Casi cien chicos de entre 3 y 5 años corren peligro en el jardín maternal Alleluia, de barrio 7 de septiembre, por un desaprensivo vecino

«Solamente el jueves pasado no pasó, pero el resto de los días alrededor de las 14 horas tiran botellas de vidrios y pueden estar los chicos jugando en el patio», comentó alarmada una madre, mientras que otra destacó: «Soy mamá de un chiquito de sala de 4 de la tarde, lo estamos viviendo en carne propia, esto pasó todos los días de la semana anterior, salvo el jueves que estuvimos nosotros tomando mate acá afuera. Pero el viernes fuimos a ver a una mamá, que vive en el edificio de al lado y, cuando estábamos subiendo las escaleras, voló la botella cuando no había quedado nadie en el jardín».

«No acusamos a nadie, porque no sabemos bien quién es, pero sabemos que viene de ese sector», admitió una de las mamás, señalando una de las torres de los edificios que hay cerca del jardín.

Las botellas caen a uno de los patios donde, si bien no hay tantos chicos jugando (puesto que reparten su tiempo en la huerta que hay afuera donde se divierten y aprenden), no deja de ser un llamado de atención.

Los directivos ya hicieron la denuncia correspondiente pero mientras tanto resolvieron encerrar a los pequeños por precaución. «Por seguridad, los chicos se quedan adentro, porque si bien al patio en general no vienen, usan la huerta, pero no podemos correr el riesgo», aseguró Raúl Bravo, el apoderado legal del jardín, en diálogo con Telefe Rosario.

«Ya hicimos la denuncia correspondientes, tanto en la Policía como en Fiscalía, y ahora estamos esperando que nos ayuden a resolver esto», admitió.

Benjamín Biñale, el nene de ocho años que fue alcanzado en la cabeza por una bala perdida y que se recupera satisfactoriamente, concurría a este jardín. Y ahora van los primos y la familia está muy asustada porque vivieron una situación muy traumática. «Ellos vinieron a apoyarnos», contó una de las maestras del jardín, al tiempo que contaron que mientras esperan alguna respuesta de las autoridades, padres y directivos realizan abrazos solidarios para cuidar al jardín y fundamentalmente a los chicos.