Todas las mujeres tendrán derecho a un parto humanizado
Que una ley tenga que venir a decir que las mujeres que van a parir no deben ser maltratadas, que pueden elegir qué persona las acompañará en ese momento tan importante o que no se debe separar al bebé de su mamá es, al menos, polémico. Pero cuando en el día a día de los miles de sanatorios y hospitales del país muchas de estas cuestiones no se ponen siquiera en duda, bienvenida la norma que llega a «humanizar» el acto más sublime de la vida, que es precisamente dar vida.
La Ley N° 25.929 de Parto Humanizado fue promulgada y publicada en el Boletín Oficial.
Para comenzar, vale conocer que se considera parto humanizado a todo aquel que respete los derechos de la paciente en el momento de la llegada de su hijo al mundo. Esto es, a grandes rasgos, que ella decida desde quién la acompañará durante el proceso, pasando por en qué posición parir, hasta si quiere o no recibir anestesia.
En su texto, como primera medida la norma establece que tanto las obras sociales como las empresas de medicina privada y/o entidades de medicina prepaga deberán instrumentar las medidas y ejecutar los cambios necesarios para garantizar el cumplimiento de la ley. Para luego fijar que «cada persona tiene derecho a elegir de manera informada y con libertad el lugar y la forma en la que va a transitar su trabajo de parto (deambulación, posición, analgesia, acompañamiento) y la vía de nacimiento» y «el equipo de salud y la institución asistente deberán respetar tal decisión, en tanto no comprometa la salud del binomio madre-hijo/a. Dicha decisión deberá constar en la institución en forma fehaciente. En caso de duda se resolverá en favor de la persona asistida». Asimismo, toda mujer «tiene derecho a estar acompañada por una persona de su confianza y elección».
Una de las novedades es que «ante un parto vaginal, el profesional deberá evitar aquellas prácticas que impidan la libertad de movimiento o el derecho a recibir líquidos y alimentos durante el trabajo de parto cuando las circunstancias lo permitan, evitando, por su parte, prácticas invasivas innecesarias durante el proceso».
Y en consonancia con las recomendaciones que hablan de la importancia de «la hora sagrada», la norma prevé que «con el objeto de favorecer el vínculo precoz, el equipo de salud deberá fomentar desde el momento mismo del nacimiento e independientemente de la vía del parto, el contacto del recién nacido con su madre y familiares directos o acompañantes que ésta disponga». En ese sentido, «la institución deberá brindar a la mujer las condiciones necesarias y adecuadas para que pueda amamantar, desde la sala de partos y durante toda su internación».
Consultado por Infobae sobre los alcances de la flamante ley y cómo cambiará el día a día de los nacimientos en el país, el obstetra y director de Comparto Diego Halle (MN 85845) consideró que «la ley está bien para evitar los excesos de poder, pero poder aplicarla en su totalidad es un tema de educación que va a llevar tiempo».
Y amplió: «Es entender por qué una mamá y un bebé necesitan ciertas cosas al momento del parto. Se trata de tomar conciencia de que el entorno amoroso, el acompañamiento, poder sentir que ella maneja sus tiempos y lograr que se sienta libre y protegida va a llevar naturalmente a que los partos naturales sean más que las cesáreas».
Tras asegurar que «se puede aplicar la ley sin tener en cuenta esos conceptos», Halle destacó que «hay mil cosas que en la práctica ocurren y que alejan a la mujer de su estado fisiológico, que es el estado que debería lograr y sostener la mujer que está por dar a luz».
«En el trabajo de parto la mujer debería pensar lo menos posible y ser más animal, estar desinhibida, y en ese aspecto, la ley puede ser muy buena; pero si la mamá no se siente cuidada y contenida de manejar sus tiempos y ser protagonista, poco se avanzará», opinó el especialista, para quien «la ley es muy buena, pero la única manera de lograr que se cumpla 100% es respetar la fisiología, y eso es difícil si no se educa a la gente sobre qué necesita cada mujer en el trabajo de parto, es algo más de fondo».
Para la puericultora universitaria Paola de los Santos, la nueva norma brinda a las mujeres «una herramienta concreta para reclamar», pero consideró que «lograr que se cumplan todos los aspectos que plantea es un cambio de paradigma que no se va a dar de un día para el otro». De todos modos, se mostró esperanzada: «En las charlas que doy casi a diario noto que las parejas tienen inquietudes y eso le da un marco a la ley».
Respecto a la primera hora de vida del niño, enfatizó que «tiene mucho que ver con que se instale la lactancia; si no se respeta esa hora, es muy difícil que se establezca la lactancia» y agregó: «Si no hay razones médicas o de salud que lo impidan, no tiene que haber un solo motivo burocrático por el que el bebé y la mamá estén separados después del parto».
Si bien, según estadísticas del Ministerio de Salud, en el sector privado el 50% de los bebés nacen por cesárea, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que esa tasa no supere el 17%, Halle insistió en que «el objetivo de la ley no debería ser bajar el número de cesáreas sino lograr que la mujer esté desinhibida y conectada con su fisiología al momento de parir».
«Es clave que la mujer pueda ‘escuchar’ su cuerpo, sus necesidades. Todo lo que la saque de su foco de atención le resta, todo lo que no le guste, la haga dudar va en contra de su trabajo de parto», agregó el especialista, para quien entre las principales falencias del sistema de salud en este aspecto es que «el volumen de partos que maneja cada médico hace que sea difícil tener vínculo con cada paciente».
«Y por otro lado –se sinceró– no nos enseñaron a los médicos (ni a las parteras) a acompañar ese momento, estamos ‘entrenados’ para llegar al resultado y no para mirar otras necesidades, nos cuesta ponernos en el lugar del otro».
Para alegría de los miles de niños que nacen en la Argentina a diario y sus papás, una norma llegó para que no haya duda de los «imprescindibles» cuando una mujer entra a una sala de partos. Y si bien puede ser cierto lo que marcaron los especialistas acerca de que el cambio de paradigma llevará un tiempo, saber que existe la ley otorga todo el poder a cada madre para hacer valer sus derechos y los de su hijo por nacer. De ellas depende ahora.
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