La catequesis sacramental que prepara a los infantes para la comunión durante dos años y luego para la confirmación, dos años más, será eliminada de las dos escuelas católicas. De todos modos, se  informa que Catequesis como materia curricular seguirá impartiéndose normalmente.  Héctor Trachitte, párroco de Nuestra Señora de Aránzazu, se apura a aclarar que la reforma no es reciente sino que la implementó, hace diez años por medio de la Carta Pastoral del por entonces Obispo de la Diócesis de Gualeguaychú, de la que depende Victoria, monseñor Luis Guillermo Eichhorn.

Manifiesta en ese documento su preocupación por la formación de los niños e invita a las comunidades educativas y religiosas a generar paulatinamente el cambio, dejando la formación sacramental en manos de catequistas formados para tal fin dentro del calendario eclesiástico.

“Hay una diferencia de lo que es el calendario eclesiástico del escolar, por eso se busca coordinar la iniciación de los sacramentos de la comunión y la confirmación con las fechas religiosas”, aclaró Trachitte. Sin embargo el cambio es mucho más profundo, se explaya. Es necesario sacar la catequesis como una actividad más dentro de la escuela. “No es otra actividad, no es matemáticas, no es una clase de inglés, no es vóley o básquet, es la formación en la fe de los niños y por lo tanto es indispensable un compromiso de parte de los padres que bautizaron en la religión católica a sus hijos, a tomarlo como algo diferente”.

La decisión apunta también a que los chicos se inserten dentro de las capillas y parroquias del barrio al que pertenecen. “Hasta aquí los alumnos del Huerto o de Kennedy normalmente iban sólo a las misas que se hacen allí y no conocen ni  siquiera a los Párrocos, por lo que está muy bueno que tambien interrelacionen con niños de diferentes escuelas”, señaló Trachitte.

Por su parte la directora de primaria del Instituto John F. Kennedy manifestó las bondades de la medida, sin dejar de expresar algunas preocupaciones.  Adriana Silva, aprovecharía esas horas que quedan vacantes en elaborar contenidos sobre la paz  y el  amor. Además, piensa implementar proyectos educativos que apoyen la formación del niño para recibir los sacramentos. Por eso, luego de analizar las nuevas normas, propicia sentirlo no como una pérdida, sino sacar provecho.  De igual modo, teme a que no se manifieste ese compromiso buscado de parte de la familia del niño a llevarlo a la catequesis del barrio. “Hay alumnos que no tienen el acompañamiento pedagógico ni la contención familiar que desearíamos,  por lo que hay miedo de parte de varios colegas de que estos niños no vayan a esta actividad, que ahora queda fuera de la escuela” dijo. Algunos padres ven inconvenientes la decisión porque, no por casualidad, han elegido una institución religiosa para que se los instruya también en materia de fe.

“En realidad nos sorprendió cuando nos informaron que desde el año que viene los niños tienen que buscar un lugar para realizar la catequesis”, contó Gabriel, papá de un alumno del Colegio del Huerto. De todos modos, aclaró que en su caso la escuela seguirá hasta que los chicos finalicen la preparación, ya que el niño tomaría la comunión el año 2015 con el grupo escolar que arrancó. Lo que no va a ocurrir es que no se formen nuevos grupos, pero los que ya están constituidos van a continuar, según comunicaron desde las escuelas.

Consultada sobre las medidas que se dispondrán en caso de que los niños no concurran a la catequesis sacramental, Silva expresó que en estas cuestiones la escuela no puede tomar ninguna medida. A pesar de que la institución depende de la iglesia católica, apostólica y romana, a la institución concurren niños de padres agnósticos, o de otros credos.  Por eso, dijo, que por supuesto instarán a la familia a que preparen a sus hijos para los  sacramentos, pero que finalmente será la decisión de ellos como primeros formadores de la fe.

Formar en la fe

Para llevar adelante estos cambios se necesitan catequistas preparados. Hay cambios de metodología y de enfoques para los cuales se debe estar bien dispuesto. Por esto es indispensable que los catequistas que asuman este proyecto hagan un proceso formativo específico. Formar y capacitar a los catequistas es una responsabilidad del párroco, escribió Eichhorn, hoy Obispo de Morón, Buenos Aires.

En Victoria hay alrededor de cien catequistas para formar en la fe a la población de niños que concurren a las escuelas laicas de la ciudad. Con la incorporación de los grupos de estudiantes católicos a las parroquias se estima que faltarán catequistas.

Agustina Sánchez, coordinadora de catequistas de la Parroquia Nuestra Señora de Aránzazu de Victoria, relató aParalelo 32 que en ese lugar concurren alrededor de 400 chicos para 18 catequistas. Por lo que esperan que en este cambio “aparezcan nuevas madres y padres para formar a los niños”. La mujer, oriunda de Mar del Plata, relató que muchas de las formadoras son tambien oriundas de otras localidades. El caso de Mariana Espinosa, que llegó a la ciudad desde Rosario aunque nació en la provincia de Tucumán y comenzó en la tarea luego de reconocer que desde su casa, mientras sus hijos concurrían a evangelizarse, criticaba a las chicas que impartían sus conocimientos. “Creo que es un llamado, pensé, y en lugar de criticar voy a hacerlo”.

A la experiencia personal la aprovechan las entrevistadas para invitar a madres y padres a formar parte del plantel de cerca de cien catequistas que hay en la ciudad. “Cualquiera que esté bautizado puede prepararse para dar clases”, dicen las chicas. El párroco amplía expresando que no hace falta ser docente, los futuros formadores para la fe acceden al material preparatorio para realizar su tarea. “Solo hace falta ganas de hacerlo”, dijo.

El material al que acceden los catequistas para instruir a los niños ha sido renovado con el objetivo de que los chicos puedan acercarse a la religiosidad desde un lugar de mayor compromiso. Son tareas propias de la catequesis el propiciar un conocimiento de la fe, una educación litúrgica, una formación moral y enseñar a orar, a la vez que es iniciación y educación para la vida comunitaria y para la misión, expresan los religiosos.

Al momento de hablar específicamente de la actividad, las maestras expresan que los chicos son muy curiosos en los temas de la fe, preguntan y cuestionan mucho, expresan las catequistas. “A veces no tenemos la respuesta y las buscamos entre todos”, dicen. Para poder convertirnos debe interactuar la razón y la fe, preguntar está muy bien, cuestionar está perfecto, el tema es saber a quién le preguntamos o la fuente que buscamos. Lo que buscamos es que conozcan a Dios, porque para amar hay que primero conocer, pero esta tarea reclaman es una tarea que inicialmente comienza en la familia. Son optimistas, porque sostienen que la iglesia se ha adecuado a los tiempos y hoy con la frescura y la amplitud del papa Francisco la población está más receptiva al mensaje religioso.

Al respecto, el párroco de Victoria quiere hacer una salvedad: “Que sea un Papa con la cabeza abierta a muy buenas y nuevas ideas no quiere decir que vale todo, al contrario, esa apertura nos hace más comprometidos, es necesario un real acompañamiento a las distintas etapas de formación religiosa de los hijos, no tiene que ser la fiesta de bautismo o de comunión, tenemos que estar convencidos y comprometernos a ser mejores cristianos cada día.

 

Fuente: Paralelo32.com