No se trató de una diosa, sino de una mujer de carne y hueso, “La Negra” Cristina Arellano, por quien lleva el nombre la edición 2015 del Carnaval de Victoria. Se fue víctima de una cruenta enfermedad.
Quizás no fue su decisión convertirse en la diosa del carnaval de Victoria, pero siempre la ayudó su gracia, la elegancia, la belleza, la sensualidad y el talento. Su cuerpo se contoneaba al tucutun-tucutun de los tambores, y su piel brillaba al paso de la comparsa.
Seguramente, nunca quiso proponerse para el bronce, pero de alguna manera le fue anticipado cuando este año se nominó al Carnaval de Victoria con su nombre: “Cristina Arellano”.
La pasista ya es parte de la identidad popular de los victorienses, tras haber regalado a su comunidad años de alegría contagiosa.
Victoria perdió este jueves la sonrisa gentil de Cristina,  su contoneo sensual, su cuerpo generoso en curvas que relució año a año en la fiesta carnestolenda, pero ganó para siempre el recuerdo de “la reina de las reinas”, a decir del poeta  y conductor de la fiesta desde hace muchos años Raul Pedemonte, al programa “Caminando”.