Lamentablemente, estas imágenes son la regla y no la excepción. El nivel educativo de los habitantes es uno de los determinantes de la relación entre la salud y el ambiente; estas fotografías son categóricas  respecto a la importancia que se le otorga al cuidado de la salud y el ambiente en la ciudad de Victoria.

El estado de salud de las personas hace ya muchos años que no se define por la negativa, por la ausencia de la enfermedad, muy por el contrario, se define de forma positiva por el grado de bienestar, por la posibilidad de llevar a cabo las actividades cotidianas. Repasemos algunas: la recreación por supuesto está alterada ya que si la persona quiere sentarse a leer en la plaza tiene que someterse al acoso de los perros; por supuesto está afectado el entorno seguro porque los perros seguramente no están vacunados, pueden provocar lesiones varias y transmitir enfermedades; también se sufre de alteraciones en el sueño porque si bien éstas imágenes son de día, por la noche sucede los mismo y al transitar por la ciudad los perros provocan los ladridos de otros; la movilización perturbada porque para trasladarse de un lado a otro ya sea a pie, en bici o en moto es todo un riesgo; la necesidad de sostener la higiene también sufre consecuencias por la gran posibilidad de encontrarse con los excrementos (no se le ocurra la posibilidad de un picnic por ejemplo!)

A pesar de todas estas evidencias no existe nadie con capacidad de reacción para elaborar un mínimo plan o proyecto que nos permita calidad de vida, muy por el contrario, hay muchas voluntades que están empeñadas en hacer de Victoria una ciudad sucia y ruidosa: los/as dueños/as de perros, el ejecutivo (Intendente, Rey y Luján) y legislativo municipal, los integrantes del poder judicial, las pseudoentidades que se denominan protectoras cuando promueven que el perro esté en situación de calle con riesgo a ser atropellado, enfermo, lastimado, alimentándose de desperdicios o de carne cruda que facilita la hidatidosis (¿alguien dijo hipocresía o doble moral?).

Las fotos fueron tomadas el día miércoles a las 11:00 hs cuando había seis perros en la plaza del 5to cuarte. Estamos en el siglo XXI pero el estado sociosanitario de los habitantes de Victoria está más cerca del siglo XIX.

El impacto en la salud no se restringe a la parte física de una o varias personas por separado que pueden ser mordidas o lesionadas por los perros; el desprecio por la relación entre salud y ambiente provoca una alteración emocional y espiritual al tomar en cuenta que somos rehenes de personas, empleados, funcionarios y legisladores malintencionados y sin ningún tipo de conocimiento de la función que cumplen. Las fotos son por demás elocuentes: demuestran que hoy en Victoria se vive en una sociedad sin reglas en manos de iletrados y donde la gran parte de la población se resigna a vivir en condiciones miserables, en el medio de la mugre gracias a muchas instituciones de la comunidad que no se atreven a cuestionar el orden existente.

Roxana Firpo