foto0_1_240581_1Un matrimonio de Gualeguay lleva 13 años recorriendo diferentes Juzgados para lograr que el hijo que adoptaron lleve su apellido. El principal escollo es un juicio por insanía a la madre biológica del chico que se tramita en la Cámara de Paraná. Si bien estas situaciones poseen un tiempo estimado de seis meses para su resolución, en este caso no se cumplió. “Hemos tratado por todos los medios de que pueda resolverse este caso, esperando pacientemente los tiempos y ya no sabemos a quién acudir”, afirman los desesperados padres. A modo de súplica en una carta que difundieron en las redes sociales reclaman respuestas a la Defensoría de La Paz, a la Defensoría General de Paraná y al Juzgado de Gualeguay. “Hablamos con abogados sin respuestas. Hoy nos encontramos desorientados. Cansados, impotentes porque a nadie le interesa el tema, más que a nosotros, sus padres”, lamentan.
Para Rafael Cosso y Elizabeth Coronel, que llevaban dos años de casados, esta historia comenzó en 2003 cuando recibieron un llamado del Consejo del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf) donde les informaban que había un niño que estaba en condiciones de ser ubicado con una familia. Así fue que se inició el proceso de adopción del chico, que en ese momento tenía cuatro meses y que estaba a cargo de una madre cuidadora en la ciudad de Paraná. A raíz de un problema de salud, esa mujer ya no pudo hacerse cargo del chico, por lo que un juez decidió otorgarle una guarda provisoria a la pareja gualeya.

«Sabíamos desde que nos casamos que no podíamos tener hijos naturales. Siempre tuvimos en cuenta la posibilidad de la adopción. Presentamos carpetas en todos los lugares donde podía haber posibilidades. Incluso en otras provincias como Corrientes y Misiones», afirmó a diario Uno Rafael Cosso, padre del niño que en la actualidad tiene 13 años.

Los padres revelaron que detrás del nene hay una historia de vida dolorosa, con un padre biológico que nunca asumió su rol y una madre con severos problemas de salud mental. En la etapa preliminar, la Justicia ofreció la tutela del chico a un hermano mayor, pero este no habría aceptado asumir esta responsabilidad. “En octubre de 2003 el titular del Juzgado N˚1 de La Paz Ramón Alberto Serrano nos entregó el acta de la guardia provisoria de nuestro hijo”, explicó Cosso sobre el paso que marcó el comienzo de una etapa de trámites que se ha tornado interminable.

Sucede que para lograr la adopción definitiva fue necesario declarar la insanía de la madre, aunque ubicarla y tratar de que acceda voluntariamente a realizar este trámite no fue tan sencillo. “Nos decían que vivía en el monte, alejada de la ciudad, en un lugar inhóspito. Anduvimos buscando varias veces por zonas de montes. Faltaba esa declaración para que él quede en estado de preadoptabilidad. Después de 10 años la encontramos en Alcaraz, en un campo”, recordó el hombre. Tal como lo esperaban la mujer firmó la declaración de insanía, pero el caso no se encaminó de la forma en que se imaginaban. El hombre todavía tiene presente el episodio más significativo de ese día: el encuentro entre madre e hijo, después de una década y un largo tiempo de separación.

“Él tenía su miedo, pero la quería conocer. Tiene un retraso madurativo, al igual que su madre. Salió esta mujer contentísima, saltando como un nene. Firmaron y pensamos que se había encaminado el caso. Nos contactamos con el hijo, que iba a ser el curador. Nos encargamos de llamar, de hacer un seguimiento, pero siempre hubo trabas”, consignó.

Fuente: Análisis Digital