Pasión efímera: la fascinación por los juguetes dura cada vez menos
Cada mes, un nuevo entretenimiento capta la atención de los chicos y desplaza al anterior; ahora, todos quieren un spinner, un dispositivo similar a un trompo; la sobrestimulación, en la mira
«Somos parte de una sociedad consumista, y uno entra en ese juego para que sus hijos no queden afuera», reconoce Dolores Flores Piran, que confiesa haber invertido 500 pesos en la compra de dos dispositivos para sus hijas. Y agrega: «Habría que tener la valentía de poder decir que no, pero somos padres culposos que trabajamos todo el día. Además, las modas pasan cada vez más rápido y son muy caras. Ya ni sé cuánta plata gasté en jabón y plasticola para hacer ese famoso slime». Se refiere al capricho anterior al spinner, que inundó las redes sociales con fotos, videos y tutoriales sobre cómo hacer esta masa elástica y que algunos consideran como un experimento peligroso por el uso de bórax [borato de sodio] que, según se sostiene, le da una mejor consistencia. «Mi hija no para con el slime, pero la condición es que use guantes para hacerlo -cuenta María Belén Salvador-. Y mi hijo me mandó una foto del spinner por WhatsApp hace unas semanas cuando estaba de viaje en los Estados Unidos, y se lo traje. Pero estoy segura de que en menos de un mes se aburren y aparece otra cosa.»