Presionados por los jugadores, los directivos de la AFA, Superliga y del propio gremio se vieron obligados a parar la actividad

El fútbol se suspende. La decisión ya está tomada. Sólo falta la oficialización. Los campeonatos de primera división y del ascenso estarán postergados hasta el 31 de marzo. Sin duda que la convergencia de las opiniones de los futbolistas en no jugar por la pandemia del coronavirus fue determinante para que la AFA y la Superliga cedieran en sus posiciones de seguir jugando a puertas cerradas. Fortalecida por la opinión del propio presidente de la Nación, Alberto Fernández. Pero los jugadores, pese a la incomprensible indiferencia de su dirigente gremial, Sergio Marchi, lograron torcer el rumbo.

La firme presunción de que los capitanes de los equipos en una reunión autoconvocada para el miércoles en Futbolistas Argentinos Agremiados decidirían parar el fútbol, fue lo que derivó en el rotundo cambio de opinión de los dirigentes, quienes aceleraron la suspensión para no quedar expuestos ante la opinión pública.

La oficialización de la medida llegará en próximas horas. “Mañana se va a resolver la situación de manera oficial, hoy se juega”, se limitó a decir Sergio Marchi, desbordado por las bases.

Argentina era el único país en Sudamérica que aún no había suspendido el fútbol profesional, pese a que jugadores y entrenadores ya habían hecho público su decisión de dejar de jugar.

Marchi, de manera tardía y obligado por la opinión de sus representados, al mediodía se vio forzado a admitir que los planteles tenían una decisión tomada más allá de su opinión y la del resto de los dirigentes: “Ya hemos hablado con el 90 por ciento de los futbolistas y vamos a respetar su decisión, como siempre ha pasado”,

Así entonces, Lanús-Argentinos y Central Colón serán los últimos partidos de la Superliga hasta el reinicio. Y mañana también fue postergado el cruce entre Independiente y Villa Mitre de Bahía Blanca, por los 32avos de final de la Copa Argentina.