Las plazas, las calles, los árboles, todo está abarrotado de pájaros y animales. Desde torcazas moteadas y rasgadas por la gama del gris y del marrón, hasta animales como perros y gatos. Con el tiempo, estos animales se han alienado al paisaje, adueñándose del imaginario capitalino. Uno que no sabe definirse entre la estética o  la salud.

“Tengo que limpiar dos veces por día o más, pero no siempre me da el tiempo”, explica Jorge, en el dialogo con Diario Victoria.

“Uno limpia y a la media hora está sucio. Después, para no tener que pasar el escobillón en la vereda, tengo que juntar pluma por pluma“, añade un tanto ofuscado. En su mirada se nota una cuota de cansancio importante. No sólo por la limpieza, sino también por los vecinos. Al parecer, son los que más se quejan.

Según ellos las palomas ensucian, lo consideran un problema de salud. “Tuve un conocido que se enfermó y tuvo problemas respiratorios”, afirma. Aunque luego señala que desconoce si esto tuvo que ver con las palomas o no.

“La paloma es más visible, pero teóricamente es la menos dañina. Si bien su defecación es muy corrosiva y transporta muchas infecciones, no creo que sea el punto más importante en cuanto a la higiene y seguridad de la ciudad”, opina María Angélica, otra vecina que pasaba por la vereda más transitada de la ciudad.

Desde el punto de vista estético, un veterinario especialista en palomas -que prefiere mantener el anonimato- opina: “La problemática que tienen es el exceso de materia fecal que producen. Obstruyen cañerías, degradan chapas y destruyen monumentos públicos”.

Salud: Ninguna broma

Sin embargo, otro de los especialistas consultados telefónicamente, que también prefirió permanecer bajo el anonimato, consideró que la problemática de las palomas “no es un chiste”. Luego agregó que se trata de un problema estético y, principalmente, de salud.

Como bien se indicaba al comienzo de la nota, las palomas pueden transmitir enfermedades. Estas se denominan zoonosis. Las mismas representan aquellas afecciones que pueden ser contagiadas por animales enfermos a hombres o viceversa. Estas se clasifican en diferentes tipos y puede ser de origen: viral, bacteriano o micótico (hongos).