"Hay cada vez más personas hipertensas y muchas no saben que lo son"
El panorama es oscuro. Las últimas cifras a nivel nacional indican que aumentó el número de argentinos con obesidad y los sedentarios, lo que está directamente relacionado con la hipertensión, una enfermedad crónica a la que no siempre se le da la importancia que tiene.
En Rosario, la Fundación Ecla —que acaba de recibir un premio en Singapur por su trabajo epidemiológico sobre hipertensión— tiene datos que corroboran ese paisaje, que parece difícil de cambiar, aunque no imposible. En las campañas que realizan todos los años en la ciudad, ofreciendo controles gratuitos de tensión arterial, pudieron observar que 6 de cada 10 rosarinos que se acercaron a medir sus valores tienen hipertensión, y que más de la mitad no lo sabía o no estaba cumpliendo con el tratamiento indicado por el médico.
La información obtenida por este grupo de estudios tiene relación con los datos que arrojó la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, que se dio a conocer hace poco tiempo, y que indica que 4 de cada 10 argentinos viven con valores elevados de tensión arterial. En el caso de Fundación Ecla, los resultados son aún más alarmantes porque a diferencia de la encuesta nacional, que es un censo (se hace un relevamiento casa por casa), ellos invitan, durante las campañas y en los puestos donde suelen medir la presión, a que las personas se arrimen de manera voluntaria a tomarse la presión: «Podemos decir que en nuestros relevamientos, quienes deciden hacerse la medición es porque sospechan o tienen alguna referencia que los hace pensar en que pueden ser hipertensos. En la encuesta nacional se censa a toda una población. De todos modos, 4 de cada 10, o 6 de cada 10 personas con hipertensión es un número altísimo. Y si no logramos que se modifiquen desde la infancia los malos hábitos como una alimentación inadecuada y el sedentarismo, en no mucho tiempo la hipertensión será una enfermedad imparable, que genera daño cardíaco, renal y cerebrovascular», advierte Carolina Chacón, médica cardióloga, a cargo de del equipo de estudios epidemiológicos de Fundación Ecla.
La buena noticia es que las personas con hipertensión, si modifican ciertos hábitos, cumplen con el tratamiento y se controlan de manera habitual, pueden tener una muy buena calidad de vida, evitando complicaciones. Y la otra cuestión positiva es que si avanzan las políticas de salud pública, en el sentido de incrementar las acciones para la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles (como la hipertensión o la diabetes) y más entidades privadas se suman a las campañas para que la gente cambie los hábitos nocivos como el tabaquismo, la alimentación rica en grasas y azúcares y la falta de actividad física, hay una oportunidad única de torcer ese destino que se avizora tan complicado.
Datos para tener en cuenta
Fundación Ecla trabaja desde hace años en un estudio colaborativo poblacional, un estudio de factores de riesgo a nivel mundial, denominado Pure, que incluye a más de 220 mil personas. El equipo de trabajo colabora con el aporte de encuestas y controles hechos a ciudadanos de Rosario y zonas rurales de la provincia.
En la Argentina, son los principales aportantes de datos epidemiológicos del reconocido estudio. Además implementan el programa de hipertensión arterial. Justamente por la calidad de ese programa local y la cantidad de personas que incluyen: 9 mil controladas en las campañas itinerantes y 1.236 pacientes controlados en sus consultorios de calle Paraguay al 100, obtuvieron el primer premio en Singapur, el mes pasado, al mejor trabajo epidemiológico propio entre todas las entidades del mundo que participan del estudio que viene mostrando desde hace mucho tiempo la gravedad del aumento de la hipertensión y sus consecuencias (por el daño que la misma provoca en las arterias). Esas consecuencias son, principalmente, el infarto, el ACV .
«El Pure se desarrolla desde hace unos 10 años. En 2013 se hizo una publicación sobre hipertensión arterial y ahí se encendió el semáforo en rojo. Fue un alerta muy importante. El trabajo mundial puso en evidencia la alta prevalencia y el desconocimiento entre la gente de hipertensión arterial y anticipó lo que se venía», comenta Chacón.
En Rosario, un año después de esas evidencias ( y en concordancia con lo propuesto por la OMS y la OPS) Fundación Ecla lanzó un programa que consiste, básicamente, en campañas ambulatorias donde se convoca a las personas a que conozcan sus valores de tensión arterial. Hacen además dos campañas grandes al año que incluyen caminatas saludables. «Trabajamos haciendo detección de hipertensión en puestos, en diferentes puntos de la ciudad y llevamos hechas unas 270 campañas, más las dos anuales durante el Día de la Hipertensión Arterial y el Día Mundial del Corazón. Allí también hacemos controles gratuitos. Tenemos, además, nuestros consultorios que están abiertos, sin cargo, a la población. Allí diagnosticamos y realizamos seguimiento de los pacientes», señala la profesional.
Chacón destaca que a nivel nacional se dio una prevalencia del 40 por ciento de hipertensión arterial a partir de una encuesta. «Para nosotros, en las campañas es un 60 por ciento. Es más elevado pero eso tiene que ver con que convocamos a la gente a que se haga los controles, no censamos a la población en general». Y agrega: «Lo que vemos es que el promedio de edad de las personas con valores anormales de tensión arterial es de 56 años y que la mayoría son mujeres (el 57 por ciento)».
Sobre el hecho de que sean en un número mayor del sexo femenino, Chacón comentó que más allá de las diferencias biológicas y que después de la menopausia por cuestiones hormonales las mujeres tienden a tener valores más elevados de tensión arterial que en su juventud, ellas suelen ser más ordenadas en cuanto a sus controles médicos, tienen anualmente el chequeo ginecológico (que está muy instalado) y toman a la salud, en general, como más importante que el varón, lo que las lleva a hacer consultas de manera más frecuente. De allí que eso se refleje en los datos», detalla. Además, dice la médica, en la Fundación vieron que las mujeres cumplen mejor con el tratamiento que los varones.
¿Cómo sabe una persona que es hipertensa? La experta explica lo siguiente: si tenés la presión máxima (popularmente llamada alta) en 140 o más, o la mínima en 90 o más, eso significa que el valor no es normal y hay que evaluar si se trata de hipertensión. «Recomendamos dos mediciones. Si los valores son altos, se puede hacer el diagnóstico».
Una sola medición «altísima», comenta Chacón, también es indicador de hipertensión.
Hay otros estudios de controles de un día completo (similar al holter que se usa para evaluar el ritmo del corazón) que pueden corroborar el diagnóstico o descubrir diagnósticos ocultos, ya que hay personas que tienen daño en sus órganos blancos (corazón, riñones) típicos de la presión arterial elevada pero que las mediciones les dan bien.
La especialista hizo hincapié en que hay muchas personas que no conocen su condición de hipertensos —que no saben que están sufriendo una enfermedad silenciosa severa que puede comprometer su vida—pero además hay un porcentaje elevado de pacientes que no adhieren a los tratamientos o que reciben terapias que no son las adecuadas porque no regresan a controlarse en años.
«Nosotros, después de mucho tiempo de estudios, tenemos un programa de seguimiento ambulatorio donde el paciente es visto a los 15 días de que se les da el tratamiento para la hipertensión. Esto nos permite ver si no tiene efectos adversos de la medicación —lo que muchas veces provoca el abandono del misma por miedo o desconocimiento—. También nos habilita a ver cómo está su presión porque muchas veces no alcanzamos a cubrir la necesidad con la dosis inicial, aunque nuestra estrategia es bastante intensiva. Luego controlamos a la persona una vez por mes mientras alcanza los valores objetivos de presión arterial. Eso significa que hasta que el paciente no esté en valores normalizados se lo sigue viendo una vez por mes y luego se lo cita cada tres o seis meses, dependiendo de sus requerimientos».
La médica mencionó que de ese modo (dando medicación siempre con controles previos de tensión arterial) lograron que muchas más personas cumplan mejor con la toma de fármacos pero sobre todo con la dieta y la actividad física regular, que son los grandes pilares de la terapia para mantener a raya la hipertensión.
De todos modos, dijo: «Seguimos atentos y preocupados por ese porcentaje que a pesar de las indicaciones y los controles, a pesar de saber qué implicancias tiene su enfermedad, no cumple con el tratamiento».
«Sabemos que es complejo que el paciente comprenda que se trata de una enfermedad crónica, que debe dejar el cigarrillo si fuma, empezar a hacer actividad física de manera regular, cambiar (en algunos casos drásticamente) el modo en el que se alimenta, que debe dejar de agregar sal a las comidas, bajar de peso, pero también conocemos que gracias a esas medidas puede salvar su vida o evitar una discapacidad que trastorne su historia personal y la de sus seres queridos», enfatizó.