¿Por qué nos deprimimos?
Apatía, desgano, falta de interés por el trabajo, así como por el placer, pérdida o exceso de apetito, insomnio, llanto, tristeza, sensación de vacío, pérdida de esperanza, falta de proyectos futuros. Todos pueden ser indicadores de depresión. Sin embargo, también pueden confundirse con un profundo estado de tristeza como el que representa un duelo. Por eso es que se recomienda que siempre el diagnóstico debe ser evaluado por un especialista.
En la actualidad, muchas son las personas que recurren a internet para buscar respuesta a su estado de ánimo. «Por qué estoy soltera?» «Por qué estoy cansada?» «Por qué estoy triste?» son las búsquedas que aparecen entre los primeros lugares si uno comienza a escribir «Por qué..». Cabe destacar que, en líneas generales, los buscadores ofrecen opciones de «autocompletado» en función del historial del usuario.
Infobae consultó al doctor Rafael Groisman, médico psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) para conocer qué reflejan estas búsquedas.
«El preguntarse es saludable. Los contenidos de las preguntas podrían hablar de factores que estarían ligados a la depresión», destacó el especialista, quien remarcó que «es muy conocido quela soledad mantenida en el tiempo se asocia con depresión y enfermedades«.
Tras asegurar que «si hay muchos que se preguntan, es bueno y hay que orientarlos», Groisman aclaró que «las inquietudes pueden llevar a una detección temprana de la depresión, pero el hecho de hacerse preguntas no refiere necesariamente a estar depresivo».
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a más de 350 millones de personas en el mundo y puede convertirse en un problema de salud serio.
Si bien el organismo estimó que más de la mitad de las personas que padecen depresión no reciben tratamiento, tasa que se eleva hasta el 90% en algunos países, el profesor Juan Carlos Stagnaro, director del Departamento de Salud Mental de la Faculdad de Medicina UBA dijo a Infobae que «no se debe sobrediagnosticar la depresión; siempre hay que consultar primero con el médico de cabecera y junto con él decidir si es necesario que se derive a un especialista».
«Cuando la depresión no se trata hay ciertos factores de riesgo que se incrementan y que pueden desencadenar en enfermedades orgánicas o metabólicas como la diabetes. Todo eso va a incrementar las posibilidades de daño. Los casos extremos pueden derivar en tentativa de suicidio», consideró Groisman, quien al momento de hablar de las causas, explicó que «no se puede negar que hay factores económicos sociales y políticos que ejercen su influencia en el cuadro. Cuando más posibilidad de inestabilidad, crisis y todo lo que lleve a un estrés que se mantenga en el tiempo, va a favorecer el desarrollo y desencadenamiento».
Sin embargo, «es muy importante tener en cuenta factores biológicos, psicológicos y sociales. Todo aquello que haga tambalear valores y produzca incertidumbres pueden predisponer el estrés y hay personas más vulnerables que otras», insistió.
En ese sentido, Stagnaro resaltó que la depresión «se trata de un trastorno que puede acoplarse a muchos otros trastornos mentales o aparecer solo». Y consideró que «los factores son multidimencionales: mayor predisposición del sujeto por causas familiares o hereditarias, factores psicológicos, factores externos. Siempre es una suma de factores que hay que estudiar para cada caso particular».
Tras destacar que «la tendencia de incremento es cierta», Groisman aseguró que «la OMS lo viene advirtiendo: para 2020 la depresión va a estar entre las primeras causas de mortalidad«.
Otra línea de pensamiento es la que considera a la depresión como un síntoma de la inflamación en el sistema nervioso, y no una enfermedad en sí misma. Tal es la conclusión a la que arribó el osteópata Gary Kaplan, quien dirige el Centro de Medicina Integral Kaplan. Para él, «es posible modificar el riesgo de la depresión mediante la reducción de la neuroinflamación. Y estos resultados son completamente consistentes con la depresión como una enfermedad inflamatoria».
Sin ir más lejos, la mujer del actor norteamericano Robin Williams que esta semana se quitó la vida, contó que su marido «luchaba contra la depresión, la ansiedad y los primeros estadios de la enfermedad de Parkinson, de la que todavía no estaba preparado para hablar públicamente».
Ellas se deprimen más que ellos
Groisman destacó que la depresión afecta más a las mujeres por una predisposición hormonal y genética, mientras que Stagnaro consideró que «socialmente la depresión está más permitida en la mujer».
«La mujer parece ser más vulnerable y puede demostrarlo más. El hombre no se permite la debilidad, el llanto, la tristeza. Lo demuestra menos», concluyó.
Sobre el tratamiento, Groisman explicó que «se trata de un padecimiento que puede tener muy buena respuesta, cuanto más precoz es la detección, mejor es la respuesta».
El abordaje suele combinar psicoterapia con medicación, aunque no todos los casos requieren de fármacos.
Finalmente, acerca del incremento de casos, Stagnaro dio una visión «positiva». «El aumento de la depresión es una estadística a mundial, pero ocurre que no sólo hay más casos sino que se detectan más porque se conoce mejor al cuadro. Lo que antes pasaba inadvertido ahora se lo identifica y entra en la estadística. Por eso es fundamental que el sistema de salud de atención primaria aumente la capacidad del personal para detectarla a tiempo».
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