Se define como una apasionada de la vida, y vaya si encontró una labor donde poder desarrollar esa pasión. Desde hace más de tres décadas Silvia Guaita dicta un curso para embarazadas que reconoce le ha traído un sinfín de alegrías y, a poco de cumplir 60 años, decidió compilar estas vivencias en un libro que denominó “Mi Oasis”. 

La presentación oficial de la publicación es hoy domingo 25 a las 21:00 en la sala de la Agrupación Cultural (Italia 474) y lo recaudado con la venta de los ejemplares será destinado al servicio local de Grávida (asociación voluntaria sin fines de lucro que desde hace más de 20 años, trabaja ayudando embarazadas en riesgo o en situación de dificultad en distintas comunidades del país).

Un repaso

Terminada la secundaria Silvia quiso estudiar medicina, pero el contexto político militar que atravesaba el país en los `70 llevó a sus padres a desechar esta opción por los riesgos de la militancia dentro de las universidades, fue así que optó por la docencia y se formó como profesora de Educación Física.

Pero su inclinación por el cuidado de la vida siempre estuvo latente, por ello desde 1979 dicta cursos de psico-profilaxis, enseñando la respiración y preparación física de la futura mamá. Inicialmente Guaita lo dictó en su propia casa de calle Presidente Perón, y hoy los realiza en el gimnasio ‘Por dentro y por fuera’ de calle España. “Soy una apasionada de la vida, y pese a no poder seguir la medicina, me formé en distintos cursos para ayudar a la embarazada en su trayecto hacia el alumbramiento, actividad que abracé con todo mi amor”.

El libro

_ ¿Qué aspectos de esa labor atraviesa el libro?

_ “Te encontrás con toda mi vida, desde el primer capítulo donde se refleja lo que soy; de la pérdida de mis seres queridos y cómo las afronté, y cómo fui saliendo gracias al trabajo con la embarazadas”.

Desde el segundo capítulo en adelante se circunscribe a su labor con las futuras mamás, donde también tengo párrafos de agradecimiento para los distintos médicos que me ayudaron a asumir esta labor con suma responsabilidad y cariño, “desde los doctores Osvaldo Carballo, Dellepiani, Lastra, María Estela, Viale, Jorge Chiara, Camet, y a mis panzonas como yo las llamo, a los papás y esos hijos postizos que gracias a Dios tengo muchos”.

Silvia reconoce que en estos treinta años de labor atesoró muchos recuerdos, “y además cuando volvía del sanatorio con toda la carga emocional escribía, a veces de alegría, pero también ante la pérdida. No todos los partos son lindos, y ante los que no llegan a término, y para ellos también tengo un capítulo”.

También dejó un capítulo abierto para que las mamás escribieran sus experiencias, para sorpresa de Silvia, recibió más de 60 notas, “no pude publicarlas, pero están referenciadas cada una, con nombre y apellido y mamá de quien”.

La psicóloga Stella Cístola hizo el prólogo, y Elida Sola, amiga entrañable de Silvia trabajó en el compilado y corrección de los textos de esta publicación.

La tapa de su libro muestra una ecografía de uno de esos pequeños seres, todo un símbolo de la vida que se desenvuelve en y gracias a una mamá, y donde Silvia tiene un rol más que importante, ayudando a que esa embarazada llegue con todas las energías enfocadas en pujar para que la magia del alumbramiento ocurra. “Debo ser la mamá con más hijos postizos en Victoria”, reconoce Silvia tras la pregunta de cuántos niños ayudó a traer a la vida.