejor y a estar más activa”, asegura Ana.
Los tratamientos con cannabis son cada vez más frecuentes en veterinaria. Los dueños de perros y gatos se interesan cada vez más por esta nueva terapia usada para calmar dolores crónicos, entre otros problemas. Sin embargo, el uso de estos aceites y cremas en veterinaria aún no está regulado y los profesionales reclaman que se los incluya en programas de cultivo y de investigación sobre los beneficios de esa terapéutica.
La ley 27.350 sobre uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados se aprobó en marzo de 2017, pero recién se reglamentó hace dos años. Desde entonces, la utilización de derivados del cannabis para tratar patologías humanas tiene un marco legal y tanto obras sociales como prepagas cubren los tratamientos.
Sin embargo, la utilización de cannabis en veterinaria aún permanece en la sombra. Los profesionales no pueden ingresar al Registro del Programa de Cannabis (Reprocann), en el que se inscriben los cultivadores que producen aceites o cremas y los profesionales de la salud que recetan el cannabis.
Aun así, los tratamientos con cannabis en mascotas se realizan en casi todo el país. En agosto pasado, se presentó la Primera Encuesta Nacional de Personas que Usan Cannabis, realizada por la revista especializada THC y el Centro de Estudios de la Cultura Cannábica Argentina (Cecca) con investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). El relevamiento incluyó a 64.646 personas de entre 16 y 92 años. El 0,4% de las los encuestados aseguró darle aceite de cannabis a sus mascotas.
Un programa nacional
Gastón Nielsen es veterinario, tiene su consultorio en la zona oeste de Rosario, y desde hace cuatro años integra el área de veterinaria de la Asociación de Usuarixs y Profesionales para el Abordaje del Cannabis (Aupac). También es uno de los voceros de Veterinarios Cannábicos Argentinos, una entidad que reúne a profesionales de todo el país que supervisan distintos tipos de tratamientos en base a la planta de cannabis.
“Vemos que año a año crece la demanda de estos tratamientos y vemos también los beneficios que tiene el cannabis para nuestros pacientes, por eso necesitamos estar incluidos en las normas sobre uso legal del cannabis o generar una nueva ley para el uso veterinario”, explica.
Nielsen destaca que existe variada evidencia sobre las ventajas del uso del cannabis en todos los mamíferos. “Todos los animales tienen un sistema endocannabinoide y hay evidencia de las ventajas de estas terapias tanto en perros y gatos como en animales salvajes”, sostiene y recalca que estos tratamientos siempre deben estar acompañados de un profesional y realizarse con aceites seguros, es decir aquellos que permiten conocer cuál es su contenido de THC y CBD, los dos compuestos químicos más conocidos de la planta.
De acuerdo a la experiencia de los veterinarios, el cannabis tiene sobradas ventajas en la clínica. Sobre todo se utiliza para tratar el dolor ostioarticular, frecuente en los animales adultos, también como antiinflamatorio, para formas crónicas de deterioro hepático renal, convulsiones o epilepsias que no funcionan con otros tratamientos. También para patologías oncológicas, para acompañar la quimioterapia, o en enfermedades terminales.
Según destaca Nielsen, cada vez mas tutores se abren a estos tratamientos. “Antes había que explicar detenidamente de qué se trataba y el beneficio que tenía para la mascota. Ahora llegan directamente pidiendo el tratamiento”, dice.
En buenas manos
“Empecé a probar el tratamiento con cannabis con algunos pacientes, trabajando desde la sombra en la parte legal, pero actualmente ya somos un grupo de colegas que nos enriquecemos con nuestros casos clínicos, que compartimos la experiencia de tratamientos y hacemos formulaciones de aceites”, cuenta Marcos Malervi.
El veterinario se interesó por el tema hace unos tres años y después de participar de una capacitación brindada en el Colegio Veterinario. “Me interesó la posibilidad de valerse de la planta y dejar de lado algunos medicamentos”, explica.
Malervi apela al cannabis sobre todo en gerontología oncológica. “Le cambia la vida no solo al animal, sino a toda su familia, porque se despiden del mundo infinitamente bien y las personas que lo acompañan ven que el animal no se queja, que duerme bien”, cuenta.
Como Nielsen, asegura que las consultas están en aumento. “Recibo pacientes polimedicados, perros y gatos que toman un montón de medicamentos y que siguen con dolores crónicos; pero además los fármacos que toman les afectan el hígado, el riñón, el estómago”.
De todas formas, aclara, que el cannabis complementa pero nunca reemplaza el tratamiento convencional. No se trata de una solución mágica, “demanda un acompañamiento diario, esperar a que el animal responda, cambiar las formulaciones o las dosis para que empiece a evolucionar”.
El tratamiento no solo se aplica a mascotas, también a ejemplares de fauna salvaje que habitan zoológicos o reservas. Incluso animales de gran tamaño. “Nos han solicitado incluso hacer formulación para un tigre de un zoológico de Córdoba que tenía un linfoma. Al momento de recibir la consulta, el animal tenia un linfoma y cumplía con una terapia convencional, pero hacía diez días que no comía. Entonces, amamos una formulación, se la mandamos y el animal empezó a comer. Está fantástico. No se va a curar, pero va a tener una mejor vida”, cierra Malervi.