Tras la condena histórica de prisión contra la familia Waigel y sus cómplices en la maniobra fraudulenta que estafó y dejó en ruinas a miles de ahorristas de Crespo y otros lugares de la provincia, el fiscal general José Ignacio Candioti y el fiscal adjunto Leandro Ardoy, valoraron la sentencia en una entrevista en el programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral), y detallaron los principales puntos que demostraban las maniobras delictivas y los intentos de los implicados para salir impunes.

–Debe haber sido una de las causas más complejas para ustedes.

–Candioti: Sí, y por varios motivos, uno de ellos es la voluminosidad del expediente, eran muchos cuerpos, mucha documental, y porque nunca habíamos tratado un delito de quiebra fraudulenta, eran muchas cosas contables, los abogados no somos del todo conocedores de la cuestión contable, entonces había que contar con asesoramiento, contamos con asesoramiento de la Procelac que es una unidad de la Procuración General de la Nación dispuesta a tal efecto que nos ayudó bastante. Pero también lo que nos ayudó y nos basó fueron los testigos que declararon en el debate a lo largo de estos tres meses. Empezó el síndico, Valentín Cerini que dio cuenta justamente de las maniobras de vaciamiento de la empresa, de cómo se habían vendido innumerables inmuebles, vehículos de alta gama, cómo se habían escondido bienes, el juez Garzón que investigó la causa en la Justicia provincial había ordenado innumerables allanamientos para el recupero de bienes, cómo se habían creado otras sociedades para atraer bienes de la fallida y pasarlos en detrimento de los acreedores. Pero, además, había declarado Pintos, que era miembro empleado de la empresa, y fue gráfico cuando dijo “las empresas que no las vaciaron, las otras utilizaron testaferros, el directorio hacía lo que quería, yo les aconsejaba que podían librar cheques por 100.000 pesos y ellos libraban por 300.000”, dio cuenta del despilfarro con que se manejaron. Y además dijo algo muy elocuente, “ellos sabían de la quiebra fraudulenta, me vinieron a ver dos de los integrantes del directorio para que yo lo convenza a Artemio de que se haga cargo de todo porque sabían que iban a ir presos y como él tenía más de 70 años de edad iban a evitar la cárcel”. O sea, el conocimiento de que estaban ante una quiebra fraudulenta y que implicaba la prisión como la Justicia resolvió.

–Estamos hablando de una de las empresas más fuertes de Crespo, que estafaron a más de 1.000 personas, una comunidad que se crió yendo todo el tiempo a través de diferentes generaciones a ese lugar.

–Ardoy: Sí, la verdad que sí. Es difícil calcular la cantidad de personas afectadas, porque una posibilidad puede ser la cantidad que se presentaron a verificar los créditos, es decir, quienes eran acreedores de la empresa y pretendían, una vez que se inició el proceso concursal, hacerse de esas acreencias. Pero la empresa muchas veces no documentaba en debida forma cuando iban los ahorristas a depositar ese dinero, entonces en un proceso judicial, cuando se tenían que presentar y decir que la empresa les tenía que devolver tanta cantidad de dinero, tenían un simple papel que les dijeron que no era suficiente. Por lo tanto podemos agregarles a los que efectivamente se presentaron, que fueron más de 1.600, todo lo que no pudieron verificar ese crédito. Y se suman los trabajadores, porque muchos trabajadores fueron a prestar declaración durante el juicio, y les preguntaron si la empresa les quedó debiendo, decían que sí, tres o cuatro meses, algunos un poco más, y después la pregunta consecuencia era si se presentaron a reclamar, pero decían “no, nosotros sabíamos que iba a ser un trámite sumamente engorroso, de resultado incierto, no sabíamos si nos iban a devolver algo así que optamos por no presentarnos”. Y eso además lo estamos pensando en forma individual, pero muchas veces eran ahorros que se canalizaban en forma familiar, por lo tanto el impacto era mucho mayor que las 1.600 personas individualizadas que efectivamente verificaron ese crédito, el impacto fue mayúsculo.

–¿Cuán difícil fue lograr identificar testaferros, acceder a documentación que en estos casos es clave?

–Candioti: La verdad es que no fue fácil, fue una tarea complicada pero nosotros tenemos que decir que no actuamos solos, actuó también Juan Podaini y todo el equipo de la Fiscalía, y también hay que reconocer que previamente al juicio se había hecho una etapa de instrucción que también ayudó mucho, el fiscal Carlos García Escalada había intervenido en esa etapa, Ricardo Álvarez intervino cuando la causa fue a la Cámara Federal. Lo que tratamos de explicar en el alegato es decir que no era solo la acusación del Ministerio Público Fiscal, sino que también habían pasado innumerables operadores judiciales y todos habían visto la causa de una misma manera. El juez federal los había citado a indagatoria, previamente el juez provincial los había citado a indagatoria por quiebra fraudulenta, el juez los procesó, la Cámara confirmó el procesamiento, el fiscal García Escalada había hecho el requerimiento de elevación a juicio, ahora nosotros los tres fiscales estábamos acusando, había una acusación de la parte querellante que es importante decirlo. Cuando empezó el juicio, la doctora Carnero le hizo un homenaje que nosotros se lo agradecimos mucho y nosotros en el alegato resaltamos su tarea porque fue muy valiosa.

–¿Cómo fue el rol de los testigos? Porque estamos hablando de una comunidad chica donde se conocen todos, puede haber existido alguna presión sobre muchos de ellos para que uenten la verdad de los hechos.

–Ardoy: Nosotros no advertimos una situación de esa naturaleza, quizás lo que haya servido en ese sentido es cierta distancia en el tiempo, por el momento en que sucedieron los hechos y cuando tuvieron que prestar declaración en un Tribunal. Pero la realidad es que fueron muy gráficos en diversas cuestiones. Algunos, que eran los que hicieron las pericias contables, lo que permitieron fue traducir un montón de planillas y de números en cosas más asequibles, que pudiéramos comprender. Y además declararon también trabajadores. Esto era un grupo empresario, Waigel SA pero también había un montón de empresas alrededor que muchas veces quisieron presentarlas como que eran cuestiones escindidas, y la realidad es que ellos dijeron “más allá del nombre de la empresa, venían siempre las mismas personas y nos daban las mismas órdenes”. Es decir, “iba Miguel Artemio, o iba Miguel Francisco, o iba Nancy, y eran quienes nos daban las instrucciones”. Entonces eso permitió decir que más allá de si son dos, tres o cuatro sociedades, la realidad es que era todo un mismo grupo familiar el que llevaba a cabo las operaciones. Y eso permite desentrañar cómo verdaderamente funcionaba la empresa, cuán era la realidad de la operatoria diaria.

–Candioti: una prueba muy importante era el tema de los mails. Había mails de los directivos de la empresa Waigel en la cual decían “ya tenemos los testaferros”, “urge cambiar los testaferros de Cementos del Paraná”. Eran seis o siete empresas de lo que consideramos probados que se había hecho la maniobra de crear esas sociedades y traspasarles los bienes, porque se hacía una triangulación que consistía en que los bienes de la empresa fallida pasaban a estas nuevas sociedades, que eran integradas por los integrantes del directorio entonces las ganancias pasaban a sus arcas en detrimento de los acreedores. Cementos del Paraná tenía una facturación de 4 millones de pesos aproximadamente, que tenían que servir para que los acreedores puedan cobrar sus acreencias. Esos mails eran enviados por Nancy Waigel, muy evidente la maniobra defraudatoria.

–¿Han tenido casos parecidos?

–Candioti: De quiebra fraudulenta es el primero. Yo hablaba con el titular de la Procelac en Buenos Aires, y él mismo me decía que es muy inusual en el país. Algo importante en esta causa, es que decimos que estamos pocas veces acostumbrados a trabajar en la Justicia Federal con las víctimas de carne y hueso. Y acá, si bien no había víctimas como sí lo hay en la Trata, sí nos encontrábamos con la gente de Crespo que nos llamaba, nos comentaba, en un momento nos decían “¿realmente los condenarán, porque esta gente tiene mucho poder?”, y nosotros les decíamos “estén tranquilos, nosotros confiamos en que si el Tribunal ve que la prueba de cargo es suficiente los va a condenar”. Nosotros estábamos tranquilos porque la prueba era importante y así se dictó en la sentencia condenatoria. Pero lo que nos deja tranquilos es que toda esa gente de Crespo que nos llamaba y hoy nos lo hicieron conocer varios periodistas, decían que habían tenido una satisfacción por esta sentencia, entonces yo digo, mínimamente nos deja tranquilo que al hacerse justicia toda esta gente haya podido verse recompensada de alguna manera.

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