Decidió dejar su trabajo para dedicarse 100% a su emprendimiento: un espacio virtual que brinda información a quienes quieran vivir o visitar el país

Eve nació en Córdoba. Dejó Argentina hace varios años con la idea viajar hasta encontrar «su lugar en el mundo». En 2016 se recibió de diseñadora gráfica; aplicó a una visa Working Holiday para Australia y se fue sin saber si volvería. «A pesar de que mi experiencia fue increíble, necesitaba conocer más lugares». Al siguiente año estuvo viviendo en México, Italia y Alemania, y en 2018 regresó a Argentina para sacar una visa Working Holiday de Portugal e intentar instalarse allí. Y es ahí donde vive desde abril de 2019.

En aquel momento, para la joven, los motivos que la llevaron a tomar la decisión de irse no eran económicos. «En Argentina estaba bien en ese sentido», dice. «Pero en 2012 hice un intercambio en Madrid y lo que más me gustó de haber vivido allá era la seguridad y la tranquilidad. Quería volver a vivir en un lugar donde me sienta segura. En Argentina me robaron varias veces, vivía paranoica, a mi casa entraron a robar una vez y desde ahí estaba siempre con miedo. Eso no te pasa en Europa, no vivís con esa sensación constante de que alguien te puede estar siguiendo».

Si bien Eve ya había visitado Portugal en 2012, no le había llamado mucho la atención. «Cuando empecé a investigar posibles destinos para vivir en Europa, quería un lugar donde pueda aprender el idioma fácilmente y que la cultura sea similar a la nuestra. Mi experiencia en Alemania y Australia fueron buenas, pero sentí que nunca iba a sentirme parte de la sociedad y adaptar costumbres culturales y mucho menos aprender el alemán, a pesar de que lo intenté».

La importancia de conseguir la residencia

Entonces comenzó a investigar los países con los que Argentina tenía acuerdo Working Holiday (un tipo de visa que te permite trabajar 1 año en ese país) y entre las opciones estaba Portugal. «Yo ya hablaba algo de portugués brasilero, porque había estudiado un tiempo. Y hablando con chicos que ya estaban en Portugal, uno me comentó que existía la posibilidad de obtener la residencia una vez que estés en Portugal y consigas trabajo. No había necesidad de aplicar a ninguna visa ni ser descendiente de europeos y a los 5 años te daban la ciudadanía portuguesa«, detalla.

Y agrega: «No lo dudé y aplique a la visa Working Holiday de Portugal, a pesar de que podía irme como turista, y hacer lo mismo, pero preferí tener una visa que me permita estar legal un año y después decidir si aplicar a la residencia».

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Eve aplicó a la visa Working Holiday en Portugal y luego aplicó a la residencia

Vivir en otro país: el primer paso es llegar a destino

El día que llegó a Lisboa, la joven diseñadora se tomó un taxi desde el aeropuerto y mientras paseaba por la ciudad sintió que se quería quedar a vivir ahí. «Me sentí como en casa, sentí que tenía que hacer todo lo que estuviera a mi alcance para quedarme», recuerda. «Portugal me recibió bien desde el día 1, las cosas se me fueron dando muy bien, documentación, trabajo, casa, amigos, definitivamente había encontrado mi lugar en el mundo».

El primer paso fue la documentación. «En Portugal la burocracia puede ser un dolor de cabeza, así que hay que armarse de paciencia, estudiar bien lo que tenés que hacer, hablar con gente que sepa, asesorarse o buscar un gestor», asegura.

Y continúa: «Para trabajar, lo más importante es obtener el NIF, equivalente a nuestro Cuit en Argentina. Para hacerlo siendo extranjero, necesitas de un representante fiscal, que puede ser cualquier persona residente o ciudadano. En mi caso, busqué a un gestor, ya que no conocía a nadie que pueda ser mi representante. Luego hay que tramitar el NISS (número de identificación de seguridad social), que hoy es mucho más simple que cuando llegué yo. Se hace presencial en una oficina de Seguridad Social con tu pasaporte y NIF, y ahí ya podes empezar a buscar trabajo».

Una experta sobre las oportunidades en Portugal

Desde que se fue de Argentina, Eve siempre trabajó en turismo, «más que nada por que hablo varios idiomas. Nunca intenté buscar trabajo de diseño gráfico a pesar de que siempre seguí diseñando para familia, amigos, o cosas mías», dice. Cuando se fue de Argentina creó un blog de viajes donde escribía sobre los destinos que visitaba.

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Eve ahora vive en Portugal, aunque confiesa extrañar algunos aspectos de vivir en Argentina

«Al llegar a Portugal, escribí sobre los 7 motivos que me llevaron a vivir en ese país», cuenta. «Empecé a recibir tantos comentarios como nunca antes. Todos estaban interesados en la facilidad para emigrar a este país. Así que decidí volcar el contenido del blog a explicar cómo hacer todo. Creé una guía gratuita porque quería que todos se enteren de esta oportunidad. Empecé a recibir consultas, gente que quería que les dé una asesoría o les cuente más sobre Portugal y muchos que iban llegando me preguntaban si podía ayudarlos a tramitar el NIF».

Así empezó a trabajar con dos gestores que ya tenían experiencia en esto. Además de esa gestoría, también daba consultorías y empezó a tener ingresos a través de marketing de afiliación con otras empresas. «Me empezó a ir mucho mejor de lo que imaginé. Es increíble la cantidad de gente que quiere irse del país. Gente que parece que ‘tiene todo’, pero aun así buscan mejor calidad de vida. Familias enteras que están dispuestas a vender todo para irse en busca de algo mejor», plantea.

A qué se dedica ahora en Portugal

Hoy Eve se dedica 100% a las consultorías y a la gestión del NIF para extranjeros. «Tengo clientes de todo el mundo, aunque la mayoría son latinos».

Según detalla, para emprender, la barrera principal era la residencia. «En Portugal podes abrir una empresa sin ser residente, solo con NIF. Sin embargo, algunas cosas se te complican, por ejemplo, no podes hacer el canje de tu carnet de conducir, así que eso te limita bastante si tu trabajo depende de la movilidad, también puede ser más complicado conseguir alquiler, y obviamente imposible conseguir un crédito sin ser residente», detalla.

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Eligió trabajar de manera digital para tener libertad para moverse y ejercer su labor desde cualquier lado

Y continúa: «En mi caso, en un principio tenía la idea de abrirme un café chiquito, algo con pastelería argentina. Entonces veía esto como una traba. Con el tiempo fui desistiendo de esa idea del café, quería tener la libertad de moverme y trabajar en cualquier lado, por eso le di prioridad a lo digital».

Una vez que obtenés la residencia, aproximadamente al año y medio de llegar, «ves que en cierto aspecto todo es ‘más sencillo’», sostiene. «Otra barrera (no tan grande) que encontré fue el idioma, a pesar de que yo ya tenía conocimientos, sentía que la gente no me iba a tomar ‘en serio’ si no hablaba bien el portugués. Decidí invertir en clases de portugués individuales y fue mi mejor decisión. Mi profe me ayudaba en todo incluso en mis proyectos. Yo necesitaba escribir e-mails a empresas que tengan interés en una colaboración a través de marketing de afiliación».

Y agrega: «Mi profe me ayudó en todo, me enseñó además muchas cosas sobre la cultura portuguesa, cosas importantes que uno debe saber para adaptarse mejor a la sociedad».

Como contrapartida, «los beneficios de emprender en Portugal son principalmente que, a pesar de que los impuestos son altos, el gobierno da muchos apoyos a quienes quieren abrir una empresa. Hay muchas opciones de créditos que vale la pena tener en cuenta. Portugal es la capital europea de las startups y acá hay muchas incubadoras principalmente para quienes tienen un proyecto tecnológico«, cuenta. «Y como los portugueses no se animan a muchas cosas, y no son tan caraduras como nosotros, hay muchas oportunidades, rubros que no están explotados. Así que en ese sentido tenemos una ventaja para emprender acá».

Además de su trabajo actual, Eve está desarrollando un proyecto orientado a aquellos que quieran emprender en Portugal. «Está haciendo cursos, asesorándose con profesionales y entrevistando emprendedores, para poder dar a conocer las oportunidades, explicar paso a paso cómo se crea una empresa. En Portugal los salarios son bastante bajos (hoy 705 euros), y si bien se puede vivir con eso, no podés proyectar mucho, ni pensar en vivir de una jubilación. Por eso decidí emprender y siempre intento animar al que se quiere venir, que, si les gusta emprender, traten de hacerlo acá también, las oportunidades son infinitas».

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Eve cree que los argentinos tienen muchos elementos a favor, entre ellos la resiliencia

Según la joven, «los argentinos tenemos muchas cosas a favor, principalmente eso, la resiliencia, la capacidad de adaptarnos a todo y somos muy ingeniosos y creativos. Lo único que uno necesita es abrir más la cabeza. Hay que conocer más culturas, escuchar otras opiniones, ver cómo vive la gente en otros lugares. Esto nos ayuda a darnos cuenta de que uno puede estar mejor si así lo desea, pero también reconocer que los argentinos somos afortunados de haber nacido ahí. Hay países y culturas que sufren muchas cosas que nosotros no».

¿Volver a Argentina?

Eve ama Argentina, de hecho, antes de ir a Portugal pensó en volver y ponerse un negocio. «Hasta tenía el plan de negocios armado, los logos y toda la identidad», dice. «Pero cuando fui de visita se me fueron todas las ganas. Ya no siento que pueda proyectarme un futuro allá, por lo menos a esta edad».

Si bien no le gusta arrepentirse de nada, siente que perdió muchos años en la universidad para tener un título, «cuando podría haberlo dedicado a tener experiencias en el extranjero o estudiar varios cursos donde seguramente aprendía lo mismo en menos tiempo. Ya no creo en eso que dicen que sin un título no sos nadie. No sos nadie si no tenes un objetivo en la vida, algo que te apasione, conocimiento y experiencias que contar y algo que puedas aportar a la sociedad o a tu círculo. Eso es lo que nos da identidad, no un título. Ojo, sí reconozco la importancia de estudiar, de leer, de informarse», aclara.

Emigrar según ella, «implica ser valiente y paciente, pero principalmente, hacernos amigos de la soledad. Valiente porque vas a pasar momentos difíciles, donde te sientas perdido, donde te sientas discriminado porque sos de otro país o no hablas bien el idioma. Paciente porque no todo llega tan pronto como querés. Hay que confiar en el tiempo, hay que saber que emigrar es un proceso, no todo llega de la noche a la mañana: un buen trabajo, una buena casa, un grupo de amigos que son como tu familia, la documentación. Todo eso se construye de a poco y hay que disfrutar el camino».

Sacrificó tiempo de calidad con los que ama: su familia. «Extraño pasar un almuerzo de domingo, unos mates, los cumpleaños y fechas especiales. Sacrifiqué comodidad. En Argentina tenía mi casa y mi auto. Hoy tengo auto, pero comparto casa con otra chica porque todavía no alcanza, pero confío en que esto es temporal y como dije antes, todo llega en su momento», expresa. «También está la comodidad de hablar tu idioma. Acá todos mis amigos son latinos, porque me siento más cómoda, a pesar de que hoy hablo el portugués bastante bien, no hay nada como hacer una broma y que te entiendan».

A cambio, ganó estabilidad. «Yo sé que lo que hoy gano, en un año vale lo mismo y en dos también. Puedo proyectar un futuro. Gané seguridad y tranquilidad. Amo salir a la calle sola, de hecho, me gusta mucho caminar sola a cualquier hora, viajar sola. Para mí eso no tiene precio y no lo cambio por nada. Me volví más fuerte, más resiliente y más paciente. Aprendí muchas cosas de mucha gente también. Emigrar es una experiencia que te cambia para siempre. Y creo que cuando el que emigra dice que extraña Argentina, significa que extraña los buenos momentos con tu gente, extrañas el sentido de pertenencia y ciertas costumbres culturales. Nadie extraña vivir en Argentina, todos quisiéramos vivir en otro país, pero poder ir de visita a Argentina cuando se extraña, o cuando ‘a saudade bate’, como dicen los portugueses».