Reveló cómo es su relación cotidiana con él y cómo se prepara ante una posible victoria este domingo

Fabiola Yáñez tiene 38 años, nació en Río Negro, y comparte casa con el exjefe de Gabinete en Palermo, junto a Dylan, la mascota. Empezó a actuar a los 19 años en Rosario donde participaba de una versión infantil de «Romeo y Julieta» y condujo un programa para chicos. Si bien también estudió periodismo, se siente más volcada a la actuación, aunque ambas carreras ahora están en pausa.

Sobre la posibilidad de ser la próxima primera dama, dijo: «De a poco voy pensando en eso. Pero al principio traté de acompañarlo a Alberto en un hecho muy movilizador para él. No me puse eufórica ni dramática. Me acuerdo de que me dijo que no se lo podía decir ni a mi mamá hasta el sábado. Y traté de contenerlo también a Estanislao, su hijo, que el otro día dijo en una entrevista que yo lo había ayudado a procesar la noticia», dijo hace unos meses a diario Página/12.

Respecto de cuando se dio cuenta que Alberto podía ser el próximo presidente, dijo: «A la semana de la nominación fue impresionante cómo se acercaba la gente para plantearle sus demandas y para apoyarlo. Y ahí entendí que ésta era nuestra nueva realidad. En esa nueva realidad pensé que era necesario que lo ayudara. Y sentí que el mejor modo de hacerlo era trabajando a favor de quienes en este momento están pasando mucha necesidad, sobre todo por los niños. Esa era la demanda más importante que le hacían y le hacen».

Respecto a su conocimiento sobre la población infantil, refirió: «En la Universidad de Palermo hice una pasantía en la Organización Civil Periodismo Social, en el departamento especializado en investigación infantil del territorio argentino y brasileño. Hacía un monitoreo de medios y una agencia semanal».

Además contó cómo se inició la historia de amor. «Hacía rato que él se había ido del gobierno. Yo tenía una beca en la Universidad de Palermo, donde estudiaba periodismo y trabajaba en el área de Comunicación Institucional. Se armaban ciclos de charlas y yo convocaba a los dirigentes. A uno de esos encuentros me acuerdo que estaba invitado Macri. Una de esas veces, también lo contacté a Alberto», contó.

Y siguió: «Pasó el tiempo y cuando estaba terminando mi tesis, que fue sobre la relación interdiscursiva entre el diario Clarín y el primer gobierno de Néstor Kirchner, lo volví a llamar. Primero lo consulté, después le hice una entrevista. Rendí la tesis y me saqué un diez. Y un día me llamó él para invitarme a salir. Así empezó todo. El 14 de mayo cumplimos cinco años juntos y en el 2016 nos comprometimos».

Respecto a que cree que fue lo que la enamoró de ella, dijo: «Es difícil que yo conteste eso, pero creo que le gusta el hecho de que sea positiva y alegre. Él es más serio, pero nos complementamos bien». Sobre él, indicó: «Más allá de sus singularidades, es un hombre simple. Y es una persona brillante».

Fabiola nació en Río Negro, además de vivir en Rosario, también se instaló en Misiones y en 2004 se instaló en Buenos Aires. «Creo que tengo una gran capacidad de adaptación. Fui a trece colegios desde preescolar hasta quinto año porque el trabajo de mi papá requería que nos mudáramos seguido. La parte buena de eso es parecida a la sensación de estrenar una obra como actriz: es todo nuevo y hay adrenalina. Pero no es fácil… hubo momento duros».

Sobre su infancia, reveló: «Yo nací en una familia pobre. Por eso cuando voy a los comedores, yo conozco lo que es un piso de tierra y no me shockea. Siempre viví en ciudades muy chicas y ahí es más fácil apreciar la sencillez y las necesidades de la gente».

Sobre las fotos que aparecieron en Instagram en las que se la ve de visita en comedores y escuelas, comentó: Antes lo hacía de vez en cuando, sobre todo en Misiones. Acá también lo hice algunas veces. Y en esta etapa lo sistematicé a partir de un posteo que hice después de ir a visitar la comunidad guaraní Mbya en Misiones, en el medio del monte. Sacamos fotos y las publiqué en redes porque hubo una ceremonia muy linda. Ahí decidí que iba a ser la primera de muchas actividades que iba a hacer todas las semanas».

Y siguió: «Gracias al respaldo de un grupo de muy buenos amigos hoy cuento con tres depósitos donde recibimos donaciones y una o dos veces por semana visitamos entre cinco y seis comedores y merenderos. Al principio llevábamos ropa y frazadas, siempre cosas nuevas. Imaginate la alegría de los chicos. Pero después nos dimos cuenta de que lo que hacía falta era comida».

«La semana pasada fuimos a Benavídez y los chicos no tenían dónde sentarse. Y apareció alguien con sesenta pupitres. La señora estaba feliz. Ella tiene un comedor, pero tuvo que pedirles a otras señoras que abrieran también comedores en sus casas. Es impresionante porque en un solo barrio hay 200 chicos que van a comer», agregó.

Sobre lo más duro que lo tocó afrontar en esas recorridas, relató: «Los comedores son casas de gente que abre su patio, pone un tablón y da de comer. Lo más terrible fue escuchar que los chicos te digan mientras te abrazan ‘llevame con vos a vivir a tu casa’. Y en las escuelas, que un niño se coma media banana y se guarde la otra mitad en el bolsillo para el hermano que no está escolarizado».

Sobre el gobierno de Macri, opinó: «Es gente que no está preparada para gobernar porque no tiene empatía con nadie. Y parece que ya perdieron la cordura completamente. Lo que más me duele es ver la cantidad de personas que han perdido su empleo, los emprendedores que tuvieron que cerrar el proyecto que quizás fue la razón de su vida y ven todo tirado por la borda. Imaginate a una persona que empezó a los veinte años con una fábrica y la tuvo que cerrar. Detrás de los títulos de las malas noticias, hay personas de carne y hueso».

Sobre cómo se define políticamente, afirmó: «Soy peronista. Tengo muy arraigado el valor de la solidaridad, pero no tuve ni tengo militancia política. Prefiero comprometerme humanamente y no detrás de un partido. Lo más cerca que estuve en mi vida de la política se dio cuando lo conocí a Alberto y es muy probable que sea presidente», dijo entre risas.

«Todos tenemos una causa: para mí son los chicos. Yo no me veo en un cargo, no me veo detrás de un escritorio. Soy una persona de acción. En los comedores suelen cocinar con leña, en el piso. Y a veces llamo a alguien que conozco que puede solucionar el tema y me ayude a conseguir garrafas. Y así con cada problema. Sí haciendo cosas por los pobres y por los chicos. A todos nos hace bien hacer cosas por lo demás. Estoy en contra de la estigmatización de la solidaridad. Desde que publiqué que estoy haciendo estas actividades, el efecto contagio funcionó y se está sumando un montón de gente. En la Argentina que viene se tiene que involucrar todo el mundo para que salgamos adelante y sanemos como sociedad . Yo sé que la economía no está bien y va a ser difícil levantarse. Pero para ser solidario no hace falta tiempo. Se puede ser solidario ya, sólo hace falta compromiso y ese compromiso está en cada uno», expresó sobre cúal sería su rol como primera dama.

En relación a la despenalización del aborto, indicó: «El aborto es una cuestión de salud pública de la que hay que ocuparse. Penalizarlo no ha sido la solución».

Por último, ya en términos personales fue consultada acerca de si cada tanto pelea con Alberto: «Nos llevamos bien y últimamente está tan ocupado que no tenemos tiempo de pelear».