El Barcelona, de la mano del argentino, del brasileño y de sus titulares, recupera sus mejores sensaciones y desarbola al Celtic
Nada mejor que un relajante partido de Champions para combatir la pesarosa derrota en la Liga contra el Alavés. El Celtic ya no es el Celtic. Ha dejado de ser agresivo y desquiciante para convertirse en un equipo educado y aseado, una golosina para el niño Messi. El 10 ofició como solista excelso y de vez en cuando se juntó con Neymar para complacer al Camp Nou. Ambos se divirtieron en una noche bochornosa, presidida por la pitada de rigor al himno del torneo y rematada con la exhibición de esteladas, señal de que son muchos los hinchas cabreados porque la UEFA sancionó al Barça en la final de Berlín.

La afición pasó una noche estupenda con el delicado juego del Barça. Los azulgrana completaron un encuentro estupendo ante la admiración de los domesticados muchachos del elegante Brendan Rodgers, un técnico de etiqueta que tuvo su crédito en la Premier cuando entrenaba al Liverpool. La elaboración funcionó tan bien como la recuperación y la goleada se adivinó desde que Ter Stegen le paró un penalti a Demélé con 1-0. Los barcelonistas combatieron la ansiedad, recuperaron las mejores sensaciones y dieron a entender que cuando se activa Messi y salen los titulares no se ha inventado aún la fórmula anti Barça.

La receta táctica que se había comercializado como antídoto para enfrentar al Barça también llegó hasta Glasgow. Al igual que el Betis y el Alavés, el Celtic dispuso una defensa de cinco para defender a los dos interiores y al tridente azulgrana, un plan expreso y único para el partido del Camp Nou. No se trata de jugar contra los azulgrana sino de negar el fútbol del Barcelona, alguna vez más sorprendido que sorprendente, por más que intente no ser tan previsible, incluso desde la alineación, que en el estreno europeo presentó las novedades de Umtiti y André Gomes.

El despliegue de los contrarios obliga a reparar en los laterales del Barça, anoche amenazados además por los dos buenos extremos del Celtic, que son Roberts y Sinclair. Y apareció desde la izquierda Jordi Alba para desequilibrar a los escoceses nada más ponerse el balón en juego y arrancar Messi. El zaguero asomó a la carrera en un córner, combinó con Neymar y el pase filtrado del brasileño lo cruzó Messi a la red de De Vries. Un minuto después no llegó el segundo por muy poco después de una nueva internada de Alba, activado por Messi. La cinta de capitán revitalizó al 10, amo de la noche del Camp Nou.