En general se asocia a la anemia con el agotamiento y el cansancio. Y es por eso que al estar asociada a sensaciones de la vida cotidiana muchas veces avanza silenciosa. Y atención que tampoco son los únicos indicadores válidos, sobre todo en los niños, para sospechar que se la padece.  

La anemia en su definición más genérica es una condición física relacionada a la sangre que ocurre cuando existe una falta de glóbulos rojos sanos o hemoglobina. Como la médula ósea requiere cierta cantidad de hierro para producir hemoglobina,  allí aparece su  función central:  ser la encargada de  “anclar” el oxígeno.

Por lo tanto un déficit de hemoglobina hace que las células no reciban la cantidad de oxígeno que necesitan para desarrollarse.

La anemia es la condición de la sangre más común en los Estados Unidos, y aunque hay varias causas que la provocan, la que aparece como denominador común es la falta de hierro en el cuerpo.

La doctora Andrea Rossi, médica hematóloga de la Fundación Favaloro explica a Infobae: «La anemia debida a una falta de hierro puede tener varias causas, incluso una dieta pobre en hierro puede tener varias causas; incluso una dieta pobre en hierro, la pérdida menstrual cada mes de las muejres en edad fértil o problemas digestivos como la enfermedad de Crohn´s».

También existen cuestiones que influyen en el diagnóstico  como si el paciente dona sangre con  frecuencia o si practica un entrenamiento de alta resistencia. La ausencia de una sola causa, junto al hecho de que los síntomas de la anemia son tan parecidos a las condiciones cotidianas, hace que la anemia suele ser difícil identificar.

“Es difícil solo por el interrogatorio o la ‘sensación del paciente’ diferenciar entre ‘cansancio’ por mucha actividad física- laboral- y la astenia por la anemia”, refuerza Rossi.

“Muchas veces el paciente refiere ‘falta de aire’ o ‘mayor sueño’ que lo habitual o que ya no puede subir escaleras sin cansarse. En el examen físico uno observa palidez en piel y mucosas, esto más el interrogatorio orienta al médico clínico a pensar en anemia. Es decir, si aparecen estos síntomas, sería importante consultar al médico”.

En los niños

Según la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) los niños también padecen de la anemia ferropénica (la más común por deficiencia de hierro)  y de hecho son más vulnerables a la enfermedad junto a los adolescentes y las mujeres embarazadas.

Es posible que esta condición perjudique el desarrollo normal de un niño, insiste la SAP. Entre otros puede afectar la actividad cerebral, la capacidad cognitiva y el desarrollo motor. Este daño persistirá  después de haber corregido la anemia. Y habrá que evaluar si el grado del daño es irreversible o no.

“Los síntomas siempre dependen -en adultos y niños- si la anemia se instala en forma brusca o paulatina”, aseveró la médica Rossi. “En este último caso a veces el paciente se adapta y casi no refiere síntomas. Como la causa más frecuente de anemia en los niños es la alimentación, en general no se los estudia exhaustivamente, pero por supuesto depende del grado de anemia en cuestión”.

La Sociedad Argentina de Pediatría recomienda un análisis de sangre para la detección. Además, si la anemia ya se ha instalado, hay que realizar un hemograma con frecuencia y también la medición de los depósitos de hierro durante los periodos de gran crecimiento en los niños, como el primer año de vida y la adolescencia.

Una mejor dieta

La doctora Rossi confirma que el tratamiento para la anemia depende de la causa. Con la anemia ferropénica a pesar de que existen múltiples causas, el aporte de hierro se puede hacer en forma de medicación. Se vende pastillas de hierro como suplementos en muchas farmacias. Para los niños, se puede elegir usar gotas o jarabe, pero siempre es el médico quien debe indicarlos en caso de ser necesario.

Comer ciertas comidas también puede combatir la falta de hierro y añadir este nutriente a la dieta diaria. “La dieta es my importante y en general, una dieta balanceada aporta la cantidad de hierro y vitaminas necesarias para no tener anemia por esta causa”, asegura Rossi. “No necesariamente las dietas vegetarianas ‘traen anemia’, depende mucho del paciente”.

Según el portal de medicina especializada WebMD, dentro del grupo de los alimentos aliados que permiten preparar comidas ricas en hierro figuran: la carne roja; las yemas de huevo; las verduras oscuras de hoja como la espinaca; la fruta seca, como las pasas; los cereales que son enriquecidos con hierro; los moluscos; los menudos de pollo; los porotos, las lentejas, los garbanzos o las sojas; el hígado; y las alcauciles.