Dos fiestas habilitadas en Victoria sumaban unas seis mil personas frente a Rosario. No hay estructura de fiscalización suficiente para ejercer los controles correspondientes. 

Las fiestas masivas en las islas rompieron este año con todos los récords y ya generan alarma a raíz de las miles de personas que aglutinan y que se suman a la imparable concurrencia a las distintas zonas que enmarca el Paraná. Mientras las autoridades de la Municipalidad de Rosario no tienen injerencia alguna sobre la habilitación de estos acontecimientos multitudinarios, en Victoria (Entre Ríos) parecen darle rienda suelta y hasta “liberar zonas”, según indicaron algunos preocupados habitantes de esa ciudad 30 veces más pequeña que la Cuna de la Bandera.

   La Intendencia de la pintoresca población “de las siete colinas” no tiene la estructura suficiente para ejercer los controles de seguridad y tampoco puede siquiera intentarlo la diminuta comisaría que tiene jurisdicción en la zona de islas (en el sector conocido como El Charigüé), donde normalmente hay dos efectivos. Sin embargo, alrededor de 6.000 personas participan este fin de semana en al menos dos megaencuentros isleños donde la música, el enorme flujo de embarcaciones y el expendio del alcohol son absolutos protagonistas. Incluso, es prácticamente imposible que los controles de alcoholemia de Prefectura den abasto.

   Clubbing Island Party e Island Festival son los acontecimientos que, al cierre de esta edición, esperaban sumar unos 3.000 asistentes cada uno: jóvenes y no tanto a partir de los 18 años y hasta superar los 40, según plantearon los organizadores, quienes además confirmaron que obtuvieron autorización del municipio victoriense y tomaron contacto con Prefectura.

   El alerta por el incremento de estos festejos se manifestó incluso desde la administración de Mónica Fein. El subsecretario de Gobierno rosarino, Diego Beretta, se mostró preocupado al desconocer “qué medidas de seguridad” toman en cuenta desde Victoria, a cargo de la habilitación de los locales como de los acontecimientos especiales. “Esperemos que se tomen todos los recaudos”, destacó antes del inicio de las fiestas. En este sentido, el funcionario también indicó el municipio rosarino no propicia los encuentros de este tipo en la isla, sino la protección del medio ambiente y la realización de circuitos turísticos ecológicos.

   Así las cosas, el encargado de islas de la Municipalidad de Victoria confirmó que los agentes de esa ciudad, por cierto muy pocos, sólo se encargan de verificar normas de seguridad y el cumplimiento de los requerimientos de habilitación sólo en el ejido urbano y no pueden hacerlo en las islas, de 370 mil hectáreas.

   Según pudo saber La Capital, en Victoria, para aprobar estos acontecimientos es necesario informar cuánta concurrencia se calcula y el valor de las entradas. El municipio cobra un porcentaje en función de eso y obliga a hacer un trámite policial a raíz del que se desprende que al menos un uniformado debe estar presente en el evento. Sin embargo, pocas veces ocurre eso ya que para la comisaría de la isla se presentan muchas actividades paralelas imposibles de abarcar en su totalidad y duración. Por eso, se contrata personal privado. Y, si bien la delegación Rosario de Prefectura tiene equipamiento suficiente, tampoco cuenta con tanto personal para ocuparse del incesante movimiento fluvial.

Festival. “Ya tenemos unas dos mil entradas vendidas (150 pesos las generales y 200 pesos para ingresar al VIP) y calculamos llegar a más de tres mil”, dijo al comienzo de esta semana, uno de los organizadores de Island Festival, Pablo Altamiranda. El encuentro comenzó ayer, antes del mediodía, y concluirá hoy, a las 17, para totalizar unas 30 horas seguidas de música electrónica en tres pistas, DJs de Capital Federal, sonido y luces especiales, fuegos artificiales, magia y juegos organizados por una marca muy difundida de Fernet, entre otras cuestiones. Todo, en un predio acondicionado en Isla verde, el parador ubicado frente a los muelles de Costa Alta.

   Los participantes de la fiesta llegaron al lugar en sus embarcaciones de todo tipo y en lanchas “propias” (de los organizadores) con capacidad para 40, 60 y 80 pasajeros; “traslados que salen en todo momento”, definió Altamiranda antes de expresar: “El que quiera puede volver a la madrugada”. La movida ya se organizó dos veces, pero se esperaba que en esta oportunidad reuniera más publico.

   El referente ratificó que “se obtuvo una habiliaciíón de Victoria para hacer el festejo en una playa muy conocida por kayakistas que tiene capacidad para hasta 5 mil personas. Se baila sobre la arena 
en pistas instaladas a la vera de un lago interno y junto a algunas estructuras metálicas exclusivas».

Más aún, ya habían llegado jóvenes provenientes no sólo de Rosario, sino de Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires, donde se difundió la fiesta electrónica.

El Banquito. Por su parte, la Clubbing Island Party arrancó ayer, a las 15, y continuaba al cierre de esta edición, sobre la medianoche, en el parador Déjà Vu, instalado en el banquito San Andrés en frente de la Estación Fluvial.

Se trata de un festejo que se viene llevando adelante desde 2009 en distintos sectores con música, pantallas e iluminación. Este año, en coincidencia con el inicio del verano, tiene un costo de 100 pesos sin incluir los traslados, que se hacen «con las lanchas y las frecuencias» de la terminal local, sostuvo Guido Orlandi, referente del evento.

Más allá de que desde temprano la gente comenzó a concentrarse, el baile se inició anoche, cerca de las 21, momento en el que participantes de diversas edades bailaban al costado del río donde también había livings y stands con el auspicio de distintas bebidas, además de cientos de embarcaciones amarradas muy cerca (en toda la extensión de la playa) y desde donde sus pasajeros también participaban.

En diálogo con este diario, Orlandi se ocupó de aclarar que estaba «prohibida la venta de alcohol a menores» y que «Prefectura» se ocuparía de la fiscalización en las aguas.

La fiesta se diferencia del Island Festival porque no participa «público de culto, como el de la música electrónica, sino que se difunden temas más comerciales que suenan en la radio con la idea de divertirse», dijo el organizador también referente del bar Queens y que esperaba una concurrencia de más de 3 mil personas.

Orlandi buscó además poner de manifiesto que la intención también era «prevenir accidentes», por lo que «se eligió un parador de fácil accesibilidad para regresar (a la costa rosarina) de manera permanente».