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El calor activa los ofidios
El envenenamiento por mordeduras de víboras es un incidente de denuncia obligatoria que, si bien tiene más incidencia en zonas rurales, cuenta con casos en lugares prácticamente periféricos como ha sucedido en Paraná.

La provincia, a través del Ministerio de Salud, tiene suero antiofídico en los 46 centros antiponzoñosos existentes en Entre Ríos. Los mayores afectados son los varones, y dentro de ese grupo los adolescentes. «Lo primordial, como en todo lo que tenga que ver con las cuestiones sanitarias, es la prevención», afirmó la responsable del centro de Información, Asesoramiento y Asistencia Toxicológica de la Dirección de Epidemiología, Analía Corujo.

En ese sentido, agregó: «Uno de los ejes trazadores para enfrentar esta problemática es tener limpio y desmalezado la zona riesgo para evitar la proliferación de roedores uno de los principales alimentos de las víboras».

La profesional puso especial énfasis en que, en los 46 centros antiponzoñosos de la provincia, se cuenta con el antídoto para neutralizar tanto las mordeduras de víboras como los accidentes producidos por alacranes y arañas. La mayoría de los hospitales provinciales cuentan con el suero antiofídico de modo que está garantizado de mínima, contar con lo necesario en cada nosocomio cabecera de los 17 departamentos de Entre Ríos.

También explicó que, como hecho menos frecuente, ciertos tipos de víboras aparecen durante las inundaciones, navegando arriba de los camalotes, y luego de viajar quizás por kilómetros, bajan a tierra apareciendo entonces como visitas singulares y menos conocidas de hecho que las autóctonas.

Incidencia en la provincia

Corujo especificó que, en Entre Ríos, las principales especies de víboras que pueden generar consecuencias con sus picaduras son la yarará grande, conocida popularmente como «de la cruz»; la yarará chica y la coral, aunque en este último caso no se ha registrado denuncias de mordeduras en los últimos 30 años. El mayor porcentaje de picaduras de víboras corresponde de hecho a las yararás y ronda el 90%.
En general, los más afectados por este tema son los varones por su actividad como trabajador rural o por las prácticas recreativas de caza y pesca; y también los adolescentes, en un 20%.

Aseguró, asimismo, que la tasa letal por picaduras de víboras es mínima y que si bien hay que restarle dramatismo y ansiedad, hay que adoptar los recaudos del caso porque como en cualquier enfermedad cuando más a tiempo se actúe, mejor serán los resultados.

Cuando el clima levanta temperatura las víboras se ponen más activas, de allí la necesidad de prestar mayor atención en esta época del año que se avecina sin dejar de perder de vista asimismo que, en general, salen a cazar en momentos de menor luz solar debido a su capacidad de tener visión infrarroja.

Los mayores casos se han registrado en el recorrido de la costa del río Paraná y con más incidencias en zonas del departamento La Paz. Hasta ahora, en lo que va del año, se llevan denunciados 40 casos: 27 en Paraná; cuatro en Federal; tres en Concordia y Gualeguaychú y uno en Islas, La Paz y Villaguay. En el 2015, en tanto, se registraron 128 casos encabezando Paraná con 79; seguido de La Paz con 20.

Prevención y acciones ante una urgencia

Si bien quizás no resulte una situación sencilla de enfrentar y llevar adelante fácilmente, ante la mordedura de víbora lo primero que hay que intentar lograr es apaciguar la ansiedad tanto del afectado como de las personas que lo acompañan. Las principales recomendaciones, luego, son: no hacer torniquetes; no hacer cortes en la zona afectada, lejos de apelar a succionar la herida que se popularizó culturalmente años atrás; y fundamentalmente, inmovilizar la región afectada para terminar el recorrido, llevando al afectado a un hospital