Una red tejida entre las vice

Verónica Magario (Buenos Aires), Gisela Marziotta (Ciudad de Buenos Aires), Alejandra Rodenas (Santa Fe), María Laura Stratta (Entre Ríos) y Analía Rach Quiroga (Chaco), dialogaron con Página I12 sobre las mujeres en la política, sus experiencias y expectativas.
"Como primera medida vamos a derogar la UNICABA", dijo Marziotta.

«Como primera medida vamos a derogar la UNICABA», dijo Marziotta. 


Imagen: Alejandro Leiva

Por Nora Veiras
Para Pagina 12

Son cinco mujeres que están en carrera para gobernar sus distritos. Integran las fórmulas en Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Chaco. Llegaron al peronismo desde distintas trayectorias. Todas son madres y combinan sus profesiones con la militancia. Están acostumbradas a abrirse camino y fueron construyendo su feminismo en la acción. Coinciden en reivindicar la mirada de la mujer desde una perspectiva de género pero rechazan que se las encasille. Se definen como ejecutoras y ejecutivas, disfrutan del avance de la mujer en todos los terrenos y por supuesto en la política. Un hilo de veinte años las distancia en edad y las une en el ahora: son las candidatas a vice.

Página 12 reunió a Verónica Magario (Buenos Aires), Gisela Marziotta (Ciudad de Buenos Aires), Alejandra Rodenas (Santa Fe), María Laura Stratta (Entre Ríos) y Analía Rach Quiroga (Chaco) para conversar sobre sus historias y propuestas. Al grupo también se integra Mónica Urquiza, titular del bloque del Movimiento Popular Fueguino, que acompaña a Gustavo Melella para gobernar Tierra del Fuego, quien no participó de la convocatoria del diario por cuestiones de agenda.

¿Quiénes son?

Analía Rach Quiroga tiene 35 años, es abogada y mamá de Vera de un año y medio. Apenas se recibió empezó a trabajar con Jorge Capitanich en su primer mandato como gobernador de Chaco. Lo acompañó en la jefatura de Gabinete durante la presidencia de Cristina Kirchner. Desde el 2015 es diputada nacional y el 13 de octubre disputará la gobernación junto a Capitanich. «Soy de familia peronista, de Juan José Castelli, departamento Güemes cabecera del Impenetrable, termino la secundaria en diciembre de 2001 en plena crisis social económica y política. Entonces hija de una docente, mi objetivo era poder recibirme rápidamente. En el tránsito por la Facultad prioricé ese objetivo y no pude dedicarme a la militancia. Cuando me recibí empecé a militar y a trabajar», cuenta esta mujer que aspira a convertirse en la primera vicegobernadora de Chaco.

Gisela Marziotta, 44 años, es mamá de Rafael de 9 y de Alfonsina de 5. «Empecé a hacer política hace poco. Siempre me ocupé desde el periodismo y siempre me interesó contar historias y visibilizar situaciones que había que poner sobre la mesa para que otros, desde la política, las pudieran transformar. En los últimos cuatro años empecé a hacer investigaciones que me empezaron a doler, a afectar, y me dije ‘quiero empezar yo a ser parte de esa transformación, no sólo contar, pensar cómo arreglar las cosas, cuáles son las soluciones’. Para eso tenía que ocupar otro espacio y cuando surgió la posibilidad de acompañar a Matías (Lammens) en la Ciudad de Buenos Aires no dudé. Venía desde hace tiempo trabajando mucho en temas de la conflictividad social, me pareció que era el momento perfecto para enfrentar este desafío que se viene a partir del 10 de diciembre: empezar a gobernar y resolver los problemas a los vecinos y vecinas».

Verónica Magario, 50 años, intendenta de La Matanza, tiene dos hijos de 25 y 22 años. Es técnica química. Empezó trabajando con Alberto Balestrini siempre en el área social.»Viví el 2001 como secretaria Desarrollo Social», recuerda y ese año del estallido de la crisis económica y social, del fin del gobierno de la Alianza fue un parteaguas en la participación de estas mujeres de distintas generaciones. «En el 2005 empezamos a recuperar la posibilidad de trabajo en la Argentina, en la provincia de Buenos Aires y en La Matanza también», recuerda. Fue también concejal y diputada nacional. «Un período difícil, complejo, donde la provincia y La Matanza hemos sufrido muchísimo por las restricciones impuestas por el macrismo. Los índices más altos de desocupación y pobreza son en la provincia de Buenos Aires. Ya en junio los datos del Indec muestran que el 64 por ciento de niños y adolescentes son pobres en el conurbano, a octubre las cifras van a ser todavía más altas. A pesar de la crisis, en la Matanza no hay endeudamiento y hemos acompañado a los sectores sociales más postergados para que no pasen hambre: ponemos los recursos para que a nadie le falte un plato de comida».

María Laura Stratta, 43 años, mamá de Juan que tiene 9 y de Brioni que tiene 6. Hija de un militante de la JP que con el retorno a la democracia fue intendente de Victoria, diputado y senador, su vida estuvo atravesada por la política. «Toda esa efervescencia la viví. Al mismo tiempo crecí en los ’90 donde muchos nos sentimos estafados por la política, donde primaba un discurso del individualismo, del sálvese quien pueda. De alguna manera cuando empecé la universidad decidí tratar de transformar esas realidades. En el 2001, 2002 me sumé a una experiencia de economía social, Los banquitos de la buena fe, una herramienta del crédito para los sectores de la población que tradicionalmente no acceden», señala. En 2011 asumió como diputada provincial, trabajó en las leyes de Economía Social, de Fertilización Asistida, en la ampliación de licencias por maternidad y paternidad. Desde 2015 es ministra de Desarrollo Social.

Alejandra Rodenas. «Soy la más grande de todas. Nací en el 63 como mi amigo y coterráneo Fito Páez. Tengo 56 años, soy la mamá de Isidro y Angela que tienen 26 y 23. Uno es abogado y la otra es traductora de inglés. Estoy casada con la misma persona, compartimos la vida juntos, construimos una familia, lo cual me hace muy feliz. Soy esa generación que se convirtió a la política con la restauración democrática. Eso para mí es una marca indeleble. Soy aquella chica de los 18 años que ingresó a la universidad pública buscando la Mesa de la Juventud Universitaria Peronista. Era una mesa cargada de dolor, con muchos desaparecidos, diezmada, que entre todos los compañeros pudimos reconstruir. Hubo un diálogo intergeneracional muy interesante. Esto después me llevó a abrazar la docencia universitaria en la Universidad Nacional de Rosario. Milité todos esos años con muchísima alegría pensando que a pesar de que no teníamos un referente nacional, Alfonsín era la garantía de la institucionalidad para la Argentina por eso salimos a defenderlo frente a las reiteradas asonadas militares. En los ’90, con Menem me aleje de la política y decidí empezar mi carrera como funcionaria judicial y en el ’99 juré como jueza penal. Estuve casi 18 años en lo que me atravesaron distintas etapas de la criminalidad de la provincia de Santa Fe y por ende también de la criminalidad Argentina. Si hay algo que aprendí del ejercicio de la Magistratura fue una mirada templada y equilibrada sobre los acontecimientos que se daban en el exterior y una posibilidad también casi una decisión ideológica de la escucha permanente frente a las cuestiones que estallaban. Ser juez de Instrucción en una ciudad como Rosario es estar en la caja de resonancia de lo que pasa, estar en contacto con el dolor, con las necesidades, con la miseria, con la historia del delito que atraviesa a los sujetos en forma individual y colectiva. No siempre se elige o no se elige ser un delincuente. Esa es una concepción a la que nos han llevado casi todos los modelos neoliberales, estoy absolutamente en desacuerdo con esa mirada: creo que hay una gran determinación social lo cual no significa que no tengamos que sancionar a todos aquellos que cometen delitos. Desde ese lugar pude aplicar por primera vez la Ley de Trata en 2012, me sentí absolutamente respaldada por las políticas de Néstor y Cristina a la hora de tener que usar herramientas que antes no existían. Y que apuntaban a la protección integral de la mujer. La modificación del Código Penal que entendió lo que significa el femicidio.

–En el poder sigue primando una impronta patriarcal y machista, ¿qué obstáculos derribaron y cuáles persisten?

Analía Rach Quiroga –En el Congreso de la Nación por ejemplo cuando hablamos de sistema patriarcal se manifiesta en cómo se constituyen las comisiones: las que tienen que ver con las tareas de cuidado son las que están integradas mayormente por mujeres en tanto, por ejemplo, en la Comisión de Hacienda y Presupuesto son absoluta mayoría los varones. La Ley Micaela, que la presenté en 2017 recién se aprobó en diciembre del año pasado cuando iba a perder el estado parlamentario. Logramos el llamado a extraordinarias después de enviarle una nota al presidente Macri. Habían anunciado con bombos y platillos un plan para prevenir la violencia contra las mujeres y no hacían nada. Le dijimos si hay voluntad política tratemos los proyectos que están en el Congreso. Logramos la sanción. Las provincias van adhiriendo de a poco. La ley establece la capacitación obligatoria en materia de género para todas las personas que se desempeñen en los tres poderes del Estado en todos sus niveles y jerarquías. Sabemos que capacitar sirve para dar intervenciones más eficientes y sirve para comenzar a resquebrajar esas estructuras patriarcales que reproducen, a veces por impericia, la violencia contra las mujeres. Pero, la tarea legislativa no se termina con la sanción de una ley sino que hay que velar por su cumplimiento, y ese tiene que ser un compromiso de todas y todos. La ley Micaela fue un gran paso pero no podemos decir todavía que exista igualdad de género si seguimos siendo víctimas de las peores violencias, si seguimos siendo las principales cuidadoras de nuestros hijos, de nuestros padres. Desde el Estado tenemos que diseñar las herramientas para prevenir y eliminar los efectos de la discriminación que las mujeres venimos padeciendo durante tantos años.

Gisela Marziotta –El desafío que tenemos por delante ahora es la ley de paridad de género. Creo que es un primer paso, que todavía estamos muy lejos de que la igualdad se naturalice. Bienvenida que se cumplan las leyes que están, hay muchas otras que están y que tenemos que exigir que se cumplan. Pero me parece que el principal desafío para nosotras es que logremos que no sólo haya mujeres en las listas sino que haya políticas feministas. Es distinto, hay que trabajar para que haya políticas feministas no pura y exclusivamente mujeres hablando de mujeres o mujeres hablando de género. Nosotras somos mujeres que tenemos un montón de otras preocupaciones y esa perspectiva atraviesa todo nuestro trabajo. Creo que es lo que se necesita en todas las áreas del Estado. Nosotros -y se lo planteo siempre a Matías- queremos para el gobierno de la Ciudad un gobierno con sensibilidad, que es lo que no tienen Rodríguez Larreta, que es lo que no tiene el macrismo, que no lo tiene desde hace doce años, el macrismo es insensible. Además, es misógino. Rodríguez Larreta es misógino.

–Cuándo decís que el gobierno de la Ciudad es misógino ¿a qué te referís concretamente?

–Eso se manifiesta cuando se cierran jardines maternales. Al cerrar un jardín maternal nos están afectando a nosotras. Es lo que decía Analía, lo que termina pasando es que nos vamos a tener que quedar en casa con ese bebé de 45 días porque no tenemos el jardín para que lo cuiden cuando la Constitución de la Ciudad establece como obligación garantizar vacantes desde los 45 días hasta terminar el secundario. Pasa con los enfermeros y enfermeras que quieren ser profesionales de la salud, que están reclamando una ley y la Legislatura no la aprueba, es otra actitud contra las mujeres: el 90 por ciento son mujeres enfermeras. Si uno se pone a ver las políticas que aplica el gobierno de la Ciudad son en detrimento de la calidad de vida de todos pero peores para nosotras. Necesitamos que el gobierno de la Ciudad sea transversalmente feminista, en todas las áreas y ministerios. Cuando digo que se cumplan las leyes, me refiero por ejemplo a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), es una ley extraordinaria que nos ayudaría mucho en todo esto que estamos hablando si se aplicara como corresponda y no que quede sujeto a si el maestro o maestra tiene buena onda o es un copado. Es una ley que tiene que atravesar Historia, Matemática, Literatura. Me parece que el desafío es no dejar que nos coloquen solamente en los lugares para hablar de nosotras. No dejar que nos coloquen para hablar solamente de la interrupción voluntaria del embarazo, a veces siento que piensan ‘las vamos entreteniendo con eso mientras nosotros hacemos todo’. Nosotras podemos seguir ocupándonos para que sea ley mientras nos ocupamos también de todo lo otro. A mí me preocupa mucho la seguridad en la Ciudad de Buenos Aires. Quiero trabajar y abordar esa temática como un derecho humano, como sinónimo de la libertad que cada uno de los vecinos fuimos perdiendo en 12 años, y que se agudizó en los últimos cuatro años producto de las políticas nacionales que derramaron las consecuencias sociales sobre la ciudad más rica del país. El desafío es no permitir que nos encasillen. Podemos gestionar y gobernar todas las áreas y en las que estamos capacitadas y nos vamos a seguir capacitando. Me parece que la conjunción de todo esto más la generación de políticas transversales nos va a llevar a que no sólo haya mujeres sino que haya políticas feministas.

–En la provincia de Buenos Aires son 17 millones de habitantes y en La Matanza más de 2,2 millones, ¿cómo se ejerce el poder siendo mujer?

Verónica Magario –El tema es muy complejo. Con la experiencia de haber sido presidenta de la Federación Argentina de Municipios y copresidenta de la Latinoamericana puedo decir que hay lugares donde la realidad es todavía más compleja pero la evolución de la mujer es un hecho en el mundo, una realidad que está rompiendo viejas lógicas. Los primeros pasos son las leyes y los segundos la implementación pero las mujeres tenemos un valor agregado que es la sensibilidad, tenemos esta cuestión de la responsabilidad en los momentos más críticos y la solidaridad. La experiencia que cada una de nosotras describe es la que nos lleva a ser ejecutivas. Cuando hablamos de las fórmulas que haya un hombre y una mujer complementa la mirada y la ejecución. Las nuevas generaciones van rompiendo las viejas lógicas. Puedo decir que gobernar La Matanza no ha sido difícil por ser mujer, ha sido difícil por los tiempos críticos que hemos vivido por la crisis económica que provoca la política de Macri y que ha implementado una mujer como Vidal. Muchas mujeres bonaerenses no entendemos como una mujer, con mirada de madre, ha sido parte de un proyecto que genera el cierre de pymes, el aumento de la desocupación, que avaló el endeudamiento y un pacto fiscal que ahogó a la provincia. Buenos Aires es la provincia que más se ha endeudado, tiene un 80 por ciento de ese endeudamiento en dólares. Macri no podría haber implementado las políticas que aplicó si María Eugenia Vidal no las hubiera avalado. Ahora la provincia aceptó el traspaso de Edenor y Edesur con los subsidios, es decir la Nación deja de pagar lo que vamos a pagar los bonaerenses, además de haberle condonado deudas y multas por más de 30 mil millones de pesos. Esto significa que seguimos haciendo negocios con los amigos de Macri. Tenemos que generar trabajo, tenemos que recuperar la educación, trabajar sobre la salud.

–¿Y en Entre Ríos y Santa Fe?

María Laura Stratta –Estar debatiendo estos temas y en estos espacios habla de lo que hemos conquistado. Nos hemos hecho lugar no desde luchas individuales sino justamente cuando pudimos entender que tejiendo redes podíamos avanzar más. Yo soy hija de un militante de la JP de izquierda y que en la restauración democrática fue protagonista, soy nieta de un militante peronista que lo echó la Revolución Libertadora de su trabajo y que su mujer se convirtió en la única fuente de ingresos. Mi papá siempre decía que a mí no me podrían decir que sí o que hay que hacer sino que me tenían que dar un fundamento histórico de por qué hay que…De alguna manera siempre rompí con los moldes. En 2015 fui candidata a intendenta y cuando recorría las casas, es una ciudad muy chiquita, tradicional, me invitaban a pasar y lo primero que me preguntaban es ‘¿Dónde están los nenes? ¿Con quién los dejaste?’ Me encontraba dando explicaciones, que estaban con mi mamá, con mi abuela, sentía que me estaba corriendo de ese lugar para protagonizar otros que eran incompatibles. Siento una diferencia muy grande entre 2015 y 2019, creo que tiene que ver con cómo vamos avanzando, no sólo en la política sino como sociedad. Tengo sobrinas adolescentes y jóvenes y la forman que interpelan a sus padres: les dicen ‘Abajo el patriarcado’. Hay una cuestión que fluye y que los partidos políticos necesariamente tenemos que poder mirar, tenemos que poder remover esas estructuras tradicionales. Creo que hemos avanzado muchísimo y ese avance tiene que ver también con que nuestro frente lo incorporó como propio, las mujeres fuimos mostrando todo lo que tenemos para aportar en la construcción de una sociedad mejor. Somos las mujeres que ejecutamos políticas, tomamos decisiones, recorremos el territorio, ponemos el cuerpo y también podemos ser madres, esposas, hijas, hermanas, todas esas cosas que nos interpelan y que podemos hacer dando una mirada distinta. Creo que desarrollamos la empatía, esa capacidad de ponerse en el lugar del otro. Estoy en esa generación intermedia entre las formas en las que nos educaron y los desafíos que tenemos por delante, pero la diferencia favorable es muy grande en muy poco tiempo. Tenemos mucho más para hacer fuera de la casa que adentro.

Alejandra Rodenas –Hacía años que estaba en el Poder Judicial pero cuando rendí el concurso para ser jueza penal, me citaron de la Corte y uno de los ministros me pidió que reconsiderara ser juez penal. ‘Vos te das cuenta que vas a arruinar tu vida, tu familia, ¿qué vas a hacer con los chicos? La verdad es que pude hacer eso y tantas otras cosas: ejercer como jueza, dar clases en la universidad pública, ocuparme de mis hijos. Cuando estaba de guardia en los tribunales, como en Rosario ocupan una manzana, le llevaba a mi hijo el triciclo y le pedía al policía que lo mirara dar la vuelta, cuando se cansaba lo subían y lo acostaba a dormir en un sillón. Lo mismo hice con Angela y los turnos y contraturnos de la escuela. Creo que el obstáculo más importante era el de asociar a la mujer a una especie de discapacidad: esto lo reafirma Macri ahora al anunciar en el marco de una política pública la figura de un tutor para las mujeres que padecen violencia de género. Eso es un despropósito y es una falta de respeto a las mujeres. No necesitamos tutores, las mujeres necesitamos políticas públicas, necesitamos un soporte legislativo que de hecho ya lo teníamos. Macri desconoce la normativa vigente: tenemos una Ley de Protección Integral a la mujer del año 2009. Tenemos una Ley de Trata de 2012, en algunas provincias tenemos leyes que protegen los temas de violencia laboral y la violencia de género también complementarios. Ha habido una gran evolución, creo que las mujeres somos sujetos en construcción y que el movimiento de mujeres ha contribuido mucho. Tengo una hija híper feminista y tuve una madre que en su momento también al haber sido peronista y haber adherido digamos a lo que significaba la figura de Eva era claramente una mujer que pensaba de otro modo. Creo que el movimiento de mujeres, del cual me siento parte también va a avanzar con los hombres deconstruidos y con las familias que se construyen en la diversidad. Necesitamos un país que acepte la diferencia, que acepte al que piensa distinto. Estoy convencida que en este nuevo pacto, nuevo diálogo al que nos convocan Alberto y Cristina hay que honrarlo. Estas matrices van a estar en la conformación del gabinete en Santa Fe. Necesitamos que los medios de comunicación nos ayuden a revertir este modelo patriarcal. No es solamente con marchas y movilizaciones es también con un proceso emancipador desde lo educativo, lo sociológico, lo amoroso. Creo que, como dice Virginie Despentes, no tenemos más espacio para la hostilidad ni para la ira, hay que construir desde los acuerdos. Creo que la sororidad es un valor que tenemos que implementar.

–¿Con qué medidas se sentirían que cumplieron el objetivo de gestión?

Analía Rach Quiroga –Estos tres años y medio han sido muy duros para el país y sobre todo para nuestra provincia. En esta campaña que recorrimos cada rincón de nuestro Chaco duele ver y duele visitar los merenderos que se multiplicaron. Son las mujeres las que están poniendo el cuerpo, preparando la leche, haciendo una torta a la parrilla o un pan casero que es con lo único que se van a dormir de todo un día. La prioridad es lograr la seguridad alimentaria que es un concepto mucho más amplio que la emergencia alimentaria. Esa seguridad alimentaria es esencial para que la escuela pueda brindar la educación que se necesita. Si ese niño que va a clase no tiene la alimentación adecuada o viene de un contexto de violencia, agravado también por la desocupación es imposible la tarea. Desde hace dos años venimos trabajando con el movimiento de mujeres para incorporar más mujeres a las listas y al gabinete para garantizar la perspectiva de género en cada una de las políticas públicas que se implementen.

Gisela Marziotta –El tema central para mí es garantizar para todos los nenes y nenas de la Ciudad de Buenos Aires la vacante garantizada desde los 45 días hasta el término del secundario. Si después de cuatro años lo logramos voy a estar muy feliz. Otro tema central que vamos a hacer muy rápido es derogar la UniCABA y vamos a terminar con la Escuela del Futuro que es un proyecto que vacía la escuela secundaria y que es altamente discriminatorio. A diferencia del macrismo quiero fomentar los institutos de formación docente y reivindicarlos. Quiero jardines maternales y no centros de primera infancia que pertenecen al área de Desarrollo Social y no de Educación, que también los vaciaron de contenido pedagógico y los sostuvieron mediante la precarización del trabajo de quienes se ocupan de los niños y niñas. Otro tema que va a llevar más de cuatro años es el trabajo en el área de seguridad, un trabajo que requiere hacerlo con la fuerza y con los vecinos. Hay recursos para hacerlo. El traspaso de la Policía se hizo con recursos y personal. No ha habido voluntad política de trabajar en la materia con una perspectiva de derechos humanos, de recuperar la libertad de salir a la calle sin tener miedo a que te maten.

Verónica Magario –Con Axel vamos a recibir una provincia fundida, el objetivo mayor será revertir el circuito de destrucción de la industria, de pérdida de trabajo, de salarios precarizados, aportar valor agregado al campo y generar empleos genuinos. Paralelamente tenemos que recuperar la educación pública que ha sido diezmada y la salud. Tenemos que recuperar los cordones productivos, nuestros puertos, el sector agroganadero. Todo a partir de un Estado presente con un Banco de la Provincia de Buenos Aires que vuelva a ser un banco de fomento. La provincia va a salir si sale adelante la Argentina, ninguna de nuestras provincias va a salir sola. Un dato más: el 69 por ciento de lo que produce la industria automotriz está en la provincia de Buenos Aires, hoy el 40 por ciento es capacidad ociosa. La provincia tiene todo para surgir, para volver a ser el gran motor.

María Laura Stratta –Sueño con una provincia integrada a un proyecto nacional. Las economías regionales venimos pasándola muy mal. La esencia es la puesta en práctica de políticas públicas que permitan mejorar la calidad de vida. En estos cuatro años no hubo una mirada federal. El gran desafío es el trabajo, no sólo como ordenador de la vida sino como el puente que permite avanzar en procesos de crecimiento colectivo y de inclusión social. Voy a ser la primera vicegobernadora, enviamos a la Legislatura una ley de equidad de género que los sectores más añejos no quieren tratar, tenemos sí el 35 por ciento. De cinco ministerios, tres están ocupados por mujeres.Los hombres, y esto me parece importante, pueden ver que es en este camino de paridad y de equidad podemos construir una sociedad mejor.

Alejandra Rodenas -El objetivo es que la provincia se ponga de pie, es una provincia tan rica y hoy tiene una de las tasas de desempleo más altas. Hemos sufrido el impacto del modelo, el cierre de fábricas, nuestras pymes y comerciantes han padecido los efectos de los tarifazos. La reforma previsional perversa que hemos tenido también impactó en ese deteriroro. Otros temas en los que me interesa avanzar es la aplicación del Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo que se presenta como un protocolo sanitario, para que se extienda a toda la provincia y no sólo a Rosario. Esto recién empieza. Como decía Spinetta «tengo tiempo para saber si lo que sueño concluye en algo».

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