En una extensa jornada judicial que se extendió hasta pasadas las 22:30 de este jueves tuvo lugar la cuarta audiencia en el juicio que se sigue en los tribunales de Concordia contra los 18 agentes imputados por los hechos del 8 y 9 de diciembre de 2013. El ex Jefe de Policía, Lucio Villalba, prestó su testimonio ante el tribunal y afirmó: “Durante esos días estuve despojado del mando de la Jefatura”, agregando que fueron más de 24 horas de toma.

“El jefe de Operaciones tuvo contacto con los jefes de las comisarías, pero no había eco porque en algunos casos ellos estaban trabajando solos”, sostuvo y agregó: “No podía moverme en los pasillos porque eran agresiones verbales y amenazas todo el tiempo. Fue un ataque violento, cobarde y artero”, aseguró.
Este jueves por la mañana se vieron las filmaciones que presentó como parte de las pruebas recolectadas por la fiscalía, entre los que estuvieron una serie de videos de teléfonos secuestrados a los imputados, y a los que se les sumó las grabaciones aportadas por los medios de prensa locales y nacionales que esos días daban cobertura a los hechos en Concordia.
La declaración de Villalba comenzó a las 19, bajo una sala ansiosa y al mismo tiempo nerviosa por escuchar el testimonio de ex Jefe Departamental. Relató que en los días previos había recibido el petitorio de aumento salarial que le acercaron un grupo de esposas de los agentes y que lo había elevado a las autoridades provinciales. Narró que en la mañana del domingo tuvo la noticia que el gobierno provincial anunciaría un aumento el lunes o martes siguiente, por lo que ese mismo mediodía tomó la determinación de anticiparlo en una reunión a los Comisarios y Subcomisarios de cada repartición.
Añadió que durante la tarde-noche del domingo, previo conocimiento de una movilización de familiares hacia la Plaza 25 de mayo, esperó en la puerta de la Jefatura a que llegaran para darle a conocer la novedad. “En un momento dado un grupo de mujeres seguidos de funcionarios nos atropellan, y nos rocían con gas lacrimógeno. Nos agreden”, indicó Villalba, explicando que para protegerse se tapaba el rostro y la cabeza. “Recibí varios golpes. Hice tope sobre la placa de caídos y los santos. En ese momento, había varios funcionarios como Biderbós, Differding, Gómez, Lacuadra”, detalló, ampliando que “algunas mujeres tenían maderas e intentaban golpear. No sabía que pasaba con Silva y con el resto de los funcionarios, era conmocionante lo que ocurría: había gritos, bombos y pirotecnia”.
En el medio de ese caos, Villalba recordó que tenía la vista disminuida del lado derecho y que fue trasladado hasta su oficina, con la respiración complicada, ya que días antes había estado internado por neumonía.
El agente con más de 29 años de servicio en la policía entrerriana fue contundente al señalar que las agresiones estuvieron encabezadas por Luis Alberto Gómez quien “quería que bajara a atender a la gente, mientras que otros sólo querían agredir”. Habló de que se generaba un estado de confusión y contradicciones porque “cuando intentaba hablar, levantaban los bombos y había insultos. Fue imposible mantener una comunicación. Le digo a Lacuadra y a Gómez que así no era la cosa. Que se iban a quedar solos” si seguían así, agregó el comisario.
Villalba también dejó en claro que las subidas y bajadas de las que era llevado, desde su oficina hacia la puerta de ingreso, fueron “contra mi voluntad” y explicó que mientras estaba en su despacho “había insultos desde el exterior y amenazas permanentes. Apagaban y prendían las luces cuando salía de la Secretaría Privada. Se generaron discusiones entre ellos. Gómez quería agredir con palabras y Juan Manuel Rosas se lo impidió porque ‘no eran las formas de hacer las cosas’, le dijo”.
Ante este panorama en el edificio de calle Pellegrini, Villalba puntualizó que “recién entonces pude informar lo que está pasando en Paraná” y memorizó que el Jefe de Operaciones, Cristian Ormaechea, le informa que tomaron la Sala de Comunicaciones y la del Comando Radioeléctrico, “por lo que no teníamos operatividad porque la habían inutilizado. No podíamos dar respuesta a los pedidos de lo que pasaba en la ciudad. Había llamados de vecinos que no se podían atender”, subrayó.
“Pedí el apoyo al Jefe de Provincia en la primer oportunidad que tuve porque estaba desbordada la protesta. Fueron más de 24 horas de toma”, contabilizó el jefe, asegurando que el comienzo aproximadamente fue alrededor de las 21.30 de ese domingo.
“Sentía preocupación porque la cosa se había desbordado”, dijo angustiado Villalba, para luego explicar: “Hasta no pensaba en mi integridad física. No podía moverme en los pasillos porque eran agresiones verbales y amenazas todo el tiempo. Considero que no pude hacer mi voluntad y moverme libremente, ni siquiera a ver qué ocurría en el Comando o la Sala de Comunicaciones” afirmando luego que “la situación para conmigo se descomprime cuando llega el Subjefe de Provincia Rosatelli” a Concordia.
Más adelante Villalba fue contundente al subrayar: “Estaba despojado del mando de la Jefatura. Fue el control ilegal de una institución. Tomaron y ocuparon el lugar sin dejarlo funcionar para lo que debía ser. Se rompieron las cadenas de mando en las comisarías también. No me permitían dar una orden” y puntualizó que al conocer que había funcionarios preguntando por la llave de la Sala de Armas, “la puse a resguardo para que nadie pueda acceder” a ese lugar.
“Me siento traicionado porque jamás les di la espalda y atendí incluso a familiares de ellos cuando fueron con un petitorio unos días antes”, valoró el actual Jefe de la Departamental Victoria, entendiendo que los hechos de diciembre de 2013 “pienso que fue planificado con las mujeres adelante y el uso de los aerosoles, además del rol que desempeñaba la violencia”.
Sobre el final Villalba expuso que la actitud de los uniformados “me tomó de sorpresa, porque cuando pasaron en la marcha por el frente de la Jefatura yo confiaba que podíamos tener un diálogo y por eso los esperé confiado”, publicó Diario Río Uruguay.