En el transcurso de la semana se conocerá el resultado patológico practicado en Santa Fe para determinar si el bebé nació vivo o no.

A 15 días de conocerse el caso que conmocionó a gran parte de la opinión pública a partir del confuso episodio que comenzó con una mujer que ingresó al hospital con hemorragia, se conocerían novedades la semana entrante sobre el resultado patológico que se solicitó a Santa Fe (en Entre Ríos no se practica) para determinar si el bebé nació vivo o no, y en cualquiera de los casos, marcaría el inicio de una causa legal a la progenitora. Al ingresar al hospital, la mujer manifestó a los médicos haber tenido un aborto espontáneo, y que luego a partir de la intervención policial y del fiscal en su domicilio del Primer Cuartel, tuvo como desenlace el hallazgo del cuerpo sin vida de un bebé de 38 semanas, envuelto, dentro de un lavarropas.

Cabe recordar que la mujer, de 30 años de edad, casada y madre de otros tres hijos, se encontraba muy presionada por su entorno, en especial por su familia paterna a razón de la compleja situación económica de su pareja, al punto de llegar a tener problemas para el abastecimiento de los alimentos. Y la sospecha sobre su embarazo era negada rotundamente por ella, aduciendo que mantenían los debidos cuidados con su marido. En este sentido, según nos reiteró el doctor Guaita (ya que fue una hipótesis que esbozamos anteriormente) cobraría fuerza la posibilidad de culparla por la falta de atención médica durante el embarazo.

Hasta ahora la madre permanece en su casa, hecho que se mantendría en caso de ser imputada y mientras se sustancie la causa, “porque para la justicia no hay riesgo de fuga que sugiera la necesidad de una prisión preventiva”, aclaró el fiscal a este Semanario.

El lunes próximo también estaría comenzando los estudios psicológicos y psiquiátricos que se practicarán en el Hospital Salaberry, con la finalidad de establecer si ella era consciente o no del acto que estaba realizando. De ahí puede surgir que se le dé un tratamiento, como ocurrió con el caso de Gisela Dacca, quien cumple una condena especial en la Unidad Penal (de hombres) luego que diera muerte a su bebé recién nacido el 16 de agosto de 2012 y lo abandonara en un baldío frente a su domicilio.

Como parte de ese régimen singular, la condena por 11 años se cumple con un horario determinado de 8 horas luego del cual Dacca retorna a su domicilio para ocuparse de sus hijos, que de otro modo serían también víctimas de la situación por crecer sin la cercanía cotidiana de su mamá.