Los expertos insisten en que no son necesarios grandes esfuerzos para lograr longevidad y mejorar la salud al envejecer.

La actividad física y la buena alimentación, claves para un envejecimiento saludable. (Foto: Adobe Stock)
La actividad física y la buena alimentación, claves para un envejecimiento saludable. (Foto: Adobe Stock)

Si queremos disfrutar de una mayor longevidad y de mejor salud a medida que envejecemos, los especialistas tienen una recomendación: intentar comer un poco menos o reducir nuestra ingesta energética, que suele ser excesiva. Reducir las calorías puede rejuvenecer los músculos y activar vías biológicas importantes para la buena salud, el bienestar y el envejecimiento saludable.

Según afirma una investigación publicada en la revista Aging Cell, los especialistas analizaron los datos de los participantes en la Evaluación Integral de los Efectos a Largo Plazo de la Reducción de la Ingesta de Energía (CALERIE). Este estudio está respaldado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA) de Estados Unidos, que comprueba si la restricción moderada de calorías transmite los mismos beneficios para la salud observados en estudios con animales.

Una ligera reducción de calorías activó la mayoría de las vías biológicas importantes para un envejecimiento saludable. (Foto: Adobe Stock)
Una ligera reducción de calorías activó la mayoría de las vías biológicas importantes para un envejecimiento saludable. (Foto: Adobe Stock)

El objetivo de los participantes fue reducir su ingesta calórica diaria en un 25% durante dos años, pero la reducción máxima que logró alcanzar el grupo fue del 12%. Aun así, esta ligera reducción de calorías fue suficiente para activar la mayoría de las vías biológicas importantes para un envejecimiento saludable. “Una reducción del 12% es muy modesta. Este tipo de pequeñas reducciones en la ingesta de calorías es muy factible y puede marcar una gran diferencia en su salud”, señaló el Director Científico del NIA, Luigi Ferrucci.

Una investigación previa había demostrado que los individuos sometidos a restricción calórica habían perdido masa muscular y una media de 9 kilos de peso durante el primer año, manteniendo su peso durante el segundo. Sin embargo, a pesar de perder masa muscular, los participantes no perdieron fuerza muscular, lo que indica que recortar calorías mejoró la cantidad de fuerza generada por cada unidad de masa muscular, denominada fuerza muscular específica.

Cómo se realizó el estudio

Para el estudio actual, los científicos utilizaron biopsias del músculo del muslo que se recogieron cuando los participantes se incorporaron al estudio y en los seguimientos de uno y dos años. Para averiguar qué genes se veían afectados durante la restricción calórica, los científicos aislaron en las muestras musculares el ARN mensajero (ARNm), una molécula que contiene el código de las proteínas.

El equipo determinó la secuencia proteica de cada ARNm y utilizó la información para identificar qué genes originaban una molécula específica. Nuevos análisis ayudaron a los científicos a determinar qué genes se expresaban durante la restricción calórica, lo que significa que las células producían más ARNm, y cuáles se inactivaban produciendo menos de esta molécula.

Se puede llevar un control de las calorías que ingerimos. (Foto: Adobe Stock)
Se puede llevar un control de las calorías que ingerimos. (Foto: Adobe Stock)

Los investigadores confirmaron que la restricción calórica afectaba a las mismas vías génicas en humanos que en ratones y primates no humanos. Así, una menor ingesta calórica aumentó la regulación de los genes responsables de la generación de energía y el metabolismo, y redujo la regulación de los genes inflamatorios, lo que se tradujo en una menor inflamación.

“Dado que la inflamación y el envejecimiento están estrechamente relacionados, la restricción calórica es un método eficaz para prevenir el estado proinflamatorio que desarrollan muchas personas mayores”, concluyó Ferrucci.