Médicos advierten sobre deficiencias nutricionales por el aumento de precios en los alimentos más saludables
Según una especialista, la falta de recursos y educación alimentaria condiciona e impacta negativamente en la salud de los niños, quienes necesitan ingerir comidas sanas.
Una buena nutrición es importante para mantener a las personas sanas durante toda su vida y puede ayudar a vivir más tiempo y reducir el riesgo de problemas de salud como enfermedades del corazón, diabetes tipo 2 y obesidad, entre otras.
Debido al aumento de los precios en alimentos, algunas familias de nuestro país redujeron el consumo de nutrientes y micronutrientes esenciales (proteínas, hierro, zinc, omega 3, antioxidantes) por falta de ingresos; impactando directamente sobre el crecimiento físico, intelectual y cognitivo del niño, según detalló la nutricionista Teresa Coccaro (M.N. 5.705).
La especialista dijo que esta situación predispone al pequeño mayormente a una peor capacidad inmunológica desde edades muy tempranas, facilitando la aparición de infecciones, problemas respiratorios, trastornos gastrointestinales, hepáticos, baja talla, sobrepeso , obesidad, mayor riesgo de trastornos psíquicos como depresión, ansiedad por alteración en el sueño y alteraciones cognitivas como la falta de atención y rendimiento escolar.
Hacer compras inteligentes
“Por eso, más allá de la necesidad de políticas públicas, es clave que cada familia a su medida pueda hacer foco en la calidad alimentaria y realizar una compra inteligente”, expresó Coccaro, para luego recomendar los grupos alimentarios con los que se puede hacer una diferencia enorme y positiva en la salud de los más chiquitos.
La nutricionista señaló que se deben comer frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, huevos y aceite, alimentos reales y sin etiquetas que contienen todos los nutrientes necesarios para un correcto crecimiento y desarrollo en las infancias. “Cuando se realice la compra es importante que se le dé prioridad a estos grupos y se dejen de lado los paquetes que solo aportan grasa, sodio y energía vacía, tienen un alto costo económico y no alimentan”, dijo.
Qué aportan los grupos alimentarios
Los recursos alimentarios y de educación destinados a los niños y adolescentes deben ser protegidos y garantizados como un derecho, expresó Coccaro. La comida sana para todos incluye una gran variedad de comida fresca procedente de los grupos de alimentos saludables.
Cada grupo aporta diferentes nutrientes que el cuerpo necesita para crecer correctamente y, en el caso de los bebés, pasar de la leche materna o fórmula infantil a comer comidas familiares lleva tiempo, por eso el pequeño no comerá alimentos de los cinco grupos de inmediato. Los grupos de alimentos son:
- Fruta y verdura. Le dan al niño energía, vitaminas, antioxidantes, fibra y agua. Ayudan a proteger al bebé contra enfermedades posteriores en la vida, como las cardíacas y algunos tipos de cáncer. Elegir frutas y verduras de diferentes colores, texturas y sabores, tanto crudas como cocidas.
- Cereales. Incluyen pan, pasta, fideos, cereales para el desayuno, arroz, maíz, quinoa, polenta, avena y cebada. Estos alimentos le proporcionan al niño la energía que necesita para crecer, desarrollarse y aprender. Los alimentos con cereales con un índice glucémico bajo, como la pasta integral, le darán una energía más duradera y lo mantendrán saciado durante más tiempo.
- Lácteos. Los productos clave en este rubro son la leche, el queso y el yogur. Son ricos en proteínas y calcio. Los lácteos se pueden introducir a partir de los seis meses de edad y hay que asegurarse que la leche materna o la fórmula infantil sea alimento del bebé durante el máximo tiempo posible. Cuando lo recomiende tu pediatra, se podrá comenzar a darle leche de vaca.
- Proteínas. Hablamos de carne magra, pescado, aves, huevos, legumbres y frutos secos, son importantes para el crecimiento y desarrollo muscular de los niños. Estos alimentos también contienen otras vitaminas y minerales útiles como hierro, zinc, vitamina B12 y ácidos grasos omega-3. El hierro y los ácidos grasos omega-3 de la carne roja y el pescado azul son particularmente importantes para el desarrollo del cerebro de los niños.