MAÑANA SE PROCLAMA NUEVA CONDUCCIÓN DEL PARTIDO, QUE REÚNE A LOS PERONISMOS MENOS A LOS K. OTRAS JUNTADAS.

Por: Pablo Ibáñez

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Avanza la unidad sindical que dio una muestra de convocatoria y poder mientras se formaliza la nueva conducción del PJ con José Luis Gioja. Sergio Massa y Florencio Randazzo, dos orbitales.

En unos días, la atmósfera política del mundo Macri se encrespó. Luego de la megamarcha sindical que alineó a la penta-CGT y arrimó a todas las tribus anti-PRO, Mauricio Macri deberá registrar en su bitácora de viaje accidentado, las múltiples citas -públicas y privadas- que en esta semana montará el panperonismo.

Al atardecer, mañana, el PJ oficial se entregará a un ritual que semanas atrás parecía alocado: mostrar juntas a todas las tribus peronistas, con la ruidosa y notable excepción de La Cámpora, en una foto de «unidad» partidaria. Luego de tropiezos y trabas judiciales, José Luis Gioja será proclamado como nuevo jefe del PJ aunque, administrativamente, esos oficios los empezará a ejercer el 9 de mayo cuando venzan los mandatos de la cúpula actual que preside Eduardo Fellner.

Hay que remar en la tira de la nueva cúpula y llegar hasta el renglón 55 para encontrar un apellido puramente K: es el de Carlos Kunkel. Antes aparecen la gobernadora de Catamarca, Lucía Corpacci; Fernando «Chino» Navarro, del Evita, o Walter Festa, alcalde de Moreno, dirigentes cercanos a los Kirchner, pero ubicados en anillos más lejanos y que recalan en esas butacas por otras lógicas.

La postal que amontona a 13 de los 16 gobernadores del panperonismo, delegados de las tres CGT pejotistas, alcaldes del conurbano, senadores y diputados, y a las figuras más taquilleras de los territorios que no gobierna el PJ -como Omar Perotti en Santa Fe o «Camau» Espínola en Corrientes- propone un principio de unidad del peronismo opositor que incomoda al Gobierno.

La marcha sindical fue sin el respaldo de Cristina de Kirchner que deslizó, incluso, cierto rechazo a la movilización que tuvo como figura central a Hugo Moyano. La reunificación del PJ, aunque precaria y transicional, se coronó a pesar de la ex presidente: el cristinismo primero negoció, luego fantaseó con pelear en las urnas y al final se corrió del ring al notar el riesgo de derrota.

Gioja, que ubicó de dos a Daniel Scioli, y completó el podio de vices con Corpacci, Antonio Caló (UOM), Leo Nardini (intendente de Malvinas, que integra el G-12) y la fueguina Rosana Bertone pudo atar a los díscolos Rodríguez Saá y al pampeano Carlos Verna, abiertos rivales de Cristina, y espera sentar al PJ cordobesista (que está en trámite de normalización) y con Mario Das Neves, gobernador de Chubut. No tiene, en cambio, ninguna agenda para empatizar con Máximo Kirchner o La Cámpora. En cierto modo, cuando Cristina lanzó su «frente ciudadano» desde Comorodo Py, el peronismo institucional encontró la excusa para clausurar los intentos de acercamiento.

Solo Sergio Massa queda fuera de ese radar. El tigrense se verá hoy con Miguel Ángel Pichetto, que quedó en mesa directiva del PJ, con «agenda abierta» dijeron ayer desde el Frente Renovador. La prioridad es la cuestión legislativa, sobre todo la «ley antidespidos», pero el rionegrino puede convertirse en un enlace del PJ con Massa. Con una CGT camino a unificarse y un PJ normalizado, y esos dos actores ubicados en una postura de oposición «civilizada» como le gusta decir a un gobernador, la ancha avenida electoral de Massa se puede ir estrechando. Eso dicen en el PJ aunque Massa avisa que el partido no es su discusión.

Idéntica poesía recita Florencio Randazzo que en estos días se verá con un puñado de intendentes bonaerenses que semanas atrás cenaron con Moyano y se vieron con Caló. La empatía entre Randazzo y esos alcaldes está en proceso casi como la distancia, cada vez más sólida, entre el ex ministro y Cristina.

La juntada sindical y la unidad peronista son trámites que operaron desde el antagonismo. Con sus yerros Macri juntó a todas las versiones gremiales -salvo UATRE de Gerónimo «Momo» Venegas, socio electoral del PRO y el stand up de Luis Barrionuevo que juega a la unidadde las CGT- pero también hubo en el cacicazgo sindical una intención menos amable: demostrar que pueden juntar multitudes y accionar política, para reflejar que ese no un don que solo tiene la ex presidente.

La normalización PJ con una conducción que tendrá mandato hasta mayo del 2020, también perfora una maniobra del PRO que apuesta a que el peronismo se atomice y llegue a las elecciones del 2017, al menos en provincia de Buenos Aires, desperdigado en tres expresiones: el massismo, el cristinismo y el PJ territorial. El desequilibrio entre esas fuerzas puede producir un realineamiento que le devuelva competitividad al peronismo.

Fuente: www.ambito.com