Una investigación determinó que el problema está en cómo los menores usan la tele, el celular y los videojuegos. El estudio fue realizado en una escuela primaria pública en un suburbio de Ginebra, Suiza.
Que los chicos hagan múltiples tareas con diferentes dispositivos es perjudicial para la salud mental. (Foto: Adobe Stock).
Que los chicos hagan múltiples tareas con diferentes dispositivos es perjudicial para la salud mental. (Foto: Adobe Stock).

En los últimos años, el uso de medios electrónicos aumentó tanto para niños como para adultos. Todostienen acceso a televisores, computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes y videojuegos. Los estudios previos para determinar qué tipo de impacto está teniendo el uso de la tecnología tanto en adultos como en chicos encuentra resultados variados.

En este nuevo esfuerzo, los investigadores intentaron adoptar un enfoque directo para aprender más sobre el tema: hicieron arreglos con funcionarios de una escuela primaria para interactuar con los niños y aquellos que los conocen bien.

Con ese fin, realizaron encuestas a padres, maestros y estudiantes que hicieron varias preguntas sobre el uso de los medios electrónicos y cómo afectó a los niños que los usaron.

El equipo de investigadores de las universidades de Luxemburgo y de Ginebra encontró, por esta vía, evidencia que sugiere que no es cuánto tiempo pasan los chicos con los dispositivos electrónicos, sino cómo lo hacen, lo que puede causar problemas.

La relación de los niños con la tecnología

Para saber qué tipo de relación hay entre los niños y la tecnología, el estudio se centró principalmente en alumnos de 8 a 12 años. Ciento dieciocho de ellos, tanto niños como niñas, completaron cuestionarios que les dieron los investigadores.

Las preguntas fueron diseñadas para aprender más sobre el uso de los medios y también detalles como las dificultades de atención, la calidad y cantidad del sueño, las calificaciones, los niveles de motivación, las creencias y la salud mental en general.

Las preguntas dadas a los maestros y padres se centraron en aprender sobre sus nociones percibidas del uso de los medios de comunicación por parte de los niños.

Después de analizar sus datos, los investigadores encontraron poca evidencia de que el uso de los dispositivos contribuyera a los problemas de salud mental en los niños en general; fue solo cuando intentaron usar varios dispositivos a la vez que surgieron problemas.

El mal uso de los dispositivos afecta a los más chicos. (Foto: Pixabay)
El mal uso de los dispositivos afecta a los más chicos. (Foto: Pixabay)

Descubrieron que ver televisión, por ejemplo, mientras envían mensajes de texto a amigos en su teléfono provoca más estrés y, a veces, problemas de comportamiento o emocionales.

También encontraron que la cantidad de tiempo que los niños pasaban usando los aparatos electrónicos aumentaba a medida que cumplían años: en los 8 años, el uso llegó a aproximadamente cuatro horas y media al día. En los de 12, ese número creció a más de ocho.

Los investigadores también hallaron, como era de esperar, que los niños pasaban más tiempo jugando videojuegos que las niñas.

Los niños en un mundo digital

“La tecnología ha modificado los momentos de ocio de los niños y adolescentes. La falta de límites claros promueve factores perjudiciales para la salud como son una composición corporal pobre, un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y una disminución de la autoestima”, opina Federico Toledo, responsable de la Licenciatura en Psicología de la UADE. Y es que el tiempo frente a las pantallas va dinamitando la salud mental.

El uso de más de un dispositivo electrónico a la vez causa problemas emocionales en los chicos

El experto sugiere que los padres y los educadores juegan un rol protagónico en la educación y el desarrollo de los niños. En este sentido, construir un buen ejemplo se presenta como un punto de partida clave: “empecemos por analizarnos a nosotros mismos, para que luego nuestros hijos adopten aquellas costumbres que en el largo plazo los beneficiarán”, aconseja.

“Los dispositivos no reemplazan, ni sustituyen el abrazo, el encuentro entre amigos, la charla personal. Al parecer, estos objetos aíslan del entorno, crean un vínculo cerrado, tanto a padres, como a hijos, en donde podemos estar en presencia de otros, y sin embargo, no compartir una mesa, ni la posibilidad de un diálogo, puesto que el poder hipnótico de estos objetos nos envuelve, nos atrapa, y nos deja mudos”, concluye Javier Ruiz (M.N.15.344), psicoanalista centrado en la clínica de familia y miembro del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires Distrito XV.