Será el 8 de febrero en el Paraná Viejo. Fue denunciada por ecologistas y lugareños, pero Victoria la habilitó igual. El informe completo que aparece en tapa de día de hoy del Diario rosarino La Capital, muestra la preocupación de loa ambientalistas y desidia de algunos sectores.

Grupos ambientalistas y vecinos de la isla reclamaron a la Municipalidad de Victoria por el anuncio de una fiesta masiva, The Garden Island, que se realizará el 8 de febrero en la zona del Paraná Viejo. Afirman que a la contaminación sonora, lumínica y de residuos en medio de una zona declarada como reserva natural,hay que sumarle el peligro de un gran movimiento náutico, junto al consumo de alcohol y sustancias ilegales, en un área en la que los controles son laxos. Sin embargo, el municipio la habilitó a pesar de que se trata de un área protegida.

No es el primer reclamo que hacen por situaciones similares que sufre el sector de islas en ese brazo, desde el Puente Rosario-Victoria hasta el paraje El Charigüe y los alrededores. El año pasado, hubo denuncias por otras fiestas del mismo tenor sin control ni habilitación, en las que, según testimonios, reina el alcohol y las sustancias de todo tipo, y en las que lanchas y motos de agua circulando a toda velocidad cerca de la costa y la falta de respeto de las normas náuticas son moneda corriente.

Hace semanas, LaCapital publicó otra queja de los lugareños, que alertaba sobre la nueva modalidad este verano que tiene lugar especialmente en la zona ubicada en el brazo que pasa detrás de la isla La Invernada, en territorio de Entre Ríos. Consiste en agrupar lanchas y yates pegados, anclar en el lugar y poner música a alto volumen, con consumo de bebidas y baile sobre las embarcaciones, como un boliche improvisado sobre el agua. Esto sucede especialmente en la zona frente al Pimpollal.

«Estas cosas alteran el ecosistema e impiden de otro tipo de disfrute de la isla», aportó una persona que vive en el lugar. Es que el sector de humedales y las islas de Victoria son un área protegida, donde este tipo de fiestas masivas con volumen excesivo no están permitidas ni se pueden habilitar.

En efecto, y aunque es permanentemente avasallado por diferentes tipos de contaminación que afectan a la flora y la fauna, el sector está declarado como reserva natural de usos múltiples por la ordenanza 2.185/03 del municipio de Victoria, única autoridad competente en la zona.

Sin embargo, la Municipalidad de Victoria autorizó la fiesta, y lo hizo con argumentos insólitos. Según pudo saber este diario, aprobó 1.000 entradas (el Estado local percibe un porcentaje en concepto de impuesto) con el único requisito de que los organizadores contraten seguridad privada y seguro de responsabilidad civil. El argumento que dieron desde el municipio es que la ordenanza 2.472 (que regula los usos del suelo), «no les permite expedirse de forma tajante y absoluta».

El asesor letrado Eduardo Ruda dijo al medio local Paralelo 32 que la norma especifica como usos no admitidos «centros de diversión, discotecas, bares, etcétera». Según el abogado, las fiestas realizadas por The Garden Island «no encuadrarían dentro de los usos no admitidos, y el etcétera no es claro», por lo que «no podrían negarle la autorización». A su vez, admitió que controlar este tipo de fiestas es un «gran problema» para Victoria, ya que «no dispone del personal necesario para ejercer el poder de policía».

La respuesta escandalizó a grupos ecologistas. Desde El Paraná No se Toca, Pablo Cantador dijo que siente «tristeza e impotencia», porque «es increíble que algo que va contra un lugar natural de una manera tan obvia se tenga que explicar. Esperemos que a nadie se le ocurra hacer un relleno sanitario o enterrar desechos químicos, porque no hay nada legislado al respecto», ironizó.

Para Cantador, la decisión «es un escándalo» y dijo que «no entiende en qué se basan» para habilitar la fiesta masiva. «No puede ser que lo permitan porque no lo tienen escrito.

Obviamente no es una discoteca con techo como tenemos en la ciudad, porque es la isla. Pero si esta gente hace una fiesta para 1.000 personas, con música, barra y bebidas, es un boliche. Si tiene cola, cuatro patas y ladra, es un perro», se indignó.

El militante ambientalista consideró además que «el hecho de que esté autorizado es peor que si la fiesta fuese clandestina, porque legaliza lo ilegal. Es como si la ciudad de Rosario no pudiera controlar la inseguridad, entonces habilita los robos», dijo con sorna. Y advirtió, por último: «Esperemos que nunca pase nada, porque ese día muchos tendrán que dar explicaciones».

Un encuentro que ya no se publicita

The Garden Island es una fiesta que se realiza desde 2016 en el parador Rancho Pancho. El encuentro, que según se jactan los propios organizadores en su página, tiene una concurrencia de hasta 2.500 personas y 200 embarcaciones, empieza al mediodía y se extiende hasta la noche, alrededor de las 20.

Según personas que han concurrido, allí empiezan los problemas. “Muchos pibes vuelven manejando las lanchas dados vuelta, corriendo carreras para llegar primeros a las guarderías”, contó Leandro, un joven que participó el verano pasado. Además, dejan basura, como botellas de vidrio, plásticas y latas, entre otros elementos contaminantes. El último 14 de diciembre se produjo la primera edición de la temporada 2020. Al igual que para la del próximo 8 de febrero, las invitaciones se realizaron de forma privada para evitar ser detectados, luego de la polémica de años anteriores.

“Desde que empezaron las denuncias, se hizo cada vez más exclusiva”, relataron. Los habitantes de la isla dijeron que fue “relativamente tranquila” porque ese día llovió y todo terminó temprano. La bajante del río también conspira contra la realización de estas fiestas.

Por Nicolás Maggi / La Capital