«Cuando la Presidenta tenga los elementos, va a denunciar a todos los que tenga que denunciar en la Justicia«. La frase pertenece a Aníbal Fernández y apunta a la carta presentada ayer por Cristina Kirchner, en donde aseguró que está convencida de que la muerte del fiscal Alberto Nisman no fue un suicidio.

Nisman fue hallado muerto en su departamento de Puerto Madero en la noche del domingo. El lunes por la tarde la jefa de Estado difundió un texto en Facebook en el que se preguntaba qué habría llevado al fiscal a suicidarse. Tres días después la mirada era otra: ahora la jefa de Estado está convencida de que el funcionario que la había denunciado fue asesinado.

«No hay idas y vueltas ni marchas y contramarchas, decir eso es ridículo. Si la Presidenta tiene algún elemento en la mano, lo hará conocer. El planteo de la Presidenta es duro porque está diciendo que la operación, y yo estoy cada vez más convencido de que es así, es que a Nisman lo necesitaban vivo para hacer la denuncia y luego lo necesitaron muerto», analizó Fernández esta mañana cuando ingresaba a Casa de Gobierno.

Cuando Fernández fue consultado sobre quiénes podrían estar detrás de la «operación» denunciada por el Gobierno, contestó: «Es una operación por parte de sectores que antes tenían facilidad para hacer cosas en la Argentina y hoy no la tienen«.

El funcionario puso la lupa en Diego Lagomarsino, el empleado que confesó haberle entregado el arma a Nisman. Recordó que el Código Penal prevé una sanción para este tipo de conductas. Además puso en tela de juicio el rol de los oficiales que tenían asignada la custodia del fiscal, a quienes se les abrió un sumario interno.

Diego Lagomarsino, el empleado que le dio el arma a Nisman

Una vez más, Fernández atacó la denuncia que había hecho Nisman antes de su muerte. En ese escrito, el fiscal decía que la Presidente encabezó una «confabulación criminal» para desvincular a los iraníes de la investigación por el atentado a la AMIA. El secretario General de la Presidencia está convencido de que el dictamen no fue redactado por el propio Nisman. Ni siquiera por un abogado. «El escrito es un espanto que se contradice 20 veces y usa tiempos verbales que un fiscal avezado en este tipo de situaciones no haría, porque tiene mucha experiencia», completó.