Los errores más frecuentes a la hora de conservar y consumir huevos
El guardado y consumo del huevo es delicado. Por eso es común cometer errores, que, aunque sean chicos, pueden facilitar la contaminación por microorganismos y causar daños a la salud de quienes los consumen.
Sus propiedades hacen que sea un alimento muy presente en la cocina: contienen 14 nutrientes esenciales, incluidas las vitaminas A, B y E, así como ácido fólico, hierro y zinc.
Existe una falsa creencia que sostiene que el aporte nutricional de los huevos depende del color de su cáscara, y de ahí que los de color sean más caros que los blancos. Pero esto es falso y se debe únicamente a la raza de la gallina que los puso.
Victoria Inés Núñez (M.P. 5276) licenciada en Nutrición del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, enumera algunos aspectos a tener en cuenta:
- Al momento de la compra, deben tener la cáscara limpia, homogénea, sin rugosidades ni suciedad.
- No se aconseja guardarlos en la puerta de la heladera, ya que el continuo abrir y cerrar causa variaciones en la temperatura y puede afectarlos.
- Los huevos duros cocidos con su cáscara, se conservan hasta una semana, pero no más de 2 días si forman parte de una ensalada, por ejemplo.
- No se recomienda mantener más de ese tiempo una mayonesa casera u otras preparaciones que contengan huevo crudo o cocido.
Después de comprar los huevos, es importante almacenarlos de la mejor manera. No se recomienda dejar fuera de la heladera a menos que el consumo sea rápido, por ejemplo, en el mismo día y esto se debe a la posible variación de la temperatura ambiente.
Si están rotos o sucios, mejor dejarlos y elegir otros. Porque el riesgo de contaminación es alto, y hay que tener mucho cuidado con ello
Se recomienda ponerlos en el medio de la heladera, porque es un lugar de refrigeración con una temperatura más estable. El límite son 30 días de refrigeración para considerarlo fresco, luego de ese lapso la yema se puede poner blanda y los microorganismos pueden penetrar la cáscara.
¿Hay que lavar los huevos?
No es necesario. “Cuando la porosidad de la corteza entra en contacto con el agua y la esponja, puede dañarse, y esto favorece el paso de contaminantes como bacterias y hongos. Pasan a la parte comestible de los alimentos y causan daños”, explica el nutricionista Jamile Tahim, maestro de UECE (Universidad Estatal de Ceará) de Brasil.
Es importante observar la cocción de los huevos, especialmente si se prefiere la yema suave. La recomendación es cocinar los alimentos a fondo, para evitar el riesgo de contaminación, incluida la salmonela.
“La yema o cualquier otra parte del huevo cocido es menos probable que tenga algún patógeno que ingrese al cuerpo. En este caso, no es ningún componente del huevo en sí lo que hará daño, sino los microorganismos que pueden estar en él y que pueden permanecer allí si no se cocinan en el tiempo y la temperatura adecuados”, comenta la nutricionista Liana Braga, profesora del Colegio Pitágoras São Luís en Brasil.
En el caso de la salmonela, por ejemplo, la contaminación puede ser primaria, cuando se produce directamente desde los órganos del ave, o secundaria, a través de la entrada de microorganismos a través de la cáscara del alimento. Los principales síntomas asociados con la afección son gastrointestinales, como vómitos y fiebre.