En Victoria en menos de 24 horas una sola empresa funeraria realizó cuatro operativos de cremación. Una práctica que avanza por una  decisión previa tomada por el extinto  fallecido o por elección de los deudos. Un servicio de cremación posterior a un velatorio ronda los 15 mil pesos de costo.

 

“Son distintas las razones por lo que se resuelve la cremación, pero este último tiempo aparece como una determinación muy  firme y mucho más frecuente en varias familias victorienses”, relata el J.S. responsable de una de las tres empresas fúnebres que trabajan en Victoria.

“Nosotros no preguntamos por qué lo hacen, nos remitimos a ofrecer los servicios con lo que contamos”, coinciden los consultados. Aunque no define la elección, ni la edad ni por economía, conjeturan.

“Conozco familias muy acomodadas que reducen a cenizas a sus muertos y luego los depositan en una especie de urnario que tienen en su vivienda, y hay casos en que piden el ataúd al servicio municipal y también deciden una cremación”, explican.

Aunque la cremación sigue siendo un tema muy controversial, especialmente entre la comunidad cristiana, estas prácticas han crecido notablemente en la comunidad de Victoria.  Es que, por el relevamiento realizado,  no sólo son cremados los restos de personas que recientemente fallecen, sino que hay muchos casos de exhumación de cadáveres para llevar al crematorio.

“A veces falleció uno de los padres y aprovechan y llevan también al  otro que había fallecido hace algunos años atrás”, se nos explicó. La exhumación de un cadáver en el cementerio comunal no es tema de todos los días, pero es un trámite frecuente, detalla María, empleada municipal. El familiar deberá abonar $ 295  y el sellado para sacar el difunto hasta la puerta del cementerio. Desde allí será la empresa la que se encarga del traslado y posterior incineración.

Para la trabajadora municipal, la economía aparece como una de las razones. Mantener un nicho ubicado en las filas 2, 3, o 4 demanda a la familia en los primeros 20 años 177 pesos anuales, a lo que se le debe agregar una cuota por año de 123,90 pesos para mantenimiento y limpieza. Si el cadáver lleva más de 20 años depositado en el cementerio, se deberá abonar el doble de esa cifra en el mismo lugar. Las primeras y últimas filas suelen ser un 80 por ciento más barato. Lo que en muchos casos sucede es que una sola persona tiene más de un familiar a cargo.

“Pasados los dos o tres años que no abonan, se comienza a solicitar a los familiares que se acerquen a las oficinas a regularizar la situación”, dice María. En ese aspecto,  reconoció que en general el ciudadano responde y abona lo adeudado. “En esta ciudad la gente quiere y cuida de sus muertos”, concluyó.

Trámites

Las empresas fúnebres locales que ofrecen el servicio de cremación, lo hacen en Paraná o Rosario. “Nosotros trabajamos con el crematorio de Paraná, a menos que no haya turnos buscamos la solución en Rosario”, relató J.S.  En general, es una tarea que se le delega a la empresa. “Rara vez algún familiar acompaña  los restos de los deudos, en eso hay mucha confianza y la gente prefiere recibir luego las cenizas del difunto”.

Demanda

En el término de 24 horas una sola de las funerarias realizó cuatro viajes a la ciudad de Paraná para la incineración de cuerpos. “No creo que Victoria demande tanto este servicio como para realizar una inversión muy importante como requiere un crematario”, explicó uno de los consultados. En tanto, el otro hombre coincide en lo costoso del sistema, aunque analiza que se podría hacer pero pensando en la región, incluyendo ciudades como Gualeguay y Nogoyá.

Testimonios

“He tenido clientes que entre la familia juntan el dinero que estaba destinado a las flores y solicitan ayuda de la comuna con el ataúd para hacer una cremación. Realizar esa gestión sale alrededor de 5 mil pesos.  Es lo más económico que se puede hacer, sin servicio de velatorios”, explicó P. A., otros de los empresarios consultados. El hombre aclaró que para realizar el trámite es necesario la autorización de los familiares directos, si son varios hijos y uno se niega no se puede realizar el procedimiento. “Hay gente adulta que viene y consulta como debe hacer para tramitar su propia cremación”. De todos modos, si no hay una voluntad expresa en papel, son los familiares los que finalmente toma la determinación.

Destino final

En cuanto al destino, que se les da a las cenizas del extinto, se sabe que en algunos casos son esparcidas por un lugar especial para el muerto, o resguardado en el hogar en algún determinado espacio de la casa.

En el cementerio de Victoria existen espacios denominados urnarios, para colocar allí las cenizas tras una cremación o para las reducciones cadavéricas. Estos urnarios tienen un costo anual de $ 47,20, más el sellado municipal. Aunque, se aclara que para reducir un cadáver y poder colocarlo en esos pequeños espacios, se debe esperar 30 años si está en nicho y cinco si está en tierra. Es decir que en este caso el método sirve para desocupar terrenos y nichos.

Lugares y precios

Actualmente la Municipalidad no posee lotes para la construcción de nuevos panteones familiares.

La venta de panteones lo realizan los particulares entre sí.

Un panteón con ocho lugares, se vendió recientemente a 50 mil pesos.

Tasa municipal para un panteón familiar por año: $687,50

Nicho por año, en filas 2,3 y 4, los primeros 20 años: $177+ 123,40 (Mantenimiento). Después de 20 años: $ 354+123,40.

En filas uno y cinco: 100,30+ 123,90

 

Posición de las iglesias cristianas

La cremación es la destrucción violenta del cadáver humano por medio del fuego o de un gran calor, en el horno crematorio. Muchos pueblos paganos de la antigüedad recurrían a la cremación. Por el contrario, el pueblo judío y después los cristianos, siempre rechazaron la cremación como indigna y no conveniente a la reverencia debida al cuerpo humano, templo de la  Santísima Trinidad.

En la actualidad, la mayoría de las iglesias reformadas (evangélicas) no encuentran palabra en la Biblia (única fuente de consulta para la mayoría de éstas) que objete la cremación. Cuando Jesús le dijo al joven “deja que los muertos entierren a sus muertos y sígueme”, parece haberle restado todo valor al cuerpo despojado del alma.

Por su lado, para la Iglesia Católica la cremación no es buena ni mala, pudiendo incluso ser utilizada como una necesidad en caso de peste, de catástrofes, en las cuales la corrupción lenta de un gran número de cadáveres puede ser peligrosa para la salud (exhalaciones pestilentes, contagios, etc.).

Hasta 1963 la iglesia de Roma condenó la cremación, por aquella antiquísima tradición que remonta a los propios orígenes de la humanidad y que radica en los justos sentimientos de reverencia hacia el cuerpo humano, santificado por la intimidad con el alma elevada por la gracia, que lo convierte en templo vivo del Espíritu Santo.

La actual ley de la Iglesia, a partir del Concilio Vaticano II, al tratar de las exequias eclesiásticas dice lo siguiente:

“La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana”(Código de Derecho Canónico, canon 1176 §3).

 

Fuente: Paralelo32.com.ar