Resulta inaceptable que este, símbolo victoriense, el primer lugar religioso, donde monjes y sacerdotes fabrican y elaboran distintos elementos y oran a cada hora, esta a oscuras a los visitantes.

Esté en el abandono que hoy presenta con todo el sistema de iluminación nocturna inservible, con las luces  en el campanario, en los canteros y las mismas luces de la iglesia, iglesia que siempre se encuentra limpia y en perfecto estado.

Únicamente como podemos ver en la imagen, se puede apreciar,  la otra joya de la memoria de esta abadía, ese hermoso vitral que reflejado con la luz interna de la iglesia deja que su belleza llene los ojos de los transeúntes.

Verdaderamente es un pena que la “Abadía del Niño Dios” no pueda mostrar todo su esplendor, la que por varios años a mostrado y dejado en las pupilas de los visitantes de la ciudad.