Los avances de la balística forense para esclarecer casos criminales
El director de Criminalística de la Policía provincial, Ángel Iturria, habló de la importancia de este campo para la Justicia
Los casos criminales que se han logrado resolver a partir de los aportes determinantes de las pericias sobre armas e indicios balísticos, despiertan mayor atención tanto del ámbito judicial como policial. Tal demanda de conocimiento sobre esta ciencia forense dio impulso a organizar la actividad, hasta ahora inédita, que se desarrollará esta semana en Paraná: una capacitación en balística forense. En pocos días, la convocatoria agotó los 200 cupos y ya se programan nuevas instancias, tanto en Entre Ríos como en otros lugares del país.
El director de Criminalística de la Policía provincial, Ángel Iturria, dialogó con UNO acerca de dicha jornada: «Esta capacitación fundamentalmente toca temas que hacen a la pericia balística e intervenimos en la misma todos los actores, vamos a tratar de poner a punto la tarea nuestra, el vocabulario técnico, por qué a un elemento le decimos cartucho, por qué proyectil, por qué es un arma corta, por qué un arma larga, qué es un arma de fuego. Para ponernos de acuerdo, hablar el mismo idioma para que no haya cuestionamientos jurídicos. A veces, por ejemplo, enviamos (a la Justicia) un cartucho calibre 22 y otra persona lo menciona como 22 milímetros, y no es así, sino un calibre expresado en pulgadas, entonces hay algunas controversias jurídicas que nosotros pedimos aclararlas».
—¿Se ha complejizado en los últimos tiempos la tarea para los peritos balísticos?
—Siempre hay cuestiones técnicas que van saliendo y nosotros tenemos que estar actualizados. En Buenos Aires la Policía Federal e Interpol manejan un sistema automatizado de búsqueda de huellas de accionamiento y disparo de las armas, y huellas de proyectiles. Es muy caro, por eso la Policía de Entre Ríos no lo tiene, pero trabajamos en coordinación con ellos. Cuando hay un arma que pudo haber estado en varias provincias, en diferentes hechos, nos comunicamos con ellos y llevamos una muestra para que esté en esa base de datos. Tenemos que estar en constante comunicación con el resto de las provincias y con los adelantos. Localmente, hay algunos casos, por ejemplo, cuando no hay armas se utiliza la típica tumbera, que se fabrica con dos caños y se pueden utilizar con cartuchos de escopetas, o con cartuchos de armas de cañón estriado. Ahora ha disminuido la cantidad de hechos a los que concurrimos con armas de fuego, pero de todas maneras a veces es complejo justamente por este tipo de armas caseras o hechizas, tenemos que buscarlas.
—A veces, un arma o un proyectil, cuando no hay otras pruebas, ha sido un punto de partida importante para esclarecer casos complejos.
—En más de una oportunidad nosotros vamos al lugar de un hecho y encontramos una vaina, y podemos relacionarla con otro hecho, como el caso de la señora de calle 141 (la enfermera Teresa Rondán), a ella la mató un proyectil que atravesó una puerta, ella estaba detrás y le dio muerte. En ese caso no había ningún sospechoso, pero con el tiempo aparece un arma. Nosotros tenemos una base de datos, porque el microscopio comparador que tenemos está unido a una computadora, entonces todas las imágenes que nosotros obtenemos de las marcas que produce el arma quedan guardadas. Entonces vamos comparando, y así descubrimos que el arma había sido utilizada en otro hecho, y la persona que tenía el arma tuvo que responder por el homicidio de la señora. Como el caso de Paola Do Santo (por el femicidio de la mujer que aún no tiene imputado al sospechoso), que no teníamos nada, solo un cuerpo descuartizado que se encontró en el Parque Nuevo, y había solamente un proyectil y bastante deformado. Ese proyectil se peritó, se guardó en la base de datos y con el tiempo aparece un arma, hacemos la comparación y nos da que esa es el arma que disparó ese proyectil. O sea que el arma tiene su personalidad, su característica que la traduce al proyectil que dispara y a la vaina percute.
—¿Eso se establece de fábrica ?
—No es que haya una norma, sino que mecánicamente no hay dos elementos iguales. Por el desgaste de los materiales, porque hay una viruta que apareció en el medio, hay un montón de detalles. Obviamente esas características son más acusadas con el uso del arma, pero ya de fábrica viene con una característica que la traduce a los indicios: al proyectil, por un lado, que pasa ajustadamente por el interior del cañón y a las vainas que le produce la percusión. Es más, por ahí no se produce un disparo en el lugar del hecho, como en el caso del expolicía (Moisés Ángel) Medrano (condenado por un homicidio en ocasión de robo), que estaba en la comisaría octava. Cuando se le va a secuestrar el arma, manifestó que la había perdido. El arma de esa persona estuvo en un homicidio en Oro Verde ¿Qué había en Oro Verde? Una vaina solamente. El arma no estaba. Pero en la casa se encontró un cartucho que había sido accionado en el arma, sin disparar. Cuando lo acciono, lo introduzco en la recámara para hacer el disparo, todos esos movimientos le producen golpes al cartucho, y son características identificables. Se llaman huellas de accionamiento. Entonces nosotros identificamos huellas de accionamiento del cartucho del caso Medrano con la vaina del lugar del hecho. Va dirigido al fiscal, que es el director del proceso, una prueba importante para resolver la situación procesal del imputado.
—¿Quiénes participarán de la capacitación y cómo se desarrollarán los temas?
—Hay varios actores. Yo doy la capacitación de balística, por ejemplo, vamos a dar diferencia entre pistola y revólver, cómo funciona el arma cuando se produce el disparo, la carga del cartucho, el disparo del proyectil, la expulsión de la vaina, la carga del nuevo cartucho. Además, qué diferencia hay con el arma larga, por ejemplo, el arma de uso policial, cuáles son las características, cuál es la dispersión (de las municiones) a determinada distancia; qué es un cartucho, qué es una vaina, qué es un proyectil. Y mostramos todos los elementos que nosotros llevamos a una escena del crimen: una tablilla donde hacemos nuestras actas, llevamos guantes, por una cuestión de bioseguridad y para no introducir elementos, por ejemplo nuestras huellas digitales. El cuidado del lugar del hecho es lo fundamental. En toda investigación todo lo que se pierde en el lugar del hecho nunca más se puede recuperar, queda perdido para toda la causa. Y todo lo que recolectamos ahí, las evidencias, como le llamamos nosotros «los testigos mudos», que no nos hablan pero están ahí, los intérpretes son los peritos, nos hablan de qué pasó en el lugar del hecho. Por ejemplo, la posición de una vaina: yo la analizo y digo «el arma estaba ubicada en este lugar, porque se expulsa de esta manera, a esta distancia», entonces puedo decir la posición del tirador. Pero si viene alguien y la levanta, la pisa o la patea, yo no puedo reconstruir nada. Entonces el lugar del hecho es un recinto sagrado.
Habrá una parte de lesionología, que estará a cargo el médico forense Walter Aguirre, y una parte jurídica que es muy importante para nosotros, que la dará el fiscal el Martín Wasinger, que es un conocedor de armas, y nos da la parte legal que a nosotros nos falta. Por ejemplo, nos dice «ustedes secuestran un arma determinada, tienen que secuestrar la cartuchería, por eso es portación ilegal, si no es una simple tenencia». Después hay dos bioquímicas del laboratorio de química forense de la Dirección Criminalística, que van a hablar de la parte de distancia del disparo, cuándo hay ahumamiento, cuáles son los signos que se estudian en la prenda y en la piel para decir un disparo fue a tal distancia.