«El canoero», es su única identificación y sólo un grupo de recoletos amigos personales, familiares y allegados conocen su verdadero nombre y apellido.

El apelativo con el que es conocido el popular folclorista, le fue sugerido antes que comenzara su carrera en 1985.
Comenzó a componer sin ninguna guía ni aprendizaje, a la temprana edad de 12 años. Recibió el espaldarazo de quien en su momento fue considerado el «zar» de la televisión argentina Alejandro Romay y, con posterioridad, el padrinazo de los Hermanos Cuestas.
Hoy tiene su propio programa de televisión en Canal 9 de Buenos Aires y cuenta con la amistad personal y profesional del no menos afamado conductor de América TV, Alejandro Fantino, donde también hace su aporte artístico y de quien dice «me permitió volver a la televisión nacional».

En el transcurso de una visita efectuada a EL HERALDO, «de paso por Concordia», rumbo a Mocoretá, Corrientes, donde será la figura central de la festividad por la celebración de un nuevo aniversario de esa ciudad en abril, mantuvo un prolongado coloquio, en el que las anécdotas y la fluidez de un vocabulario llano y directo, vistieron de calidez una conversación sin prisa con el periodista.

Si bien puede calificárselo como un ciudadano del mundo, su familia reside en Victoria y su pasión por la naturaleza y la defensa del medio ambiente «en un planeta que agoniza», lo lleva incasablemente a exponer e intercambiar pareceres con los alumnos de distintas escuelas, con quienes hace docencia ambientalista.
Dejó una enigmática respuesta a una consulta «en un planeta agonizante» (y cuando la NASA proyecta llevar agua a la Luna en 2018 y oxígeno a Marte en 2020), aseguró que «habría que examinar si la raza humana, en el correr de los tiempos, no ha destruido ya otros mundos». Amante de la naturaleza y las especies, a los cinco años quedaba cautivado por las historias que le relataba un familiar, que versaban sobre un lugar donde pececillos dorados, garzas, especies arbóreas y otros condimentos que maravillaban el entonces niño, existían. Cuando pudo verlo le dijo a su tío «cuando crezca vendré a vivir aquí».
Lleva grabada seis obras discográficas, la última de ellas «Animales Sueltos», pero aún está fresca en su memoria la vida transcurrida en las islas, donde «con las propias manos, el barro y la paja construí, el nido donde formé mi familia y el lugar en el que los habitantes nativos sólo matan para comer y no por diversión o deporte, siendo defensores a ultranza de la vida de las especies salvajes.
«A los 17 años incursioné, relató, en el trabajo de la prensa gráfica como corrector de pruebas del diario ‘El Norte’, de San Nicolás, para luego internarme en las islas, donde transcurrí gran parte de mi vida». Hijo de profesionales de la química, oriundos de la ciudad de Buenos Aires, por «esas cosas de la vida», enfatiza «recalé en Las Lechiguanas». Son innumerables los premios obtenidos en su devenir artístico que faltarían más centímetros de la página de un diario para mencionarlos a todos, pero más cercano por razones geográficas se anotará que fue declarado «Única Revelación» del Festival de Jineteada y Folclore de Diamante y recordado por el reportaje que le hiciera, a bordo de su canoa, César Masetti en «El Espejo», programa de los 90 que concitó uno de los mayores ratings de la TV abierta en la Argentina.
ALGO DE HISTORIA
Fue declarado «Huésped de honor» de Ibicuy por su permanente compromiso con la zona de islas y «embajador nicoleño de todos los tiempos» por haber partido desde San Nicolás de los Arroyos llevando sus canciones por toda la Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile. Descubrió las islas desde chico a las que compuso cientos de obras reconocidas y adoptó esos parajes para su morada.
Comenzó a componer sin ninguna guía ni aprendizaje, curiosamente, a la temprana edad de doce años y a cantar acompañado con su guitarra de la misma forma. Fue entrevistado por Cesar Masetti en el programa «El espejo», a bordo de su canoa y declarado «única revelación» en la historia del Festival nacional de jineteada y folclore de Diamante, Entre Ríos, en el año ’85, cuando cantando solo con su guitarra «El taca taca» fue ovacionado de pie por un publico sorprendido, siendo este el comienzo de su carrera artística. Comenzó su gira por los principales escenarios de la Argentina de la mano de sus padrinos y graba su primer disco, ese mismo año en el sello Microfon. Mencionado por don Julio Marbiz consagración Cosquín años 87, 88 y 89, es contratado por Epsa Music, donde grabó dos álbumes, «Cantor de las islas» y «Entre Ríos isla y canto», luego, «De regreso a la vida» y «Ser vivo» en el que se destacó la obra «Algo huele mal» dedicada a la contaminación del ambiente y del paisaje producida por las pasteras, tema muy difundido en importantes emisoras televisivas. Su obra «El agua es la vida» (el pacusito) ha sido grabada en China e Israel y propuesta en Méjico para encabezar un disco a nivel mundial en defensa de nuestro planeta. Además, sus canciones están grabadas en países como Holanda y en Argentina por intérpretes de la altura de los Hermanos Cuestas, Horacio Guarany, Los musiqueros, Los del Gualeyán, Los chamarriteros y muchos otros.