“Estos tiempos no son fáciles, la pandemia ha cambiado nuestras vidas, nuestras costumbres e idiosincrasia, nos ha enseñado a pensar en el otro, en nuestros vecinos, en nuestras familias y también en aquellos que están solos”. Subrayó en el discurso por los 210 años de Victoria el intendente Domingo Maiocco.a444c979-c998-49a6-a242-5eb137d54a8c

Durante la mañana de este miércoles y llegadas las 09:45 se escuchó el repique de campanas desde el Templo Parroquial “Nuestra Señora de Aránzazu”. El sonido marcó el inicio de un momento histórico y diferente para victorienses en todo el mundo, puesto que en el marco de esta pandemia internacional que nos aqueja no se contó con los tradicionales festejos que convocan a toda nuestra comunidad.

Por el contrario, se dispuso un reducido grupo de presentes en el segundo piso del palacio municipal que contó con la presencia del intendente Domingo Maiocco; la vice Ana Schuth; los concejales: Franco Brassesco y Carla Almada; Jefe Departamental de Policía Comisario Mayor Omar Regondi; Jefe de Prefectura, subprefecto Marcos Maldonado Pérez; Jefe de Bomberos Voluntarios Victoria, Miguel Zapata; Director de Cultura Municipal, Luis María Andrade; el responsable del Museo “Carlos Anadón”, Claudio González y el cura párroco Presbítero Héctor Trachitte, para brindar el acto oficial por un nuevo aniversario de nuestra ciudad.

El discurso27e9f2f2-00fa-4d85-922f-026f0b24a599

En su discurso Maiocco valoró el aporte de las fuertes corrientes inmigratorias. “Las que hicieron de nuestra tierra un verdadero crisol de razas donde el trabajo fue el único bien común, forjando hombres y mujeres que fueron engrandeciendo nuestro rincón y la patria”, sostuvo.

En esta línea rescato ese espíritu en este momento bisagra de la historia de la humanidad, donde necesitamos aflorar a fin de poder asentar nuevos cimientos para que la recuperación de nuestro tejido social tenga como característica predominante la efectiva redistribución de todos nuestros recursos: humanos, técnicos, científicos, económicos, culturales y educativos.

Cerrando con una invitación, “hoy los invito a que mirando nuestro pasado recomencemos e imaginemos nuestro futuro, que sin dudas será diferente al que vivíamos, pero no por ello será menos auspicioso, debemos tomar de este momento único en nuestras vidas una verdadera enseñanza como ciudadanos de nuestra amada Victoria”, sostenía.

Nuestra Historiafd5ab294-e0d6-414e-a503-9021ccaef28d

Al igual que muchas otras ciudades, como Rosario y Paraná, Victoria no tiene fundación.

¿Qué significa esto? Muchas ciudades del país y en todo el mundo han sido fundadas por un grupo de colonos que se reunió en un espacio reducido, en muchos casos fortificados, y a partir de un trazado urbano previamente diseñado, con el objeto de vivir en una villa. La fecha en la que llegaron a ese lugar y plantaron la primera construcción, de carácter simbólico, se considera el día fundacional, con un acta que da cuenta de esa voluntad, y de los pobladores originales, como ocurrió en Buenos Aires, Santa Fe, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú, Nogoyá… por mencionar algunas. A veces, la fundación es simplemente un acto administrativo, una orden o decreto a través del cual se dividieron las parcelas del terreno dedicado a la villa, para luego entregarlo a los primeros pobladores.

En Victoria el proceso fue diferente. Tras el apaciguamiento de la región, la zona que hoy comprende, más o menos, el departamento Victoria, especialmente su zona alta, fue poblándose por colonos provenientes en gran medida de lo que hoy es Paraná, entonces La Baxada, dispersos que debían viajar a Nogoyá para sus servicios religiosos, que en aquel entonces incluían los que hoy tiene el Registro Civil, y que por ende garantizaban derechos sucesorios y familiares, entre otros.

Su lugar de encuentro era el puerto viejo, en el Quinto Cuartel, donde comerciaban con los barcos que llegaban con mercadería y se llevaban lo que producían los colonos.

Así surgió la necesidad de establecer en la zona una villa, algo que por aquel entonces se hacía en torno a un centro religioso. De ahí que los vecinos le encargaran a un comerciante que viajaba seguido a Buenos Aires, donde también tenía conexiones, la gestión para la concreción del oratorio. Este comerciante era Salvador Joaquín de Ezpeleta.

Sus gestiones permitieron que el 13 de mayo de 1810 se celebrara la primera misa, hito que posteriormente fue reconocido como fundacional. Paralelamente se trazaron las calles centrales de nuestra ciudad, alrededor de la hoy plaza San Martín, y se distribuyeron parcelas entre los vecinos de la zona.

De ahí que se conviniera, hace más de 30 años, que esta fuera reconocida como fecha fundacional.

Esto es -en pocas y someras palabras- lo que los victorienses recordamos hoy como la fecha a partir de la cual existe la ciudad de las siete colinas.