En el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular el Ministerio de Salud recuerda la importancia de cuidar los hábitos de alimentación equilibrada y actividad física. El hospital San Martín de Paraná lleva adelante, desde hace tres años, un programa de manejo agudo de la enfermedad.
Desde el Ministerio de Salud de la provincia, diversas áreas y programas abordan la importancia de la prevención de los llamados factores de riesgo –hipertensión arterial, diabetes, obesidad y sobrepeso– para el control de las enfermedades crónicas no transmisibles. Este jueves, Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV) establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), significa otra oportunidad para recordar la importancia que representa para el estado general de salud, cuidar y sostener en el tiempo los hábitos de alimentación equilibrada y actividad física. Sobre todo, teniendo en cuenta que esta enfermedad neurológica aguda, que altera súbitamente el flujo sanguíneo en una región de la circulación cerebral por la obstrucción de un vaso o su ruptura, es la segunda causa de muerte y la principal causa de discapacidad de adultos en todo el mundo.

Cabe destacar, además, que su incidencia va en aumento, posiblemente a raíz del envejecimiento de la población y mayor prevalencia de los principales factores de riesgo vascular.

El servicio de Neurología del hospital San Martín de Paraná lleva adelante, desde hace varios años, un registro prospectivo de los datos clínicos relevantes de todos los pacientes que se internan por ACV isquémico.

“En promedio se internan 15 pacientes con ACV por mes y, en los últimos 3 años, se implementa un programa de manejo agudo del ACV, en el cual pacientes con determinados criterios que ingresan en las primeras 4 a 5 horas desde el inicio de los síntomas, acceden a tratamientos que logran mejorar el pronóstico de la enfermedad”, indicó el subjefe del servicio de Neurología del nosocomio, Marcelo Chaves.

El ACV se puede prevenir con hábitos saludables

Respecto a las características de la patología referida, el neurólogo Marcelo Chaves destacó que el ACV es prevenible a partir del control de los principales factores de riesgo modificables como son: la hipertensión arterial, la diabetes, la dislipemia (alteración de los niveles de lípidos en la sangre) y el sobrepeso. “Es fundamental educar a la población sobre estos cuidados y los controles con sus médicos de cabecera. También es importante favorecer los hábitos y estilo de vida que reducen el riesgo, como la actividad física regular y la alimentación saludable. En esa misma línea, también es importante evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol”, graficó.

Chaves remarcó que la OMS se ha comprometido en generar esfuerzos para reducir significativamente estos factores de riesgo y el impacto generado por enfermedades no transmisibles como el ACV.

En este sentido, es importante remarcar que “la mortalidad y la morbilidad por ACV podrían reducirse significativamente a través de la atención organizada de la enfermedad”. Y es en esta línea que el organismo sanitario mundial “favorece la implementación de guías de práctica clínica basadas en la evidencia y la implementación de Unidades de ACV para la mejora continua en la calidad de los cuidados en salud”, destacó el profesional.

Para el diagnóstico precoz y tratamiento oportuno, se requiere conocer una serie de señales de alarma. De manera repentina pueden presentarse los siguientes síntomas neurológicos: “Debilidad o adormecimiento en la mitad del cuerpo y la cara, dificultad en el habla o la comprensión, inestabilidad o vértigo. También visión borrosa o dolor de cabeza de inicio brusco”. Ante ello, es fundamental, según precisó el especialista, “que los pacientes consulten inmediatamente al médico, ya que en algunos casos seleccionados existen tratamientos que solo son efectivos en las primeras horas, antes que el daño neurológico sea irreversible”.

Cabe recordar que esta enfermedad no solo impacta de manera dramática sobre el paciente y su familia, sino que también impone una gran carga económica para el sistema de salud, siendo el ACV una de las enfermedades crónicas más caras para el sistema de salud. Esto se debe a que “el costo directo abarca los gastos de corto plazo (hospitalización) y largo plazo (rehabilitación, hogares de ancianos, atención domiciliaria, honorarios de profesionales de la salud, medicamentos)”. También son relevantes los costos indirectos que están asociados a la pérdida de productividad debido a la morbilidad y/o la mortalidad.

De esta manera, los esfuerzos del sistema sanitario público están dirigidos a mejorar la prevención, el tratamiento agudo y la rehabilitación. Para ello, es vital que las personas de todas las edades no discontinúen, bajo ningún aspecto, el control de la salud. Sobre todo atendiendo a la actual situación de Pandemia por Coronavirus.