Por David Narciso@narcisodavid

 Omar Perotti dice que esta campaña para las primarias es muy distinta a la de 2011, cuando los precandidatos eran tres. “Uno iba a un lugar y te recibía un sector, y a cinco cuadras estaba el otro precandidato con otros peronistas. En esta oportunidad es muy diferente, están todos”.

En 2011 compitió con Agustín Rossi y Rafael Bielsa. Esta vez es candidato único. “El objetivo es terminar las Paso con el mayor nivel de posicionamiento, de cohesión de todos los sectores del Frente Justicialista para la Victoria”. Según el precandidato a gobernador, “el hecho de evitar una interna hace que todos los peronistas se sienten parte”.

Perotti tiene la difícil tarea de remontar dos elecciones provinciales en las que el justicialismo quedó tercero detrás del PRO. “Somos optimistas de tener al peronismo protagonista en la definición del 14 de junio”, repite, y hace notar un detalle: “No hubo un solo intendente que se haya pasado (al PRO), ni un senador. Eso era parte de un deseo de algunos, que el peronismo volara en mil pedazos para juntarlos. No hay motivos para que un peronista no acompañe la fórmula” que integra con Alejandro Ramos.

Perotti dice que su campaña definió prioridades. Y seguridad es la número uno. “Como gobernador de la provincia vamos a asumir toda la facultad de conducir a la Policía que nos da la Constitución”. Proclama “una acción de prevención más activa, más policía y más cerca, mejor remunerada y capacitada. Y una línea divisoria que deje afuera de la fuerza a los que se disfrazan de policías para servirse de la institución”.

Recuerda que hablaba de la seguridad hace cuatro años y no sólo ahora porque las encuestas ponen el tema al tope de las preocupaciones ciudadanas. Del gobierno provincial dice que “hubo una mezcla de subestimación, desconocimiento, connivencia, falta de preparación, o mezcla de todo. La sensación es que el socialismo siempre fue detrás del delito”.

Admite que el Estado nacional tiene que mejorar y poner mayor preocupación en control de fronteras, vías fluviales, rutas. Pero de inmediato vuelve a apuntar cañones a la Casa Gris: “Los vecinos hablan de que hay un quiosquito acá, un búnker allá, que allí venden, que ahí para un patrullero. Para eso no necesitamos radares, ni embarcaciones de Prefectura, sino prestarle atención a lo que te indica el vecino”.

A lo largo de la charla varias veces se explaya sobre lo que está mal o lo que habría que hacer: “Yo nunca vi un móvil policial que se detenga, que los agentes se bajen y palpen de armas a una persona. Esa es la prevención que nosotros queremos, que sea más activa, si no la sensación es que hay gente que pasea en patrulleros”.

En la última semana, y así será hasta el 14 de junio, día de las elecciones generales, Perotti se aferrará a las inversiones que el gobierno nacional tiene encaminadas en Santa Fe. Hace unas semanas fue en el viaje de prueba del tren Rosario-Retiro, y esta semana con el gasoducto del Noreste.

“Siempre uno quiere más inversión –responde cuando se le pregunta si está conforme con el nivel de recursos que vuelca la Nación–, pero tengo que ser muy claro: el impacto de obras sobre territorio santafesino es muy importante.  Enumera los “8 mil millones que se van a invertir en Santa Fe en lo que corresponde al gasoducto; los 1.400 millones de la renovación de vías del Belgrano Cargas que la mitad está en Santa Fe; que Rosario es el eje de la renovación ferroviaria de pasajeros; las dos centrales de energía de ciclo combinado en Timbúes; el financiamiento directo a municipios por más de mil millones”.

El epílogo de la charla versa sobre qué tan incómodo es para un político de raza como él tener que vérselas con alguien del perfil de Miguel del Sel. El ex intendente de Rafaela sabe qué contestar: “No es fácil gobernar Santa Fe, no se aprende en dos o tres días o con asesores. La experiencia de gestión para formarse y aspirar a conducir esta provincia es un requisito central. No somos cualquier provincia, tenemos una gran dificultad en seguridad, pero también un gran potencial: somos más grandes que Uruguay, que Paraguay. El santafesino va a ser muy exigente a la hora de decidir en manos de quién deja la educación y la seguridad. El santafesino demostró que sabe diferenciar. No creo que, con el nivel de exigencia que tiene, esta provincia acepte un delegado de Binner, de Bonfatti, de Macri, de Reutemann o de Cristina”.

Fuente: EL CIUDADANO