KL, un niño de 10 años que asiste a 5º grado de la Escuela Juan Carlos Esparza, del barrio Mosconi de Paraná, había salido con el resto de sus compañeros, 48 en total, junto a 8 docentes, a una clase de taller de recreación en el Parque Nuevo. 
Pero en el Parque Nuevo esa siesta no hubo recreación. 
KL no participó de nada junto a sus compañeros. Se separa del grupo: se trepa a una barranca, se pierde en el monte chato del Parque Nuevo, lo buscan, lo encuentran, lo reúnen con el resto, pero KL insulta al docente que va en su búsqueda, y a partir de ese momento se plantea una situación de mucha tirantez. 
KL no está dispuesto a recrearse con el resto, y se aísla. Después de la barranca, busca refugio arriba de un árbol. Otra vez lo mismo, y ahora a la resistencia a integrarse se agrega la agresión a un compañero de curso. Un profesor frena un piedrazo dirigido a un grupo de chicos y entonces KL sale a prisa, y se pierde. 
Todos vuelven a la escuela. KL también, por un camino distinto al resto. 
KL va directo a la biblioteca, a retirar su mochila, decidido a retirarse de la escuela antes de la finalización del horario de clases. Intentan convencerlo de lo contrario, le preguntan qué le pasa, tratan de contenerlo. KL estalla en llanto. 
“El profesor de cerámica me ahorcó”, justificó. La sentencia la repitió después, y de algún modo llega a oídos de su madre, Leonela Janet Ruiz Retamar. Entonces ocurre una situación de violencia inusitada en la escuela. 
La directora de la Escuela Esparza, Hilda Leguizamón, se llevó la peor parte. Un informe que la docente elevó a la presidenta del Consejo General de Educación (CGE), Claudia Vallori, da cuenta en forma detallada de cómo se generó la situación de violencia que se vivió el martes por la tarde. 
“Los docentes talleristas se retiran e inmediatamente ingresa la señorita Ruiz Retamar, Leonela Janet (mamá de KL) con evidente actitud de agresividad, acompañada por su hermana y cuatro individuos de sexo masculino (dos de ellos ex alumnos de la escuela de apellido Álvarez) quien pregunta por su hijo, siendo informada que el mismo se encuentra en el comedor con la señora Hilda, por lo que la señorita Ruiz Retamar, Leonela Janet se dirige con paso presuroso hacia el espacio mencionado, siendo seguida por la señora vicedirectora (Patricia Zárate)”. 
La mamá de KL ingresó de modo violento al comedor, resume el informe, “y se dirige con gritos, insultos e improperios hacia la persona de la directora, extendiendo los brazos hacia la zona del cuello de la misma, sujetándola y apretándola, interviniendo de forma inmediata la señora vicedirectora, colocando sus brazos y cuerpo entre ambas solicitando a la señorita Retamar que no golpee a la señora directora, que se aleje, procediendo Hilda a levantarse, dirigiéndose ambos directivos hacia la zona de dirección, mientras la señora vicedirectora solicitaba en forma reiterada a Retamar que no agreda ni golpee, que deponga su actitud”, describió. 
“Mientras estos hechos se suscitaban, KL exigía a su mamá a gritos que no lastimara a la señora Hilda”, añadió, y después relata que la situación derivó en la intervención de la Policía, y la radicación de una denuncia por parte de Leguizamón contra la mamá de KL por agresión y amenazas. Ahora, dice la docente, aguarda que la Justicia actúe, e indague en la situación del menor en el ámbito familiar. 
La docente contó que no es la primera que ocurren hechos violentos con el menor, y que en el último tiempo se había dado una situación peculiar: el nene se queda dormido en clase, e ingresa a la escuela a horarios flexibles, no siempre a la misma hora que el resto de sus compañeros. 

“Físicamente ando bien. Me apretó el cuello, pero no me dejó una marca. Lo que pasa es que me duele el alma”, dijo ayer la directora de la Escuela Esparza. Aunque aseguró que se sintió respaldada por las autoridades de Educación, también por el presidente de la Asociación Cooperadora de la escuela, Juan José Martínez. 

–¿El chico ya había tenido otras situaciones violentas? 
–Sí, porque viene de un contexto familiar muy difícil. No es repitente, porque lo hemos apuntalado mucho con las maestras, hemos hecho muchas adaptaciones curriculares para acompañarlo y evitar que repita. A mí particularmente el chico me tiene mucho afecto, y tanto es así que cuando la mamá me agrede, él le grita que no me haga nada. ‘No le hagas nada a Hilda’, pedía. Es por el afecto mutuo que sentimos. Ocurría que el chico viene a clase y se queda dormido. Las primeras veces las maestras lo despertaban, pero yo después les dije que lo dejaran. Pero es verdad que hay días en los que va completamente alterado. Es muy agresivo. 

–¿Por qué la reacción tan violenta de la madre? 
–Hay un grupo de alumnos que le cuentan que un profesor quiso ahorcar a su hijo, pero nada que ver. Lo que este profesor quiso hacer es evitar que agrediera al grupo, arrojándole una piedra. Esta señora ingresó de modo violento a la escuela, preguntó por mí, y fue directamente al comedor, donde yo estaba con el nene. Entra al comedor a los gritos, totalmente sacada, y me agarra del cuello. Estaba realmente drogada. En realidad, siempre suele entrar a los gritos. Entonces, yo siempre trato de calmarla. Ayer no le tuve miedo ni me resguardé nada, porque sé que es así. Es una exalumna de la escuela, una chica jovencita. A mí me preocupa el chico, que no deje la escuela, que tenga un lugar donde comer, que esté contenido. 

–¿Al chico se le va a permitir seguir yendo a la escuela? 
–No tengo problemas de seguir recibiéndolo. Al nene lo quiero mucho. El nene no tiene por qué soportar los problemas de los grandes. No tengo problemas de tenerlo, lo que sí habrá que hacer es firmar un acta acuerdo con la madre. No tengo problemas de recibirlo, y estoy segura que el personal tampoco, porque mis maestras son de oro. Pero con un acta acuerdo con la madre. Ahora va a intervenir el Copnaf (Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia), se va a analizar el caso y se enviarán asistentes sociales para que le hagan un seguimiento en la casa.

–¿Tiene miedo de volver a la escuela? 
–No tengo miedo, porque hay mucha gente que me cuida y me quiere en el barrio, y los chicos me necesitan. Eso sí, no voy a volver en auto porque estoy amenazada: me dijeron que me van a destrozar el auto. Iré en colectivo, aunque hay un problema, el colectivo no entra al barrio, nos deja en Alloatti. Habrá que caminar. 

Qué dicen en Educación 
“Todos los chicos tienen el derecho a la educación”, dice la directora de Planeamiento Educativo del Consejo de Educación, Adriana Wendler, al plantear la necesidad de que siempre se resguarde la situación del chico cuando surjan situaciones de violencia en una escuela. Aunque enseguida aclaró que debe ser la escuela la que debe tratar el caso, y encontrar la vía de solución a partir de la aplicación del código de convivencia. “Siempre hay que ver cada una de las situaciones, qué sucedió y buscar una medida educativa que le sirva al estudiante”, aconsejó. 
En ese marco, subraya que “siempre la medida que se sugiere es la aplicación de una sanción educativa dentro de la escuela, adoptada en forma conjunta por la comunidad educativa y los padres. Hay que revisar qué sucedió, y después tomar la medida que corresponda”. Las sanciones educativas, aclaró Wendler, están contempladas en la normativa vigente y contenida en el acuerdo de convivencia, que también rige para las escuelas primarias en la provincia. Esos acuerdos se revisan y se actualizan año a año. “La escuela debe saber que hay que trabajar en la prevención de estos hechos, y cuando suceden, actuar aplicando las normas vigentes”, sostuvo.