pablo-wendePor: Pablo Wende
La presión de los bancos internacionales mucho más que los tan mencionados «intercambios de información» de la AFIP se transformó en el principal motivo que llevará a miles de argentinos a blanquear cuentas que mantienen ocultas en el exterior. La advertencia que partió del JP Morgan en la Argentina (ver página 2) no hizo más que confirmar esta tendencia.

Los bancos suizos ya hace tiempo se mostraban reacios a mantener cuentas no declaradas, ya que Suiza adhirió al régimen de intercambio de información inmediato con un importante número de países. La Argentina se podría sumar próximamente.

Los oficiales de cuenta que atienden a los clientes argentinos en Miami o Nueva York coinciden en recomendar a sus clientes que entren en el blanqueo. Aunque no lo dicen abiertamente, reconocen que en el futuro será cada vez más difícil mover el dinero no declarado. Y muchos especulan con que es «cuestión de tiempo» que la entidad obligue a los clientes a reconocer que el dinero depositado lo tienen declarado. De lo contrario, no podrán seguir en la institución. Esto obviamente genera un estrés adicional: encontrar otro banco norteamericano dispuesto a aceptar dinero de una cuenta no declarado, algo extremadamente complicado si no se trata de un cliente que ya tenía relación con la institución.

¿Qué hacer, entonces, si la decisión es no blanquear? El primer camino, el obvio, es meter la cuenta dentro de una sociedad radicada en un paraíso fiscal, típico caso de BVI (British Virgin Island) y otros. De esta forma, el dueño de la cuenta ya no es un argentino sino una sociedad instalada en otra jurisdicción, lo que evitaría su cierre.

Pero los inversores más sofisticados comienzan a evaluar otras opciones, en esta verdadera carrera del «gato y el ratón» para mantener cuentas sin declarar fuera de los peligros actuales. Los inversores europeos que no optaron por pasarse a Estados Unidos han elegido varios destinos en Oriente. Y algunos de ellos ya empiezan a ser sugeridos a los argentinos, que mantienen -se calcula- no menos de u$s250.000 millones fuera del circuito formal.

Uno de los destinos favoritos es Singapur, extremadamente confiable y estable que se transformó en una suerte de «Suiza oriental». Hasta ahora, los bancos que funcionan allí han aceptado abrir cuentas indiscriminadamente en esta primera etapa. Más tarde llegaría la depuración. Hong Kong es otro lugar con un gran crecimiento de cuentas no declaradas. Por eso, los bancos se vuelven cada vez más reacios a efectuar transferencias a cuentas o sociedades radicadas allí. Descuentan que todo se mueve en un circuito ilegal.

En los últimos meses también viene creciendo Irán como un destino para mantener dinero oculto, aunque en este caso ya hay que tener un estómago mucho más «curtido». Sin embargo, no debe sorprender la aparición de este tipo de jurisdicciones a las que se sumarán otras. Es indudable que para mantenerse oculto, el precio a pagar será cada vez mayor.

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