Uno de las grandes preocupaciones que genera el cambio climático es hasta qué punto degradará la vida sobre nuestro planeta. ¿Generará enfrentamientos en las zonas con acceso limitado a los recursos vitales? ¿Provocará migraciones masivas de poblaciones?
Un nuevo estudio determinó que una de las causas que avivó los conflictos armados en todo el mundo en la última década fue la modificación en los parámetros del clima. Con epicentro en África pero, atentos, también en Latinoamérica.

“Nuestros resultados indican que, con las tendencias actuales del cambio climático, aumentarán las probabilidades de conflictos”, remarcó el español Jesús Crespo Cuaresma, profesor de la Universidad de Economía de Viena, y uno de los autores de la investigación “Clima, conflictos y migración forzada”.

“Hay varios canales diferentes que vinculan el cambio climático con los conflictos. El aumento en la frecuencia de episodios de sequía, por ejemplo, conduce a condiciones económicas negativas y a migraciones internas que pueden exacerbar el potencial de conflictos armados”, afirmó el especialista en diálogo ámbito.com.

Crespo aclaró que “si bien el estudio no es explícito sobre los mecanismos particulares, encontramos que en la última década el cambio climático ha sido una de las causas de enfrentamientos en todo el mundo”.

Según el reporte, las consecuencias golpearon de manera diferente a cada nación. “Los efectos fueron particularmente grandes para los países africanos, en Asia occidental y en Latinoamérica, donde Brasil y Honduras parecen ser particularmente sensibles a las alteraciones de las variables climáticas”, detalló. También México y Colombia aparecen entre los más afectados.

  • Poner un freno

Un informe del Banco Mundial (BM) reseñaba el año pasado que para 2050 unas 17 millones de personas en América latina podrían verse obligadas a iniciar migraciones internas en sus países por la escasez de agua, las alteraciones en la productividad agrícola y la crecida del nivel de los mares. Esa cifra alcanzaría los 150 millones a escala global, si se le suman los 40 millones que se verán afectados en el Sudeste Asiático y otros 86 millones en África subsahariana.

Esta nueva investigación no determina cómo y cuándo ocurrirán las migraciones forzadas, ya que “el modelo no es capaz de predecir el momento real del conflicto”, pero es claro en que “los resultados indican que con las tendencias actuales del cambio climático aumentarán las probabilidades de conflicto y, por lo tanto, la incidencia y la cantidad de los flujos de refugiados en el futuro”.

Para el BM, “el impacto del fenómeno podría atenuarse en gran parte si se toman medidas para frenar el calentamiento global«. En ese caso, solo unos 40 millones de personas se verían forzadas a comenzar el largo adiós de sus tierras.

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Para 2050 podría haber 150 millones de refugiados climáticos.

En el informe de Crespo, la conclusión avanza en la misma dirección: “Lo que se debe hacer en las economías en desarrollo para reducir la probabilidad de conflictos y migraciones forzadas es mejorar las capacidades de adaptación” al fenómeno, explicó.

Y, como siempre, el gran desafío es poner un freno a las emisiones de dióxido de carbono -el principal gas de efecto invernadero- alentando una transición sin precedentes en los modos de generar electricidad, de producir y de transportarnos.

Al ritmo actual, según advirtió hace meses el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), es probable que el calentamiento lleve a un aumento de la temperatura mundial que pondrá en serio riesgo el cumplimiento del objetivo más ambicioso del Acuerdo de París: limitar ese incremento a 1,5°.