Olga Lucía Illera, directora de Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Colombia, pasó por los estudios de InfobaeTV para analizar la situación del narcotráfico enAmérica Latina en general, y en Colombia y Argentina en particular. Hizo principal hincapié en lacorrupción policial como agravante de este flagelo y describió la mutación de las bandas en la región, así como resaltó el trabajo conjunto de los países latinoamericanos.

Sobre la situación de Argentina, Illera opinó que estamos en una «etapa temprana» de irrupción del narcotráfico, pero propuso una forma de combatirlo: «Lo que se puede hacer es aprender de las lecciones de Colombia sobre cómo desarticular y trabajar en forma conjunta con las agencias de inteligencia, con el Ejército para tratar de presionar a los carteles que, en el caso argentino, son mucho más pequeños, más ligados a unas delincuencias pequeñitas».

Asimismo, hizo referencia a cómo afecta a la sociedad y explicó: «Hay que hacer una seguridad más dura. Habría que fortalecer el tejido social para que resista, para que no se vea tentado a recibir al narcotraficante. Entre Brasil y Argentina son los dos países con mayor consumo de cocaína. Hay que hacer un tejido social para que resistan en contra de estas actividades que pueden ser un estimulo para otros comportamientos delictivos».

La especialista manifestó las consecuencias sociales que acarrea el hecho de que Argentina sea el segundo país consumidor de cocaína: «Va a haber un mercado muy fuerte de microtráfico por parte de los países productores. A mayor demanda se va a generar alrededor de ellos la estructura del negocio. Y no solo la venta. Porque esto viene acompañado de ajuste de cuentas y de ‘menudeo’, que es cuando una persona empieza a vender de a poco pero tiene un grandealer en una zona que ejerce control territorial. Genera una actividad delictiva diferente al tráfico pero que puede incluir uso de armas y deteriorar el barrio».

Corrupción

Illera mencionó en su interpretación la influencia de la corrupción policial para favorecer la instalación del flagelo: «Debilita muchas cosas en la institución policial como el nexo con la comunidad, la capacidad de operar, la legitimidad como operador estatal. Genera un clima más propicio para que florezcan estos negocios y se arraiguen en las comunidades».

«Estos tráficos mueven mucho dinero que siempre va a ser atractivo para alguien, sobre todo en América Latina. El ejercicio de la seguridad no es bien pagado en el ámbito público. Es poco atractivo para los jóvenes y no llegan los mejores ciudadanos, sino quienes buscan una posibilidad laboral. Que te ofrezcan ganarte en una hora lo que ganas en un año, te pone a pensar. Y si sabes que va a estar ligado a la posibilidad de que nadie se entere, pues tú lo vas a hacer», argumentó.

En sintonía con estos conceptos, consideró que la ‘tolerancia cero’ no serviría aplicarla para el narcotráfico «porque es un delito más duro», sino que estaría más ligada a «los desórdenes y comportamientos incivilizados, como el vandalismo, que se clasifican de antisociales».

Cooperación regional

«Uno de los grandes logros de las dos últimas décadas es el creciente interés de la región en dar solución a los problemas de una forma interconectada. Esa realidad de que el crimen no tiene fronteras hace que haya más cooperación y que se hayan firmado muchos acuerdos», aseveró Illera.

Uno de los pilares que resaltó fue el intercambio de información entre países: «Desde finales de los 90 se ha evolucionado mucho en la región en compartir información de inteligencia porque todos están de acuerdo en que, independientemente del rol que ocupe el país en la cadena, es una preocupación general».

Desplazo de las bandas productoras

Illera reconoce que “siempre habrá estímulos para el narcotráfico” porque “es una actividad económica transnacional” y, como consecuencia, “es muy difícil pensar en que sean eliminados al 100% porque siempre el criminal tratará de mejorar su estrategia”.

A raíz de esto, describe cómo las bandas productoras se trasladan de un país a otro reforzando sus operaciones: “En Colombia llevamos 20 años de un proceso de combate a la producción, pero esto genera nuevas rutas para evitar la intersección y (los productores) desplazan sus cultivos hacia zonas diferentes. Colombia ha logrado reducir las hectáreas cultivadas pero ha crecido en nuestros países vecinos».

“Que yo sepa, Argentina no es un país productor. Se han vuelto a involucrar Perú y Bolivia, que antes en los 70 eran los países donde se plantaba la coca, pero se desplazaron a Colombia por el control de Estados Unidos. Hoy disminuye Colombia las hectáreas producidas, pero se reactivan Bolivia y Perú y se agrega Venezuela”.